domingo, 15 de febrero de 2009

¿Por qué los recién doctorados en ciencias no tienen plazas?

El gobierno federal mexicano dilapida recursos del erario y desatiende a la ciencia

El 15 de enero asistimos al municipio de La Colorada, distante a 50 kilómetros hacia el oriente de la Ciudad de Hermosillo, Sonora, México. A las 2 de la tarde de ese día domingo estuvo presente el Licenciado Andrés Manuel López Obrador, quien desde el kiosco de la pequeña plaza de ese municipio se dirigió a la población reunida durante varios minutos.

Presentó datos sobre los gastos del gobierno y sobre la necesidad de reforzar a los municipios alejados de las grandes ciudades, a fin de evitar la migración de pobladores que van a engrosar los cinturones de miseria.

Recogí uno de los datos presentados allí por López Obrador y los utilicé para discutir en este blog un tema que me viene preocupando desde hace años: ¿por qué no hay plazas para trabajadores académicos recién doctorados?

El tiempo y las vicisitudes para llegar a ser doctor en ciencias

Como información para el público diré que a los jóvenes recién doctorados se les somete a una etapa de varios años de incertidumbre en la que no sabe si el año próximo tendrá trabajo, ni dónde. Desconoce en qué lugar del mundo encontrará alguna vez un puesto de trabajo seguro que le garantice una forma honesta de vivir haciendo el trabajo para el cual se preparó durante años.

Se enfrenta esta incertidumbre después de estudiar primaria (6 años), secundaria (3 años), preparatoria (3 años) y profesional (al menos 4 años), sumando un total de 16 años dedicados al estudio que le permiten alcanzar una licenciatura. Después tiene que recorrer un camino extra de al menos 2 años más (con frecuencia 3) para alcanzar el grado de maestría en ciencias, y después, otros 3 o 4 años para alcanzar el grado de doctorado. Sumando al menos 5 años más de estudios.

Durante esos 21 años el futuro es incierto y sin seguridad, pues todo depende de sus resultados cada semestre, especialmente cuando estudia una maestría o un doctorado, en cuyo caso suelen pesar reglas extremadamente duras que pueden terminar en el retiro de su inscripción por razones de promedios y calificaciones.

El candidato a doctor logra ese nombre transitorio, que no es reconocido como grado, luego de pasar una serie de exámenes predoctorales a los cuales me referiré en otra ocasión para criticar lo absurdo de su existencia.

Cuando el candidato hace el trabajo de tesis que lo llevará a ser doctor, juega contra corriente, en el riesgo de que otro grupo que trabaja sobre el mismo tema logré la primicia, lo cual llevará a que su aportación ya no sea la primera en salir al público especializado que lee las revistas científicas. El doctorado siempre está asociado a la primicia.

Quienes alcanzan el grado de doctor en ciencias han invertido cuando menos 21 años de sus vidas en ese esfuerzo, tienen 26 años o más, pero no tienen trabajo. En el mejor de los casos, el estado mexicano, como los de otras partes del mundo, les ofrece una plaza de un año en algún lugar al cual tendrá que moverse. Después de ese año no hay una garantía de plaza alguna. La frase permanente, desde hace varias décadas, es que no hay plazas.

¿Por qué no hay plazas para dedicarse a la ciencia?

No hay plazas para dedicarse a la ciencia porque a los gobiernos no les interesa ésta. Los políticos son incapaces de comprender que las investigaciones de ahora son las soluciones de mañana para un pueblo. Lo demostraremos con datos contundentes enseguida.

Los datos de Andrés Manuel López Obrador son que 6 mil millones de pesos anuales están siendo dedicados a contratar atención médica privada para altos funcionarios del gobierno federal, incluyendo diputados y senadores.

Datos publicados en el diario La Jornada, establecieron en enero de 2009 que de los 15 mil millones de pesos del presupuesto del CONACYT durante el año 2009, habrá 2 mil 500 millones de pesos que no irán a los centros de investigación ni a las universidades, sino que serán otorgados a la industria "para que promuevan la investigación".



