sábado, 30 de julio de 2011

Véronique Lautard Chevtchenko. La pianista que practicaba en una tabla con las teclas pintadas.

Prometí relatar una historia más de las leídas en el libro de Roald Sagdeev. Versa sobre una pianista deportada a una cárcel de Siberia.




Se llamaba Véronique Lautard y nació en Torino en 1901, una ciudad en el norte de Italia situada a menos de 20 kilómetros de las faldas de Los Alpes, en el paso desde ese país hacia el sur de Francia. En la actualidad es posible viajar en un tren rápido hasta París en menos de 6 horas, pero a principios del siglo XX debió ser un camino tortuoso el cruce de esa muralla natural, tan grande, que así se pudo definir una diferencia geográfica entre los dos países.

Una foto de Turín se muestra enseguida:



Su padre era francés y su madre española. Él era profesor de matemáticas y ella maestra de lengua y literatura en un bachillerato de Turín, y más tarde, en la Sorbona de París. De la profesión de sus padres se infiere la existencia de un ambiente cultural enriquecedor al interior del hogar, el cual probablemente potenció el interés de Véronique por la música.

En París estudió con Alfred Cortot, seguramente en la École Normale de Musique de Paris, fundada por él en 1919, cuando Véronique tenía 18 años. En el sitio de Internet de esa institución se afirma otro fundador fue Auguste Mangeot, siendo uno de los maestros de la escuela Pablo Casals (autor de El Himno de la Paz).
Posteriormente estudió en la Academia de Música de Viena, una ciudad que se extiende en las dos márgenes del Río Danubio y es la capital de Austria. Se escribe en fuentes de Internet que, desde los 12 años, Véronique ya tocaba en la orquesta de Arturo Toscanini, un director italiano considerado de altísimo nivel, quien, además, fue capaz de denunciar a Mussolini como un dictador cuando se proclamó Duce en 1922. Véronique Lautard realizó varias giras por Europa, Nueva York y Buenos Aires, probablemente como parte de la orquesta de Toscanini.

Véronique Lautard se casó en París con Vladimir Chevtchenko, quien trabajaba para la oficina comercial de la Unión Soviética (URSS). En 1937 se trasladaron a la URSS y con la ayuda de la pianista María Yudina obtuvo un puesto para tocar con la Orquesta Filarmónica de Leningrado. Hay una anécdota muy interesante que se cuenta acerca de Yudina: aparentemente, una noche Stalin escuchó en la radio una pieza para piano compuesta por Mozart, le gustó tanto que pidió una copia, pero le informaron que se trataba de una presentación en vivo. Como él no se podía quedar sin su grabación, María Yudina fue traslada a un estudio donde una pequeña orquesta la acompañó, a media noche, para que ejecutara la pieza musical aludida y se hiciera la copia para Stalin.

Aunque la vida parecía abrirse llena de éxitos para Véronique Lautard, su mundo feliz se acabó súbitamente. El año de 1938 era la cúspide de las purgas de Stalin, también conocidas como “Los Procesos de Moscú”, de modo que un día Vladimir Chevtchenko desapareció, se ha escrito que fue enjuiciado y fusilado por alguna razón, pero Véronique no se enteró, y como era de esperarse, empezó a buscar a su marido visitando todas las oficinas que fueran necesarias. Otras fuentes afirman que el fusilamiento ocurrió en 1941.

En palabras de Roald Sagdeev, la molestia de esa extranjera inoportuna fue resuelta por el método simple de juzgarla también a ella, y de condenarla a una cantidad de años que no he podido precisar. En unas fuentes se menciona una condena de 13 años, en otra se habla de 30, pero el caso es que fue enviada a realizar trabajos forzados en la Isla Sakhaline, situada justo al norte de Japón. Allí hay ahora un monumento a las víctimas de la represión estalinista.



Una foto de un poblado de la Isla se aprecia enseguida





Sagdeev cuenta en su libro que Véronique Lautard dibujó las teclas de un piano en un pedazo de madera alargado, para dedicar un tiempo – después de las arduas tareas de trabajos forzados – a mover sus dedos sobre aquellas teclas falsas e imaginar las melodías estudiadas y presentadas tantas veces en sus conciertos.
No sé en forma precisa quién es la fuente de ese dato, pues el libro de Sagdeev fue publicado en el año 1994, mientras que una película intitulada como Ruth (se escribe Руфь en Ruso y probablemente es Ruth en Español, o tal vez Ruf) aparecida en 1989 y dirigida por Valeri Akhadov. En la película se presenta una secuela de imágenes en las que la actriz francesa, Annie Girardot, llega a una cabaña de mala muerte, rodeada de la nieve siberiana, se frota las manos, limpia un pedazo de madera alargado donde está dibujado el teclado de un piano y empieza a mover sus dedos como si estuviera ejecutando una pieza musical. La información disponible consiste en que el Director Akhadov se inspiró en la historia de Véronique Lautard para esa película. Considerando que antecede en cinco años a la publicación del libro, así, se me borra la primicia de la fuente.












