jueves, 8 de mayo de 2025

El Concurso de Física y Matemáticas de este año 2025 es dedicado al profesor José Ángel Cárdenas Madrid

 

Palabras leídas por mi a propósito del reconocimiento a nuestro amigo Ángel Cárdenas.

Terminada la inauguración, y una vez que los funcionarios ya se habían ido, me dieron la voz para decir algunos temas interesantes sobre el trabajo y la personalidad de un profesor admirado y querido por sus alumnos como nunca he visto.

Acerca del profesor Ángel Cárdenas

(7 de mayo de 2025)

Es un honor para mi esta oportunidad de comentar sobre la personalidad y el trabajo del profesor Ángel Cárdenas y felicito al comité organizador por dedicar este concurso en homenaje a su persona.



Ángel nació el 10 de abril de 1958 en la ciudad de Hermosillo. Y falleció en el Hospital Chávez el 15 de octubre de 2011.

Casado con la Dra. Rosa Delia Muñoz Sandoval, formaron una familia orientada a la educación científica y técnica. Veamos qué estudios cursaron sus hijos: Raúl Cárdenas es ingeniero civil, Iván y Nisvan Cárdenas estudiaron licenciatura y maestría en física y tienen estudios de doctorado en esa ciencia. Vitali es químico biólogo, cursó la maestría en física y tiene estudios de doctorado en esa ciencia.

Datos relevantes que indican sus valores familiares y su actitud de ponerla por encima de si mismo, al no privilegiar su desarrollo personal y dedicar su esfuerzo para atenderlos.

Encontré a Ángel como estudiante de la generación 1975-1978 del recién creado Colegio de Bachilleres, fundado meses antes de que la Universidad de Sonora suspendiera inscripciones en su bachillerato para cederles el espacio educativo de ese nivel.

A sugerencia de Sergio Gutiérrez y Rodrigo Rosas, Ángel fue invitado a un grupo de estudiantes en el que se estudiaba física los sábados por la mañana. Para probar la dedicación con la que tomaría nuestros esfuerzos, le pedí una exposición sobre cinemática. No recuerdo cuál era el tema, pero tengo en la mente la figura de un joven desinteresado en su vestimenta, muy cuidadoso al plantear correctamente su desarrollo en el pizarrón, pero con un lenguaje que causaba gracia al referirse a la velocidad como “la v morrita”.

La confianza creció hasta que una sección de aquel grupo nos reuníamos a estudiar filosofía e historia de la ciencia. Aspectos que después siguió desarrollando personalmente hasta alcanzar una sabiduría enorme, que nunca estuvo validada por los títulos.

Aquella generación resultó muy crítica e inquieta frente a los valores sociales. Característica que se manifestó cuando egresaron y se encontraron a una Universidad de Sonora que pretendía aplicar exámenes de admisión y cobro de cuotas. Como era de esperarse protestaron, pero las autoridades lo abordaron por la vía de infiltrar al naciente movimiento con las personas adecuadas para radicalizar sus posturas y reprimirlos. En el desenlace de aquel desencuentro se eliminó el propósito de las autoridades, pero impidieron el ingreso a varios de estos jóvenes bachilleres, enviándolos a errar por el mundo buscando un lugar donde los admitieran para estudiar física. De esa manera encontramos a Ángel en Puebla un año después, estudiando esta ciencia para regresar a la ciudad de Hermosillo en el año 1988.

Inició como profesor del Colegio de Bachilleres en el año de 1995, donde contribuyó a formar un club de física que dio lugar a un ambiente cultural donde la ciencia y la educación eran profundamente valoradas como parte del progreso social y cultural.

