Aviso: haré una metáfora con los burros y las zanahorias. Si algún integrante del personal académico se se siente ofendido por la comparación, mejor espere a la defensa que hago de los burros casi al final de este escrito.
Voy al grano.
La administración de la Universidad de Sonora nos demuestra una vez más que en asuntos de dirección académica es como un pájaro extraviado al que el sentido de orientación le ha jugado una mala pasada. La reforma más reciente al programa de estímulos al desempeño docente son muestra clarísima de la ausencia de criterios académicos.
Más lejos aún, son muestra de que se han aPANicado con los recortes económicos presuntamente hechos por el gobierno federal a ese renglón. No se han dado cuenta del autodaño que se hacen con las nuevas decisiones. ¿Por qué digo esto?
El lunes 5 de julio de 2010 nos “comunicaron” (debidamente entre comillas porque ya estábamos de vacaciones) que se modificaba el Reglamento de “EL PROGRAMA DE ESTÍMULOS AL DESEMPEÑO DEL PERSONAL DOCENTE”.
El boletín tiene la velocidad de deslizamiento de un glaciar de los Alpes, pues según ellos mismos escriben, los acuerdos del Colegio Académico habían sido tomados el miércoles 30 de junio anterior, pasó el jueves, el viernes y nos fuimos de vacaciones sin que nadie comunicara nada.
Los funcionarios de la administración central siempre están muy prestos para aparecer en cualquier foto, pero en este asunto no hubo un responsable que firmara personalmente el comunicado, pues al final dice simplemente: “H. Colegio Académico”. También a esto le pongo comillas porque aunque el nombre es verdadero, supongo que la H se refiere a honorable y eso no es necesariamente cierto, toda vez que se trata de un órgano de toma de decisiones sin más voluntad colectiva que la de decir sí a las iniciativas planteadas por cada rectoría.
Los criterios equívocos en el manejo que se ha hecho del reglamento de tortibecas durante años cristalizan ahora. La movida es obvia: se trata de poner más altos los obstáculos para que menos gente logre saltarlos y tener acceso a ese sobresueldo llamado: beca.
Como explicaré aquí, se trata de una decisión errónea que no podrán sostener durante mucho tiempo.
Desde el punto de vista de los profesores, la tortibeca es un sobresueldo necesario para paliar, aunque sea un poco, la caída permanente del poder adquisitivo del salario.
Por ejemplo, según la página 5 del periódico REGENERACIÓN, número 6, junio de 2010:
El poder adquisitivo del salario cayó 42% desde 2006 a la fecha.
El costo de la canasta básica aumentó en 93% desde diciembre de 2006 hasta abril de 2010.
Así, los profesores ven en la tortibeca una tablita de salvación para detener, aunque sea levemente, el deslizamiento de su capacidad de compra.
En cambio, para las autoridades de la Universidad de Sonora, se trata de un instrumento de control de actividades de los profesores. Es una zanahoria para el pobre burrito uncido a la carreta
Poniendo por delante las zanahorias, o sea las tortibecas, las autoridades de la Universidad de Sonora han conseguido que cientos de maestros se vuelquen sobre todos esas actividades facilonas que tienen altos puntajes.
Un día se les ocurrió introducir las tutorías y casi todos los profesores de tiempo completo quisieron convertirse en tutores, tomaron cursos y aceptaron que se les apuntara tutoreados.
Después andaban buscando que los jóvenes los visitaran para tutorearlos, pero estos hicieron caso omiso de semejante intromisión en su vida personal.
Un día me visitó el jefe del Departamento de Física con una hoja llena de actividades para que le dijera cuáles abordaba yo y qué porcentaje de tiempo le dedicaba. Burocráticamente, yo debía restringirme a 40 horas por semana.
Claro, cualquier burócrata que después de las 14.45 ya no está en sus muy refrigeradas oficinas, piensa que en esas 40 horas podemos hacer nuestro trabajo quienes hacemos investigación, impartimos hasta 17 horas de clases en el aula con 4 materias diferentes y mantenemos en Radio Bemba un programa semanal de radio de una hora, con una calidad de difusión científica que Radio Universidad es incapaz de mantener.
Y aviso que gracias a uno de esos acuerdos firmados en lo oscurito con algún comité ejecutivo del sindicato, no me pagan todas las horas que imparto.
Bueno, pues allí, en esa página tamaño carta había multitud de actividades francamente balines, y perdidas entre todas ellas, estaban las mías. Tres tristes actividades: docencia, investigación y difusión. ¿Y las otras de que eran? Para mi no viene al caso, como no vienen a cuento tampoco para la formación de mis estudiantes, ni para la calidad de la Universidad de Sonora, aunque hagan discursos diciendo la contrario.
La realidad es que manejando la zanahoria (reglamento de tortibecas pues) han podido mover a los profesores desesperados por el dinero. Cursos para acá, tutores para allá, para convertirlos luego en líneas de informes, cuadros en Excel, informes al Rector, informes del Rector, etcétera.
