Desde la presidencia de la República se ha tomado una decisión correcta: vacunar a los profesores con una vacuna de una sola dosis y hacerlo lo más pronto posible.
Se ha seleccionado una vacuna de altísima calidad, pero muy vilipendiada por los intereses geopolíticos y de estrategia de mercado. Es la vacuna CanSino, que tiene la ventaja de alcanzar, en una sola dosis, eficacia igual o mayor a la de otras que requieren de dos dosis.
En realidad, dos eficacias no se pueden comparar. Pronto escribiré sobre eso para demostrar por qué es un error hacerlo. Ahora me interesa otra cosa.
¿Cómo definir ese universo de docentes
que serán vacunados? Constituye un problema porque se ha presentado algo similar al outsourcing en instituciones públicas y privadas de México.
¿Con cuál papel van a demostrar que son profesores?
¿Quién les va a extender la credencial que los identifique?
Conozco una cantidad importante de profesores con una
preparación muy alta: desde licenciaturas en ciencias, maestrías y hasta
doctorados, que sobreviven como pueden soportando sueldos miserables y malos
tratos.
Son violaciones a derechos laborales mínimos, pues los
profesores se registran en el SAT como personas físicas que ofertan un
servicio.
- · Hay instituciones públicas que mantienen, impunemente, grandes cantidades de aviadores que cobran pero no trabajan. Y como alguien tiene que “dar las clases” contratan a profesores por honorarios, por un semestre, con un “nombramiento” que ni siquiera especifica a qué se dedican.
- · Algunas de esas instituciones públicas despiden profesores con base en la “evaluación” de los alumnos. Conscientes de eso, estos asignan números muy bajos a los docentes más estrictos, a fin de que abandonen la “institución”.
- Las escuelas privadas hacen exactamente lo mismo que he escrito en los dos puntos anteriores, pero agregan su propia salsa y condimento. El maestro tiene que soportar a los hijos de ALGUIEN, donde se pueden encontrar a la descendencia de un mafioso o de un sujeto inmensamente rico con una oveja negra que no encuentra dónde guardar en horas y días hábiles.
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