Introducción
Existe un
sistema de medición del tiempo que es acordado para todo el mundo.
Cuenta con
24 husos horarios y las líneas imaginarias que los separan se acercan a los 24
husos que cualquiera de nosotros podría trazar avanzando de 15 en 15 grados a
lo largo del ecuador terrestre.
Por razones
demográficas y comerciales, dichas zonas horarias se deforman bastante. Por ejemplo,
gran parte de Europa maneja exactamente la misma hora, aún cuando desde la
región más occidental de España hasta la más oriental de Polonia existen casi
32 grados de longitud de diferencia. En principio, la diferencia debería ser de
dos horas entre ambas regiones, pero argumentos económicos y de otra índole
llevan a mantener la misma hora.
Otro ejemplo
es el de la isla donde se ubican Escocia e Inglaterra, que geográficamente
podría mantener la misma hora que España, Francia y Alemania. Por alguna razón
no es así y en ese país tienen una hora de diferencia respecto al resto de Europa.
Cuando en esta última son las dos de la mañana, en Inglaterra es apenas la una.
En México la parte más occidental se encuentra en Tijuana y la más oriental en la región de Cancún. La diferencia son 31 minutos de longitud, lo cual correspondería a dos husos horarios, pero por la influencia de los Estados Unidos, que es más extenso de occidente a oriente, manejamos tres horas distintas.
Como veremos
más adelante, el horario de verano decretado en México en 1996 llevó a que se
estableciera entre la ciudad de México y Hermosillo una diferencia de dos
horas, cuando en términos geográficos apenas rinde para diferenciarnos 48
minutos.
Existe además
una línea oficial para cambio de fecha. Ésta recorre de norte a sur el océano
pacífico y sufre una gran desviación a la altura de las Islas Fidji y a Nueva Zelanda para mantenerlas en la misma fecha que a Australia, mientras que en el norte se desvía para
conservar a toda Rusia en una sola fecha.
La necesidad
de una línea de cambio de fecha se hizo necesario desde que la expedición
iniciada por Fernando de Magallanes y terminada por Sebastián Elcano, llegó a
su destino un año después con una diferencia de un día en la fecha que contaban
en sus registros. Es decir, arribaron a España el 6 de septiembre de 1522, pero
en sus anotaciones marcaban el 5 de septiembre.
La noticia
En México
se acabará el horario de verano. A partir de octubre de 2022, se regresará al
sistema de horarios que permaneció fijo durante casi todo el siglo XX
hasta que, en 1996, a la presidencia de Ernesto Zedillo se le ocurrió recetarnos
un decreto por medio del cual se estableció un sistema en el que se adelantaba
el reloj una hora cierto día de primavera para retrasarlo un día del otoño.
Supuestamente,
se haría mejor uso de la luz solar durante los meses de mayor insolación, para
así obtener una reducción en el consumo de energía eléctrica en las horas de
mayor demanda de electricidad.
Los
datos
De acuerdo
con la Secretaría de Energía (Sener), la eliminación de la medida no representará
un impacto presupuestal y tampoco un efecto operativo para la Comisión Federal
de Electricidad (CFE), pues las nuevas tecnologías para iluminar las calles y
los hogares, más la eficiencia de los aparatos del hogar, como refrigeradores y
pantallas de televisión, trajeron un ahorro quince veces superior al del
horario de verano. Mientras que en 1996 el ahorro energético era el 0.62% de la
energía consumida en ese año, para 2021 ese porcentaje había disminuido a 0.2%.
El
factor geográfico
La medida
fue copiada de los países desarrollados que se encuentran en regiones situadas
en torno a los 40 grados de latitud
norte, lo cual impacta de tal modo que los días tienen mucha iluminación en el
verano.
En cambio,
el lugar más norteño de México es un poblado llamado Los Algodones, en Baja
California, seguido de Tijuana, en el mismo estado. El primero está localizado
en 32 grados con 40 minutos de latitud norte.
Esta
situación geográfica de México da lugar a que los días de verano no sean tan
extensamente iluminados como sí ocurre en Alemania, Dinamarca, Canadá y el
norte de los Estados Unidos, por ejemplo.
En términos
estrictamente geográficos, la diferencia entre la salida del Sol en el
horizonte en el zócalo de la ciudad de México y la ciudad de Hermosillo, son 48
minutos.
Así mismo,
la diferencia entre la puesta de Sol enfrente de la catedral de la ciudad de
Guadalajara y Hermosillo son 32 minutos.
A pesar de
que la diferencia no llega a una hora, durante 26 años se mantuvo una medida
que hizo más daño que los beneficios que supuestamente trajo.
Los
efectos sobre la salud
De manera
oficial, el 5 de julio de 2022 se anunció que el horario de verano estuvo
produciendo efectos adversos sobre el sistema nervioso, ocasionando somnolencia,
irritabilidad, problemas de concentración y de memoria, además de trastornos
digestivos, como disminución del apetito durante el día y aumento de éste
durante la noche.
Del estudio de la Secretaría de Salud resultó que entre
los problemas psico emocionales se
presentaron tendencias depresivas y a veces hasta suicidas.
Se destacó
que, al iniciar el día, se estuvo afectando la concentración de los pilotos, de
las personas asistentes a las escuelas, tanto estudiantes como docentes, más
una cuota de fatiga que disminuyó el rendimiento escolar y laboral. Es decir,
afectó a la productividad en general.
El cambio
de horario produjo que las personas adultas tardaran de tes a siete días para
adaptarse al cambio de hora, mientras que a la niñez le tomó más tiempo
sincronizar su orden temporal interno con la hora oficialmente establecida.
Todo lo
anterior no fue relevante en México, donde lo más importante nunca fuimos sus
habitantes.