El gobierno federal mexicano dilapida recursos del erario y desatiende a la ciencia
El 15 de enero asistimos al municipio de La Colorada, distante a 50 kilómetros hacia el oriente de la Ciudad de Hermosillo, Sonora, México. A las 2 de la tarde de ese día domingo estuvo presente el Licenciado Andrés Manuel López Obrador, quien desde el kiosco de la pequeña plaza de ese municipio se dirigió a la población reunida durante varios minutos.
Presentó datos sobre los gastos del gobierno y sobre la necesidad de reforzar a los municipios alejados de las grandes ciudades, a fin de evitar la migración de pobladores que van a engrosar los cinturones de miseria.
Recogí uno de los datos presentados allí por López Obrador y los utilicé para discutir en este blog un tema que me viene preocupando desde hace años: ¿por qué no hay plazas para trabajadores académicos recién doctorados?
El tiempo y las vicisitudes para llegar a ser doctor en ciencias
Como información para el público diré que a los jóvenes recién doctorados se les somete a una etapa de varios años de incertidumbre en la que no sabe si el año próximo tendrá trabajo, ni dónde. Desconoce en qué lugar del mundo encontrará alguna vez un puesto de trabajo seguro que le garantice una forma honesta de vivir haciendo el trabajo para el cual se preparó durante años.
Se enfrenta esta incertidumbre después de estudiar primaria (6 años), secundaria (3 años), preparatoria (3 años) y profesional (al menos 4 años), sumando un total de 16 años dedicados al estudio que le permiten alcanzar una licenciatura. Después tiene que recorrer un camino extra de al menos 2 años más (con frecuencia 3) para alcanzar el grado de maestría en ciencias, y después, otros 3 o 4 años para alcanzar el grado de doctorado. Sumando al menos 5 años más de estudios.
Durante esos 21 años el futuro es incierto y sin seguridad, pues todo depende de sus resultados cada semestre, especialmente cuando estudia una maestría o un doctorado, en cuyo caso suelen pesar reglas extremadamente duras que pueden terminar en el retiro de su inscripción por razones de promedios y calificaciones.
El candidato a doctor logra ese nombre transitorio, que no es reconocido como grado, luego de pasar una serie de exámenes predoctorales a los cuales me referiré en otra ocasión para criticar lo absurdo de su existencia.
Cuando el candidato hace el trabajo de tesis que lo llevará a ser doctor, juega contra corriente, en el riesgo de que otro grupo que trabaja sobre el mismo tema logré la primicia, lo cual llevará a que su aportación ya no sea la primera en salir al público especializado que lee las revistas científicas. El doctorado siempre está asociado a la primicia.
Quienes alcanzan el grado de doctor en ciencias han invertido cuando menos 21 años de sus vidas en ese esfuerzo, tienen 26 años o más, pero no tienen trabajo. En el mejor de los casos, el estado mexicano, como los de otras partes del mundo, les ofrece una plaza de un año en algún lugar al cual tendrá que moverse. Después de ese año no hay una garantía de plaza alguna. La frase permanente, desde hace varias décadas, es que no hay plazas.
¿Por qué no hay plazas para dedicarse a la ciencia?
No hay plazas para dedicarse a la ciencia porque a los gobiernos no les interesa ésta. Los políticos son incapaces de comprender que las investigaciones de ahora son las soluciones de mañana para un pueblo. Lo demostraremos con datos contundentes enseguida.
Los datos de Andrés Manuel López Obrador son que 6 mil millones de pesos anuales están siendo dedicados a contratar atención médica privada para altos funcionarios del gobierno federal, incluyendo diputados y senadores.
Datos publicados en el diario La Jornada, establecieron en enero de 2009 que de los 15 mil millones de pesos del presupuesto del CONACYT durante el año 2009, habrá 2 mil 500 millones de pesos que no irán a los centros de investigación ni a las universidades, sino que serán otorgados a la industria "para que promuevan la investigación".
Este despilfarro indica que el gobierno no solo no sabe qué hacer en materia científica, sino que está sumamente deseoso de subsidiar a las empresas por diversos medios que eviten la palabra subsidio.
Supongamos que en lugar de pagar atención médica privada para los altos funcionarios del gobierno federal, se decide apoyar a la ciencia con los 6 mil millones de pesos mencionados. Alcanza para contratar por un año a 9 mil 708 doctores en ciencias nuevos, pagándoles 30 mil pesos de sueldo con aguinaldo de 50 días, prima vacacional de 15 días y un apoyo federal de 15 mil pesos con sistemas similares al sistema nacional de investigadores existente en México y que alcanza para menos de 25 mil investigadores. (Este último dato será precisado después en otra contribución a este espacio).
Otro dato más, supongamos que en lugar de darle a las empresas parte del dinero oficialmente aprobado para el CONACYT, se dedica a contratar durante ese año a nuevos doctores en ciencias, ¿para cuántos alcanza? Las cuentas nos dicen que se podría contratar a 4 mil 45 doctores en ciencias nuevos.
Mi conclusión es que no se contrata de inmediato a los recién doctorados porque el gobierno no quiere. Sus intereses son otros.
EL COLEGIO HERODES DE LA UNIVERSIDAD DE SONORA
Hace 4 semanas