Casi no hay información sobre esa película, si acaso una frase escueta con los actores de la misma (Annie Girardot, Irina Muravyova, Aleksei Petrenko, Pavel Semenikhin y Pavel Semyonikhin), además de la fecha de su aparición. Hay en youtube dos escenas de la película, una de ellas se puede encontrar escribiendo la frase:
Elena Kuschnerova & Annie Girardot in movie "Ruth": Debussy "La plus que lent"
En ésta aparece la cabaña mencionada y muestra imágenes que buscan darnos a entender la evocación que hace de su juventud la ejecutante imaginaria. Me las ingenié para tomar las siguientes muestras de ese video. La actriz es Annie Girardot y la música que se escucha es de Debussy, ejecutada por la pianista rusa Elena Kuschnerova.













La segunda escena se encuentra escribiendo:
Annie Girardot & Elena Kuschnerova in movie "Ruth": Rachmaninov prelude
Aquí aparece Annie Girardot, interpretando a Ruth, en una presentación en un teatro extremadamente austero, con el público más heterogéneo que uno pueda imaginar y un presentador que no conoce plenamente los datos de la pieza musical que será presentada, pero es mejor extender una invitación para ver ambas escenas.



No tengo la fecha precisa de la liberación de Véronique Lautard, quien en la Unión Soviética pasó a llamarse Vera, de modo que el nombre más conocido de ella en Internet es Vera Lothar. Se afirma que fue liberada en Nizhny Tagil, una ciudad a la orilla del Lago Tagil, a 200 kilómetros al sur de los Montes Urales y a mil 400 kilómetros al este de Moscú. Es una región famosa porque allí se fabricaban los tanques soviéticos en la época de la Segunda Guerra Mundial, de modo que uno puede suponer que Véronique formó parte del trabajo esclavizado, con disfraz de condena por delitos en contra el Estado.









Se ha escrito que, una vez liberada, su primera acción fue buscar un piano para tocar alguna de las piezas musicales que llevaba varios años practicando en la tabla, a la vez que imaginaba los sonidos. Las minibiografías sobre Véronique Lautard relatan también que en Nizhny Tagil trabajó como pianista en el teatro de esa ciudad, donde el director de cine Vladimir Motyl realizaba presentaciones de diversas obras. El mismo Motyl, junto con toda su familia, había sido víctima de la represión del régimen de Stalin, después de vivir en Bielorrusia, terminaron exiliados en un sitio al norte de los Monter Urales.

Una foto del teatro de esa ciudad se presenta a continuación:



Véronique Lautard trabajó posteriormente en Barnaul, una ciudad a casi 200 kilómetros al sur de Novosibirsk. Buscando información sobre esta población, encontré una serie de tomas interesantes de sus calles. Basta escribir: “Driving along the streets of Barnaul Siberia” y encontrarás el video correspondiente. La ciudad tiene ahora un poco más de 600 mil habitantes, se encuentra en las márgenes del Río Ob (uno de los grandes ríos siberianos) y pasó de tener una economía puramente agrícola, a otra industrial, todo como consecuencia del asentamiento de fábricas de armamento y municiones durante la Segunda Guerra Mundial. Actividad que al parecer realizan todavía.

En 1965 se publicó un artículo sobre Véronique Lautard en el periódico soviético Komsomolskaïa Pravda. Después de esa noticia fue contratada por Mijail Lavrentiev para tocar en la Orquesta Filarmónica Estatal de Novosibirsk, la tercera ciudad más grande de Rusia, apenas a 15 kilómetros al norte de Akademgorodok, la ciudad de la investigación sobre la que ya he escrito en este blog y donde vivió Roald Sagdeev. Tenía entonces 64 años de edad y su belleza la había abandonado hacía mucho tiempo, pero de sus dedos seguía surgiendo la música que los trabajos forzados y la nieve del invierno siberiano no pudieron eliminar.




En su libro: “The making of a soviet scientist”, Sagdeev finalizó su relato de siete párrafos sobre Véronique con las siguientes frases, las cuales prefiero no traducir al Español para no alejarme demasiado del sentido que él quizo darle: “In Akademgorodok she was musician resident, adored by all of us. People could´nt stop crying after her concerts. We were moved by her sound and her spirit.”

Una vez contratada en Nosibirsk, Véronique alcanzó a vivir 16 años más, practicando la actividad que había escogido en su niñez. En las fuentes de Internet se escribe que tuvo oportunidad de realizar varios viajes para tocar su música en Moscú, en Leningrado, Odessa, Omsk y Sverdlovsk, sin que la lista sea exhaustiva. Gustaba de tocar la música de Bach, Chopin y Debussy, pero quienes diseñan los cortos programas de los conciertos dedicados a ella, alaban en especial el repertorio de de sus últimas presentaciones: las sonatas de Beethoven y el quinto concierto de este autor alemán.