Pero con los cambios más recientes al reglamento han puesto la barda tan alta que ya muy pocos la podrán brincar. Aunque inconscientes como son algunos, al principio intentarán saltarla. El primer año verán que no pudieron, y si son muy necios, lo intentarán por segunda vez y tal vez hasta una tercera, hasta que entiendan lo inútil de su esfuerzo.
Así la autoridad de la Universidad de Sonora terminará perdiendo parte de su control sobre los profesores. Ya nos los podrá traer desde Bagdad hasta la Meca asoleándose por los tortipapeles, porque al final de cuentas no servirán para obtener el preciado sobresueldo que los ayude aunque sea un poquito.
El burro se puede volver rejego
Pero puede ser peor, a uno que otro profesor le podrá interesar cuánto dinero ganan las autoridades universitarias, preguntará mediante el sistema de transparencia y se sentirá perdido en el laberinto. Si es perseverante, recurrirá a su sindicato para pedirle que haga uso de las cláusulas del Contrato Colectivo para obtener la información pertinente. No se las darán, porque los super sueldos de los administrativos incluyen ciertas prestaciones desconocidas para nosotros. Basta ver dónde viven, cómo viven y cuáles son los carros en que se mueven.
Ese es un panorama que a nadie le conviene. A los profesores no porque se quedarán sin tortibeca. A las autoridades tampoco porque pierden control y abren un flanco en el que desde ahora queremos saber por qué ellos visten tan bien, viven en esas casas, manejan esos autos y cargan impresionantes celulares.
Defensa del burro.
Cualquiera que se sienta comparado con los burros no debería ofenderse. La creencia generalizada de que el burro es un animal tarado es muy equivocada. En primer lugar, jamás han recurrido a ellos para lanzarlos en una carga de caballería contra el enemigo, a la espera de morir acribillados por balas en la actualidad, o por flechas y lanzas en la antigüedad.
No existe el concepto: carga de burrería, porque el burro no se presta, con su andar lento, cansado y ausente de gallardía, no impresiona a nadie. Si se hubieran usado en las batallas, habrían muerto (pero de risa) muchos enemigos de los jinetes arriba de los asnos.
Quien piense que el burro es lento no lo ha visto libre de ataduras y correteado por un jinete a caballo tratando de lazarlo. Si Usted es de los que cree que el burro es un pendejo, no lo ha visto encerrado junto con un caballo en un corral con cercas de alambres de púas.
El burro suelto es un animal veloz, más lento que el caballo por supuesto, pero más ágil para escabullirse por donde sabe que el jinete no puede pasar.
El cerco de alambre de púas no es una barrera para el burro, se mete por entre la tierra y el hilo más bajo. ¿Y si no cabe? Pues escarba hasta lograr que su cuerpo quepa por allí. El caso es que el burro se sale a buscar agua, mientras el caballo se muere de sed.
Si Usted no lo cree, dígale al profe Landavazo que lo invite a Mazatán unas vacaciones, quédese a vivir allí y conviva con quienes tienen o han tenido burros y caballos.
Puede decirse que el burro es un asno porque no aprende tan fácilmente a jalar arados y carretas. Pues si, pero una vez que acaba con la paciencia del campesino, se gana su derecho a no realizar esa clase de labores.
Así que ya está, el burro será muy burro, pero no es pendejo.
Los cambios al reglamento de tortibecas
“AL PERSONAL DE CARRERA DE LA UNIVERSIDAD DE SONORA QUE PARTICIPA
EN EL PROGRAMA DE ESTÍMULOS AL DESEMPEÑO DEL PERSONAL DOCENTE.
El H. Colegio Académico, en sesión celebrada el 30 de junio de 2010, analizó
el Reglamento del Programa de Estímulos al Desempeño del Personal Docente y
aprobó modificaciones al mismo; esto a raíz de las observaciones efectuadas
por la Dirección de Fortalecimiento Institucional de la Subsecretaria de
Educación Superior Universitaria, encargada del presupuesto de dicho
Programa.
Los principales cambios son:
1) Se elimina la participación mediante la opción de perfil PROMEP.
2) Se incluye como requisito para participar en el programa: contar con el
reconocimiento de perfil PROMEP, cuya obligatoriedad será gradual ya que
será requisito para obtener los niveles 5, 6 y 7 en el 2011 y en forma total
en convocatoria del 2012.
3) Se eleva el puntaje máximo del apartado de calidad (de 600 a 700),
disminuyendo el puntaje máximo del apartado de dedicación (de 300 a 200).
4) Se incrementa el puntaje del rubro de tutorías (de 120 a 170).
Es importante considerar estos cambios en la formulación del Plan de Trabajo
2010-2, en virtud de que entrarán en vigor a partir de la convocatoria 2011.
El Reglamento modificado, así como la Guía de Evaluación se pueden consultar
en los documentos anexos. FAVOR DE CONSULTAR AQUI.
Atentamente
H. COLEGIO ACADÉMICO”
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario