Guadalajara y Jalisco sin Sistema de
alerta sísmica
El
presente:
En
septiembre de 2022, Jalisco y la ciudad de Guadalajara siguen siendo zonas
donde los sistemas de alerta ante sismos no existen. Tampoco el entrenamiento
de la población para responder con eficiencia y ponerse a salvo.
El sismo que
llegó el 19 de septiembre de 2022 lo hizo sin ningún aviso. Tuvo su epicentro
en la frontera de Michoacán y Colima. Lo mismo ocurrió con las dos réplicas
mayores ocurridas en los siguientes cuatro días.
Al parecer
entre la población de Jalisco es normal que se presenten estos sismos y no
parecen ser considerados demasiado peligrosos, en la idea de que los grandes
desastres ocurren en la ciudad de México y regiones cercanas, pero no en
Jalisco.
El pasado:
Vale la pena
recordar que el sismo de mayor magnitud ocurrido en el siglo XX en México se
presentó justo en Jalisco y fue tres veces más energético que el famoso signo
del 19 de septiembre de 1985.
Sucedió el 3
de junio de 1932. Mi madre vivía en la ciudad de Tecalitrlán, Jalisco, y nunca
lo olvidó.
El epicentro
se registró en un punto a 30 kilómetros de profundidad, a 45 kilómetros del
puerto de Manzanillo y a 140 kilómetros al suroeste de Guadalajara. El dato
geográfico lo menciono más adelante.
El terremoto
dejó 300 muertos y se contaron 25 heridos. Es catalogado como el vigésimo
octavo sismo más poderoso del mundo, y en esas condiciones, Jalisco no tiene
sistema de alerta ni su población practica los movimientos que debe realizar en
caso de que un gran terremoto vuelva a presentarse.
Quince días
después, el 18 de junio de 1932, se registró un segundo terremoto que
incrementó los daños materiales. A los siete días ocurrió un tercer sismo, esta
vez de 6.9 grados, pero causó un sunami que provocó olas de 10 a 13 metros de
altura. En la memoria de mi madre quedaron los testimonios de quienes habían
observado y sobrevivido al proceso: "el mar se retiró y se observaron los
detalles del fondo marino, luego regresó una ola tremenda que penetró tierra
adentro destruyendo todo a su paso".
Enseguida
nos basamos en los datos del estudio sobre estos sistemas que se encuentra
publicado en el sitio del Instituto de Geofísica de la UNAM. Se puede encontrar
en línea en la siguiente dirección:
http://www.ssn.unam.mx/jsp/reportesEspeciales/sismos_de_1932.pdf”
El evento
que comentamos ocurrió el día 3 de junio de 1932 y fue registrado tanto por el
sistema de detección de sismos de Tacubaya en la ciudad de México, como por
otro similar ubicado en la ciudad de Pasadena California. El epicentro que se
reporta se encuentra en las costas de Colima y Jalisco, en las coordenadas 19.5
grados de latitud norte y 104.25 grados de longitud oeste.
A este sismo
le siguieron otros dos. Uno el 18 de junio, de magnitud 7.8 y el tercero el 22
de junio con 6.9 de magnitud Richter. Ambos ubicados en la interfase entre las
placas tectónicas de Rivera y Norteamérica.
El tsunami
provocado el 22 de junio fue más devastador que el provocado por el sismo del 3
de junio.
El estudio
del Instituto de Físca de la UNAM afirma que, en términos técnicos, el sismo
del 18 de junio no es réplica del ocurrido el 3 de junio porque rompió un área
diferente a la del primero, y aunque se trata de áreas de ruptura contiguas, éstas
no se traslapan.
Al tsunami
producido por el sismo del 22 de junio de 1932 se le conoce como el “Tsunami de
Cuyutlán” y destruyó el balneario del mismo nombre con olas de más de 10 metros
de altura.
La razón por
la que este sismo de menor magnitud pudo causar un tsunami tan poderoso se debe
a que movió de manera repentina el fondo marino en un movimiento ascendente y
descendente, dando lugar a que una enorme masa de agua del océano bajara y
subiera, tal que al tratar de recuperar su equilibrio originó olas de gran altura.
El futuro:
La opinión
de los expertos es que estos sismos ocurrieron como un movimiento de subducción
de las placas de Rivera y de Cocos, que se mueven por debajo de la placa de
Norteamérica. Un fenómeno que sigue ocurriendo hasta nuestros días.
Por esa
razón debemos tomar en cuenta que los procesos sísmicos son como el agua que
corre por los ríos cuyas corrientes tienden a ser borradas por las manchas
urbanas. Cuando la lluvia es copiosa inundan las mismas áreas por donde fluía
el agua antes de que las construcciones pretendieran ignorarlas.
Si en el
pasado hubo sismos tan devastadores como estos tres que comentamos, pueden
volver a ocurrir en un futuro que la ciencia no puede predecir, pero ni
Jalisco, ni Guadalajara, tienen sistema de alerta sísmica y su población no
recibe entrenamiento con los simulacros periódicos adecuados.
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