domingo, 12 de noviembre de 2023

El mitote con los estacionamientos en la Universidad de Sonora y una carta de protesta

 



No pensaba ponerle demasiada atención hasta que pude percibir que se trataba de una campaña orquestada para silenciarme, pues una carta de protesta que yo redacté resultó muy relevante, lo cual constituye una tremenda diferencia con algo que relato al final de este escrito.

Sucede que en la semana que va del 6 al 10 de noviembre de este 2023, se realizaron en torno al Departamento de Física una serie de eventos organizados con el nombre de semana cultural de geología (las minúsculas son a propósito).

El lunes 6 y 7 de noviembre me encontré cerrado el acceso al estacionamiento al que tengo derecho en cumplimiento del Contrato Colectivo de Trabajo firmado entre las autoridades de la Universidad de Sonora y el sindicato de profesores.

Redacté una carta dirigida a la autoridad administrativa del campus Hermosillo de la UniSon, con copia para la jefatura del Departamento de Física. En ella llamé la atención sobre la tergiversación de los valores morales para los cuales el pueblo de México asigna un presupuesto a esta institución. Nos tocan las bocinas de muchos decibeles de la semana de ingeniería, la de químico biológicas, de la gente de sistemas, etcétera. Pero además, nos toca el cierre de estacionamiento previamente mencionado. Le hice saber que sería muy bueno que les construyeran a tantos festejantes un lugar para sus celebraciones y hasta le sugerí un nombre: “Fiestódromo Oficial de la Universidad de Sonora Campus Hermosillo”.

Debido a ese incumplimiento del Contrato Colectivo, en dos ocasiones anduve deambulando por todas las calles del campus, incluido el estacionamiento multi nivel, sin encontrar lugar, hasta que por casualidad hallé un espacio que se desocupó.

Ese no es el caso de las autoridades, quienes reciben tarjetas de ingreso a estacionamiento con las que tiene a su disposición todos los parqueaderos del campus. Además de que han convertido al atrio-jardín del edificio central en un estacionamiento personalizado. No fue concebido para ese propósito, pero ese es el destino que le han dado.

 


Una de las tardes de la semana mencionada me llamó indignado uno de mis hijos porque le habían enviado una captura de un tweeter en la que un arquitecto, de esos de grandes miras y cerebro pequeño, se mofaba de mi. Ni siquiera conocía a la persona que le mandaba el mensaje pero tenía la captura de pantalla con el nombre del sujeto.

No le presté atención, pero luego resultó que yo tenía 19 menciones en el tweeter. Cosa extraña porque nunca me menciona nadie, pues lo uso para enterarme de diversas cosas y casi nunca para opinar.

Entonces empecé a ver quiénes eran y opté por llevar a cabo una revisión de sus perfiles pues resultaba muy interesante la naturaleza homogénea de las respuestas.

Nadie prestó atención por los valores morales a los que yo aludía. El arquitecto de grandes miras y cerebro pequeño cometió el error de ir a buscar los “valores oficiales” de la Universidad, sin comprender que era justo eso lo que yo estaba criticando. Le importó tanto el tema que hasta sacó una imagen del Google y midió la cantidad de metros que yo había caminado el lunes 6 de noviembre hasta el edificio donde trabajo sacando en conclusión que yo había durado 25 minutos caminando. Sus conocimientos no le alcanzaron para pensar que podría haber ocurrido que no encontré de inmediato un sitio donde poner mi auto.

De allí siguieron las intervenciones (en mi muro de fb) de tres ex alumnos míos, quienes a pesar de ser egresados de la licenciatura en física, olvidaron considerar el tiempo que se tarda uno recorriendo el estacionamiento multi nivel, y todas las calles del campus, buscando a ver si hay un sitio disponible. Uno de estos ex alumnos resulta ser cuñado de la jefa del Departamento de Geología. Otro hizo tesis de licenciatura y de maestría conmigo y del tercero fui sinodal cuando presentó tesis de licenciatura. No me preocuparon sus actitudes porque estoy acostumbrado a que en la Universidad de Sonora no saben que en la vida es bueno ser agradecidos.

Y resulta que el arquitecto de altas miras y cerebro chiquito, cuyo nombre no mencionaré para no hacerle propaganda gratis, lo metió al tweeter. De inmediato le siguieron más de veinte de sus amistades. En el perfil que hice de toda esa gente encontré algo en común: son "amigos del clima, de los perros, de los gatos y de las bicicletas". Peor, me salió uno que es seguidor de la 4T y otro que dice ser defensor de los derechos humanos. Como era de esperarse, apareció una cuñada de la jefa de geología. Lo interesante es que el domingo 12 de noviembre me entero de que hasta el mitotero se metió a darle difusión a la carta y a la mofa.



El tal mitotero dice tener una "Agencia de noticias y medios de comunicación", pero como todos los demás malquerientes, no se puso a pensar qué andan haciendo los festejantes durante mañana y tarde en medio de aulas, laboratorios y cubículos, ni por qué la autoridad central permite todas esas interrupciones. Para esta persona incluyo al final un chisme que no formó parte de sus noticias, lo cual es muestra de que le interesan todos aquellos mitotes en los que no le cae mancha a las autoridades.

Para una de las personas opinantes resultó como tema relevante que tengo 49 años y cuatro meses en la Universidad y enseguida propuso que yo debería jubilarme. Es interesante que tengan tanto acceso a los datos personales de un servidor. Muy bien, si sus valores son esos, adelante, que se jubile cuando llegue a los 30 años de servicio si su meta de vida es esa, pero que no quiera imponerle a otras personas su manera de ver el mundo.

Encontré que son tan oportunistamente monotemáticos que su cerebro se consume en "amar" a los animales, a las bicicletas y al clima, razón probable por la que ya no les alcanza para tratar de entender a los que defendemos que el campus de la Unison no es para festejar a todo ruido y a toda impertinencia.

En lo referente a mi edad y mi tiempo en la institución los reto a revisar mi productividad y a que la comparen con toda esa supuesta juventud, que como dijo en la Universidad de Guadalajara Salvador Allende, son solamente jóvenes viejos.

Y ahora sí, aquí está el recado para el señor mitotero:

Hace pocas semanas estalló un problema en las instalaciones del Departamento de Física. Desde hacía tiempo, un conjunto de alumnos se drogaban y tal vez hasta habían hecho del cubículo de estudiantes un almacén con todo y centro de distribución de drogas. Una mañana, uno de estos muchachos se puso tan mal que empezó a hacer incoherencias a todo tren y alteró seriamente el orden con sus gritos. Llegaron los guardias y le hablaron a la policía. No se cuál autoridad llegó a tomar fotos y a recoger la droga que había allí como evidencia documental. Pero lo más interesante es que en la prensa no se publicó nada, ni siquiera el señor de los mitotes, para quien una carta de protesta resultó tan importante.