Comentarios sobre la designación de
Jefe de Departamento de Física para
el periodo 2007-2011.
En El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, Carlos Marx escribe que “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa.”
Hay además un refrán muy popular que reza que ¡Quién olvida la historia, está condenado a repetirla!
O dicho en el lenguaje de los físicos que hacen investigación, a veces uno obtiene resultados que han sido demostrados antes de que nosotros los encontraramos de nuevo. Elegantemente afirmamos que hemos redescubierto, o recuperado, las predicciones de quienes lo hicieron primero.
Éste es el caso de la Universidad de Sonora, y para ser precisos de la División de Ciencias Exactas y Naturales, con todo y su Consejo Divisional.
Una de las integrantes de ese órgano colegiado de decisión redescubrió en diciembre de 2007 el pensamiento de Hitler y solamente la redacción cuidadosa del acta correspondiente la privará de los laureles del hallazgo. No es fácil remontarse setenta y cinco años en la historia y recuperar (sin conocerlo) la manera de pensar de uno de los más grandes y fatales demagogos de la historia.
Ésta es una de las virtudes de la ley 4, la de producir una sucesión interminable de pequeñas farsas en las que los actores (integrantes del poder) se convencen de que ellos tienen toda la información, el mejor juicio, y por consiguiente, la decisión correcta. Detrás subyace la idea de que las mayorías se equivocan con frecuencia.
El proceso de designación de nuevo jefe del Departamento de Física de la Universidad de Sonora inició con una elegante convocatoria a estudiar el perfil de quien debería ocupar ese cargo desde el 2007 hasta el 2011 pero pronto desembocó en una conversación de los convocantes acerca de los puestos que ocuparían ellos si ganaba X o Y de los candidatos incluídos en la terna. El glamour terminó desdibujándose.
El “proceso” tuvo como cereza del pastel:
1.Una no menos elegante convocatoria a auscultación del Consejo Divisional para conocer las preferencias de los integrantes del Departamento de Física.
2.Una exposición de planes de trabajo de cada uno de los integrantes de la terna, frente a una colección de asistentes que casi llenó el auditorio del Departamento de Física.
3.Una rigurosa auscultación, con padrón y todo, donde maestros, estudiantes y trabajadores votamos para manifestar nuestras preferencias.
Sin embargo, a juicio de los integrantes del Consejo Divisional, la auscultación no ofreció un resultado. Por eso, los consejeros terminaron eligiendo nuevo jefe enmedio de las bien conocidas componendas en las que se trafican favores. Como suele suceder desde que se impuso la ley 4, los genios optaron por “normar su criterio” basados en argumentos desconocidos para el resto de universitarios.
¿A qué análisis de datos recurrió el Consejo Divisional? ¡A ninguno!
Terminada la auscultación el 4 de diciembre de 2007, una comisión del Consejo Directivo de la DCEN realizó un conteo.
La simple suma de votos de los tres sectores (maestros, estudiantes y trabajadores) arrojó un ganador.
Un proceso de ponderación de porcentajes para cada sector también produjó al mismo ganador.
Aún cuando se jugara con diversos porcentajes para modificar los pesos de cada sector, el ganador siempre era el mismo.
Las distintas ponderaciones solamente modificaban el orden del segundo y del tercer lugar, pero jamás el del primero.
Aún así, la idea que prevaleció fue la de que la auscultación no había producido resultados.
Hemos constatado algo que no debería sorprendernos: en la Universidad de Sonora, y en el Consejo Divisional de la DCEN, rondan dos párrafos de un discurso pronunciado por Adolfo Hitler en la ciudad de Dusseldorf, el 27 de enero de 1932, cuando era líder de la bancada del Partido Nacional Socialista en el parlamento alemán.
Los párrafos del discurso son los siguientes:
“Es natural que la inteligencia disponible en una nación, en la cual los inteligentes siempre están en minoría, se pretenda que se trata del mismo valor de todos los demás. Entonces, el genio, la capacidad, el valor de la personalidad, son lentamente sujetos a la mayoría. Este proceso es el que falsamente es llamado el gobierno del pueblo. Pero este no es el gobierno del pueblo, sino en realidad, el gobierno de la estupidez, de la mediocridad, de los descorazonados, de la cobardía, de la debilidad, y de todo lo que es inadecuado.”
“Así la democracia llevará en la práctica a la destrucción de los valores verdaderos de un pueblo.”
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario