ONCE
En las propuestas de Art. 25-27 se busca materializar la renuncia a que la Universidad de Sonora defina qué entiende ésta por sus profesores de primer nivel. Se supone que eso son los de la categoría de titular. En lugar de plantear ideas originales, que manifiesten el carácter autónomo de la Universidad, hacen circular el concepto del investigador científico, pero tal como se entiende en las ciencias: física, matemáticas, química, etc. Se excluye al derecho y a otras disciplinas existentes en esta institución.
Como advertí antes, se recrudece el propósito de frenar el ritmo de promoción del personal académico. Obviamente por razones presupuestales.
Mantienen la idea de un universitario unidimensional con la repetitiva frase “disciplina congruente con las áreas de trabajo desarrolladas en el departamento de adscripción.”, que aparece en cada artículo. Es la máxima: zapatero a tus zapatos en un momento en que los especialistas del área social se han interesado en las teorías del caos, en las aplicaciones de la estadística, y viceversa, en la necesidad de que las llamadas ciencias duras se apoyen en la filosofía.
La necesidad de que el universitario piense en para qué es su investigación, a quién beneficia su trabajo, etc., está fuera de las consideraciones curriculares del personal académico.
También están fuera de consideración los buenos profesores. Nunca serán reconocidos si no publican artículos “en revistas de arbitraje riguroso”.
Se han reducio a tomar del CONACYT y del SNI las siguientes ideas:
(1)Artículos publicados en revistas nacionales o internacionales de arbitraje riguroso. (2) Libro o capítulos de libro, publicados en editorial de reconocido prestigio, etc. (3) Haber dirigido al menos un proyecto de investigación aprobado por organismos nacionales o internacionales. (4) Haber realizado trabajos de alto impacto en el medio académico o profesional, demostrable mediante 10 citas en publicaciones de nivel nacional o internacional.
Como puede verse, los buenos escritores, los artistas, los especialistas en deportes y todo el que se encuentre al margen de las ciencias que si trabajan con esta clase de parámetros, están fuera de las consideraciones.
La burocracia que redactó el PEPA desconoce a quienes se interesan en los problemas regionales. No sabe que está poniendo el sueldo del personal académico de la Universidad, en manos de los consejos editoriales de ciertas revistas extranjeras que responden a los intereses de quienes financian los proyectos de investigación que dictan la moda. Posteriormente demostraré que se trata de los corporativos técnico militares.
Para citar un ejemplo: el estudio de los problemas en vías respiratorias de las áreas sin pavimento de Hermosillo, caen fuera de toda publicación en la clase de revistas que se consideran en el PEPA. Lo mismo sucede co el efecto del tipo de agua potable a nuestro alcance, los pesticidas en el valle del Yaqui, etc.
La burocracia redactora toma acríticamente los dictados del SNI y del CONACYT. Para valorar sus alcances y efectos negativos, recomiendo el artículo de Luis de la Peña, que inserté hace varios días en este blog. También el Libro de Jeff Schmidt “Disciplined Minds”, Rowman Publishers. Si alguien tiene interés en conocer este libro, puede comunicarse conmigo.
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