También se ha escrito que recibió la invitación de Francia para regresar a su país (casi natal, pues Véronique había nacido en el norte de Italia). Sin embargo, declinó aceptarla argumentando que abandonar Rusia sería una traición a las mujeres rusas que la ayudaron a sobrevivir las condiciones terribles de sus años de cautiverio.
Murió en 1981 y fue enterrada con su nombre ruso: Vera Augustovna Lotar-Shevchenko, en el cementerio de Akademgorodok, con una inscripción bajo su nombre, aparentemente tomadas de palabras pronunciadas por ella: “La vida, en la cual está Bach, es bendecida”.

Una fundación con cara amable. La cortina que busca oscurecer la historia.

Cuando uno busca acerca de Véronique en Internet, resulta paradójico que la fuente principal provenga de la Fundación Yeltsin, que desde el año 2005 ha financiado el Concurso Vera Lotar Chevchenko en Novosibirsk, en el cual participan jóvenes talentos de la música. De sus laureados se forman grupos de ejecutantes de la música clásica, mismos que después han sido invitados a diversos conciertos de Rusia y también de Francia. Por ejemplo, el miércoles 26 de enero de 2011 se presentó en la Sala Courtot, de París, un concierto a cargo de los ganadores del premio que lleva su nombre. Los programas de la Sala decían: “Concert des Lauréats du Concours Vera-Lautard Chevtche”.




Para terminar explicaré por qué lo encuentro paradójico. Esta fundación proyecta la cara amable del primer Presidente de la Rusia postsoviética y el organismo que auspicia estas actividades busca preservarlo en la memoria de todos nosotros – especialmente de los rusos – como un benefactor de la cultura, prestando atención – en el caso de Vera – a una de las víctimas de la represión soviética.
Como esa historia la leí en los diarios impresos tanto como me fue posible, simplemente no me la creí, entonces busqué un libro que leí en el año 2006. El autor se llama Roy Medvedev, historiador y activista político quien perteneció al parlamento soviético desde 1989 hasta 1991, año de la disolución de la Unión Soviética como resultado de un acuerdo estrictamente personal de los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia. Era la primera vez que Yeltsin evadía los resultados de un referéndum. El impulsado por Gorvachev para decidir la continuación de la Unión Soviética bajo un nuevo tratado.En cambio, optó por escuchar las voces tendientes a la disolución de la URSS, sobre la base de diversos sentimientos nacionalistas incubados como consecuencia de las políticas impuestas desde Moscú durante décadas.

Medvediev fue asesor de Gorbachev y también de Yeltsin, de modo que se le puede considerar como una fuente testimonial directa de muchos de los hechos. Tiene varios libros escritos, pero me refiero al que lleva por título: “La Rusia Post-soviét ica”. La primera parte se llama Mitos y Realidades del Capitalismo en Rusia, y entre otras cosas, relata cómo casi se regalaron las empresas del estado, para ser compradas por los mismos que antes las dirigían a nombre del poder soviético. En ese cambio de cachucha renunciaron al socialismo, abrazaron la ideología capitalista y aparecieron multimillonarios de la nada.

Según Medvedev, en menos de dos años las políticas de Yeltsin facilitaron una inflación de precios al consumidor en los que 15 millones de personas quedaron por debajo de la línea de superviviencia en unos cuantos meses. También escribe en ese libro que

“Científicos y estudiosos de casi todos los campos condenaron la política basada en la ‘terapia de choque’ precisamente porque en Rusia se estaba destruyendo la ciencia y el sistema de formación superior aún más aceleradamente que la industria y la agricultura. Decenas de miles de científicos e investigadores de todas las ramas del saber estaban abandonando el país. Al mismo tiempo, en las ciudades aparecieron decenas de miles de astrólogos, adivinos, clarividentes, psicólogos y especialistas de toda índole en conjuros mágicos y en el espíritu del mundo.”


Esto último lo sabemos en México porque de pronto apareció una práctica muy descarada entre algunos doctores en ciencias mexicanos: aprovechar las relaciones personales y obtener presupuesto para invitar un científico ruso, ponerlo enseguida a trabajar y al final firmar juntos los artículos de investigación que resultaran.