Su personalidad como profesor fue tan especial que aún ahora la mayoría de los estudiantes que contactaron con él lo recuerdan con admiración y con cariño. Entrevistada para escribir estas palabras, una de estas personas me proporcionó comentarios que ahora sintetizo:

Generaba confianza contando chistes y escuchando música de Real de Catorce, Joaquín Sabina y Black Sabbath. Al platicar sobre ciencia hacía que uno quisiera saber más y tenía la habilidad de hacerla muy entretenida usando ejemplos excepcionales. Trabajaba con ejercicios que siempre eran divertidos, entendibles y alimentaban la curiosidad sobre el tema. Generaba nuestra confianza cuando apreciábamos cómo buscaba la manera de explicarse hasta que se hacía entender. Evitaba intimidar al alumno y ante las dificultades se ponía de nuestro lado. Defendía el derecho del estudiante y conservaba un semblante relajado y jovial, lo que trasmitía mucha confianza. Muchas personas logramos desenvolvernos de mejor forma y superar nuestras inhibiciones. Fuimos muchos quienes de pronto tuvimos un boom en el desempeño académico cuando nos empezó a dar clases y que, cuando teníamos problemas para comprender algunas cosas, nos hacía saber que no teníamos que adaptarnos a él, pues era él quien debía adaptarse a nosotros para poder transmitir lo que quería que aprendiéramos. Nos hizo relajarnos hasta dejar el modo de supervivencia y así nuestra mente pudo despejarse para dar paso a la comprensión.



El impacto que Ángel causó con esa manera de trabajar se extiende muy lejos en el tiempo. Ahora dos personas que estuvieron cerca de ese ambiente son doctores en ciencias y trabajan para el Departamento de Física, y dos personas más van a obtener su doctorado en una universidad del vecino país en el próximo verano.

Conviene a todos nosotros tener presente que en la educación ocurre como en la historia que nos cuentan cuando dicen que el faraón Keops construyó una gran pirámide en Egipto, cuando en realidad jamás acarreó ni una piedra. Siempre que veamos una foto de alguien que logra su licenciatura, su maestría o su doctorado, debemos recordar que allí no están muchas de las personas que influyeron sobre su desarrollo académico.



Ángel tuvo siempre un profundo interés social y se apreciaba en sus gustos musicales, como fue el caso de la banda inglesa Jethro Tull, destacada por su aguda crítica social, expresada mediante un tipo de rock que clasifican como rock progresivo y folk. En sus letras abordaban temas como la hipocresía religiosa, la desigualdad social y el conformismo, recurriendo a personajes marginales como Aqualung, un hombre viejo y decadente que miraba con lascivia a las jóvenes, o Mary la de los ojos bizcos, que siendo apenas una adolescente se prostituía para intentar escapar de su pobreza.

En el año 2000 escuchó una señal de radio muy tenue que apenas escaba de la barda universitaria. Se emitía desde un pequeño local en la Universidad de Sonora y usaba la banda de 107.5 MHz. Se llamaba Radio Bemba y Ángel anotó los datos, los llamó por teléfono y se ofreció a colaborar. Allí fuimos invitados 8 años después, cuando tenía instalaciones en la colonia 5 de mayo, donde le ayudamos a emitir más de cien programas sobre ciencias. Con una hora cada uno. Se llamó Vox Populi de la Ciencia y tenía como entrada una canción de Joan Manuel Serrat que se llama “Cada Loco con su Tema”. Esto refleja su manera de enfocar el trabajo educativo, trataba de generar ambientes apropiados para el intercambio de conocimientos trabajando paso a paso y desde abajo, lejos de los actos transitorios, sin historia y sin efecto posterior. Este esfuerzo de Ángel no tiene registro institucional en el Colegio de Bachilleres ni en la Universidad de Sonora. Por el contrario, algunas veces esa institución le descontó una hora de su sueldo por llegar más de 10 minutos tarde, sin importarles que justo acababa de salir de uno de estos programas que menciono. El programa terminó con su partida y en el tintero del programa se quedaron varios temas por tocar. Entre ellos uno sobre la vida y la obra de Adolfo Sánchez Vázquez de quien quería que abordáramos el libro Filosofía de la Praxis. Cierro tratando de sintetizar su manera de ver la vida parafraseando dos declaraciones atribuidas a la filósofa y activista afroamericana Ángela Davies: No queremos aceptar las cosas que no podemos cambiar, tratamos de cambiar las cosas que no podemos aceptar. Si no nos atrevemos a imaginar un mundo mejor, nunca lo vamos a tener.