Ésta es la
segunda contribución al blog sobre la pandemia de COVID-19. Presentaré como la
inactividad de las autoridades locales de Wuhan, más la cercanía del año nuevo
chino, permitieron que algunos trabajadores coreanos que laboraban en esa
ciudad viajaran a su país de origen. Se verá la facilidad con que este virus se
contagia, y en especial, tengo interés en asentar dos conclusiones más, antes
de explicar por qué pienso que la Universidad de Sonora será una fuente muy
probable de rebrote. Esto último lo dejaré para la tercera contribución.
Los casos importados en Corea del Sur
Como está
documentado, el primer caso del nuevo coronavirus se detectó en Corea del Sur
el 20 de enero de 2020. Era el quinto día de la semana del 15 al 22 de enero que
he señalado como crucial en Wuhan. Era una mujer china de 32 años de edad
procedente de esa ciudad.
El segundo
caso fue además el primer coreano infectado que se detectó el día 23 en Corea del Sur. Se
trató de un varón de 55 años de edad que regresó de Wuhan, donde trabajaba, y
fue a una revisión por síntomas de gripa.
El 26 de
enero apareció un tercer caso. Otro hombre coreano, de 54 años de edad. Este
varón rentó un automóvil, visitó tres restaurantes, después un hotel, enseguida
una tienda de conveniencia y al final se encontró con su familia antes de ser
admitido en un hospital. Todos los sitios infectados que visitó fueron
desinfectados después de que fue diagnosticado.
El 27 de
enero se registró el cuarto caso. Otro hombre coreano procedente de Wuhan que arribó
el 20 de enero y presentó síntomas el día 21.
El quinto
caso fue detectado el 30 de enero. Un varón de 32 años de edad que trabajaba en
Wuhan y estaba de regreso en su país por el año nuevo chino. Había llegado el
24 de enero.
El sexto
caso fue una mujer coreana de 56 años de edad que resultó ser la primera
persona que no tenía relación con Wuhan, pero había adquirido el virus cuando
asistió a un restaurante con el tercer paciente
El 31 de enero se confirmó
el séptimo caso. Un hombre coreano de 28 años que había regresado el 24 de
enero de Wuhan, donde trabajaba. Presentó síntomas el 26 de enero y estaba
ingresado en un hospital el día 28.
Calendario de los primeros casos en Corea del Sur hasta la aparición de la paciente 31 |
Para el 18 de febrero
se habían detectado 30 casos en Corea del Sur. Todos estaban bajo atención y
parecía que la cadena de contagios estaba controlada. Fue entonces cuando apareció
en Daegu la paciente número 31, como se le conoce ahora en la prensa. Era una
dama de 64 años de edad que había estado en contacto con personas procedentes
de Wuhan. Resultó muy significativo porque a pesar de que sentía síntomas
similares a los de una gripa, con fiebre muy alta, siguió atendiendo el
servicio religioso de su devoción. Como se ha descrito en varias partes, realizó
un viaje de ida y vuelta en un autobús junto con otros fieles de su misma
creencia. Estuvieron juntos 50 minutos de ida y 50 de regreso. Con la
consecuencia de que se contagiaron 23 personas que viajaban con ella. Además
atendió una misa y una sesión de organización para la propagandización se la
secta religiosa. El caso del autobús se narra, con apoyo de buenas figuras, en
la siguiente liga de Internet:
De acuerdo a varias publicaciones, para el 19 de
febrero había 70 casos y aparentemente todos estaban relacionados con la
paciente número 31. Se estima que a partir de este momento las autoridades
perdieron la capacidad de rastrear caso por caso, pero como veremos, ya había
otras ramas de dispersión de la epidemia. Una de ellas iniciándose en Daegu.
Del caso de la paciente número 31 quiero
destacar otra conclusión, además de la planteada en la primera contribución
sobre este tema: los autobuses atestados, que mantienen a los pasajeros durante
varias decenas de minutos, son fuente de contagio seguro y basta que sólo una
persona con el virus este viajando allí.
Con la epidemia ramificándose revisamos el papel de los instructores de fitness
El caso que contaré ahora inicia con 5 instructores de
danza tipo fitness que atendieron un taller sobre esta disciplina en
Daegu el 15 de febrero. Para ese día el instructor A era todavía asintomático y
presentó síntomas hasta el 18 de febrero. Había además los instructores que
llamaremos C, D, E y F.
Del 21 al 28 de febrero, el instructor A impartió
clases de danza tipo fitness en un espacio reducido y repleto de danzantes,
generando más de veinte contagiados directos (primarios), mientras que estos
infectaron después a más de 10 personas en contagio secundario.
El instructor C impartió sus clases en las mismas
fechas, pero era una modalidad de yoga en un salón con un número mucho menor de
personas (aparentemente 7) y en una actividad más relajada donde la respiración
no necesita ser tan frecuente. Esto ha sido relacionado con el hecho de que el
número de contagiados primarios y secundarios es del orden de la mitad de los
que se le asignan al instructor A. Sin embargo, el instructor C sí infectó al
instructor B, quien a su vez infectó a más personas.
Los instructores D, E y F tuvieron menos actividad e
infectaron a menos personas, como se puede ver en el diagrama del artículo que
se cita en la figura misma.
Figura tomada del artículo que se menciona en el texto. |
Antes de que las aulas deportivas fueran cerradas,
habían sido expuestas 217 personas en 12 instalaciones distintas y los
instructores habían contagiado a 63 personas que incluían a sus familiares,
además de los estudiantes. Los investigadores estudiaron 830 casos de contactos
con los instructores e identificaron a 34 contagios de COVID-19 en un
transmisión directa (primaria).
La tercera conclusión que busco destacar es
que las clases en lugares cerrados son una fuente de contagio segura.
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