Este despilfarro indica que el gobierno no solo no sabe qué hacer en materia científica, sino que está sumamente deseoso de subsidiar a las empresas por diversos medios que eviten la palabra subsidio.

Supongamos que en lugar de pagar atención médica privada para los altos funcionarios del gobierno federal, se decide apoyar a la ciencia con los 6 mil millones de pesos mencionados. Alcanza para contratar por un año a 9 mil 708 doctores en ciencias nuevos, pagándoles 30 mil pesos de sueldo con aguinaldo de 50 días, prima vacacional de 15 días y un apoyo federal de 15 mil pesos con sistemas similares al sistema nacional de investigadores existente en México y que alcanza para menos de 25 mil investigadores. (Este último dato será precisado después en otra contribución a este espacio).

Otro dato más, supongamos que en lugar de darle a las empresas parte del dinero oficialmente aprobado para el CONACYT, se dedica a contratar durante ese año a nuevos doctores en ciencias, ¿para cuántos alcanza? Las cuentas nos dicen que se podría contratar a 4 mil 45 doctores en ciencias nuevos.

Mi conclusión es que no se contrata de inmediato a los recién doctorados porque el gobierno no quiere. Sus intereses son otros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este tipo de cosas es muy deprimente para las personas que queremos una vida dedicada a la ciencia. Lo peor del asunto es que aunque sabemos que no hay un futuro alentador seguimos dedicando toda nuestra existencia a ella. Digo toda nuestra existencia porque las becas que recibimos (a pesar de que es cuatro veces mas del salario mínimo, en el caso de maestría) dedicamos cuatro veces mas horas que las ocho que exige un trabajo común y corriente. Horas interminables de estudio, dias completos en el laboratorio (en mi caso, soy biologa), vista cansada, gastritis y colitis nerviosa, etc. Todo esto para que al final no seamos dignos de establecernos en un buen trabajo, para llevar una vida comoda y ofrecerle a nuestros hijos una buena educación... Todos mis estudios giran alrededor de alcanzar mi meta de ser investigadora en alguna universidad o centro de investigaciones en México ya que me gustaría quedarme a ayudar a mi país el cual veo cada dia mas en la ruina... Pero es sumamente deprimente que todas esas personas que estan en el puesto que yo tanto anoro, me recomiendan irme del país precisamente porque aqui no hay trabajo. No puede ser posible que personas que no tienen la mas remota formación científica reciban el apoyo que nosotros tanto necesitamos para sacar adelante al país.
Me parece absurdo como es que los altos burócratas reciben un sueldo mensual de 340,000 pesos, siendo que esa misma cantidad yo estaría encantada de recibirla anualmente con tal de poder realizar investigación y tener un trabajo bien establecido.

miguel dijo...

Definitivamente es muy dramática la situación de nuestros Másters y Doctorados que, con mucho sacrificio llegan a adquirir su formación, para que después se encuentren ante este crudo panorama, donde nuestros gobiernos e instituciones no los sepan valorar y por ende optimizar sus conocimientos, que en mucho coadyuvarían al desarrollo y crecimiento de nuestro México.

He de manifestarle que pude accesar a su blog, una vez que leí el artículo "Astillero" de la Jornada del 030409, motivo por el cual me permito invitarlo a que accese a la página de internet: http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/mx/mebb-educa.htm en donde se publica un documento de su servidor con el título: "Efectos de la Globalización en la Educación Superior en México", a través de la Universidad de Málaga, España, con la finalidad de contribuir en su blog, toda vez que se abordan, como bien lo indica, "asuntos universitarios, en particular de la Universidad de Sonora". En espera de sus comentarios, observaciones y para cultivar la comunicación con ustedes, si me lo permite, me es grato enviarles un cordial saludo. Mi correo electrónico: berumenbarbosa2000@yahoo.com.mx.