Como era de esperarse, la política del nuevo régimen generó un profundo malestar, una animadversión hacia Yeltsin que se mostró en marzo de 1993, cuando él y el Congreso se enfrentaron. Después de varias diferencias y resoluciones que al primero no le gustaban, el Congreso trató de someterlo a juicio, necesitaba 780 votos, pero alcanzó 617 contra 268 a favor de Yeltsin. Era el 69.7% de la votación, y según Medvedev, el 66% del total de representantes populares. De todas formas, el Presidente lo celebró como una victoria en la que él había derrotado a la oposición. Por su parte, el Congreso acordó que a finales de abril se realizaría un referéndum para conocer el punto de vista de la población rusa. Se trataba de preguntarle a los votantes si tenían confianza en Yeltsin y si debían celebrarse elecciones anticipadas. Esta sería la segunda ocasión en la que el ahora Presidente de Rusia evadía el resultado de las urnas.

En agosto de 1993 las tensiones llegaron casi hasta su límite, pero el 15 de septiembre siguiente la crisis política estalló. Yeltsin emitió el famoso Decreto 1400, con el cual anulaba los poderes del Soviet y del Congreso. Dicho en palabras llanas, estaba desconociendo al parlamento a la vez que nombraba una comisión constitucional que presentaría un anteproyecto de constitución en diciembre de ese año.

Seis días después, el 21 de septiembre de 1993, salió del Kremlin, se retiró a su casa en las afueras de Moscú y ordenó que le cortaran la energía eléctrica al parlamento, que sesionaba en un edificio conocido como: la Casa Blanca rusa. La prensa estadounidense y europea cubrió con detalle muchas de las manifestaciones populares y varias de las declaraciones de los líderes enfrentados. Así daban la impresión de que estaban informando, pero nunca nos dijeron que en el Artículo 121 de la Constitución de la Federación Rusa se establecía que, si el Presidente intentaba disolver un cuerpo representativo legalmente constituido, sus poderes cesaban de inmediato.

En términos legales, Yeltsin se había auto destituido el 15 de septiembre anterior con el Decreto 1400. El sucesor automático, entonces, era el Vicepresidente Aleksander Rutskoi, pero el gabinete, que había sido nombrado por Yeltsin, no lo reconoció. Rutskoi fue llamado por el Congreso, él estableció contacto con varios jefes del ejército, pero estos tomaron las cosas con una calma premonitoria de lo que ocurriría después.

En los últimos días de septiembre de 1993 estalló una revuelta en Moscú y la policía reprimió a los manifestantes. Entre el 2 y el 3 de octubre, la Casa Blanca rusa fue completamente acordonada, de modo que nadie podía entrar ni salir. Los miembros del Congreso se quedaron prácticamente encarcelados en la sede del poder legislativo de Rusia. La cadena de televisión CNN pidió, y recibió, el permiso para instalar sus cámaras en sitios cercanos al edificio del parlamento. Durante la mañana del 4 de octubre la Casa Blanca fue cañoneada, quienes estuvimos dispuestos a desvelarnos enfrente de la televisión, pudimos ver los tanques rusos por las calles de Moscú y a las fuerzas de élite asaltando el edificio. Lo que nunca nos dijeron es que Yeltsin estaba violando la Constitución que le había permitido ser Presidente y que estábamos presenciando, en vivo y en directo, un golpe de estado.




El demócrata de las cadenas de televisión estadounidenses y europeas, había mandado incendiar el parlamento ruso


En 1933 los nazis quemaron el parlamento alemán y culparon de esa atrocidad a los comunistas. Ahora había surgido un imitador.



Me enteré de los detalles legales 14 años después, pero ahora, me he encontrado que en la promoción de una artista, tan desafortunada como talentosa, tenemos una cara amable para olvidar la historia.

miércoles, 20 de julio de 2011

Un relato sobre Yuri Rumer. Colaborador de Landau desterrado a Siberia.

Hace unos días vi la película francesa “Une Execution Ordinaire”, presentada en el mercado de habla inglesa como “An Ordinary Execution”, y si algún día se presenta en México, podría llamarse Una Ejecución Ordinaria, o tal vez Cacería en Moscú, o Las Entrañas de un Genocida. O vaya Usted a saber.



En ella actúa André Dussollier representando a Stalin y Marina Hands como una Doctora en Medicina con un don muy especial: con sus manos sobre la cabeza de Stalin, o en sus piernas, le quita el dolor de sus últimos meses de vida. Es una adaptación al cine de una parte de una novela de Marc Dugain, está ambientada en el año 1952 en tomas nocturnas de Moscú, y ocasionalmente, de un campo muy llano, verde y hermoso.

Obviamente se presenta allí la crueldad de Stalin, pero no voy a contar la película porque a alguien podría echarle a perder la diversión si desea verla. Salió a exhibición en 2010 y seguramente ya está en DVD, aunque quizá nunca la traigan a los cines mexicanos porque no aparece en ella nadie de Hollywood.




La película me trajo a la mente un par de episodios leídos hace varios años en un libro escrito por el Doctor en Física Roald Sagdeev, quien describió sus años de formación y desarrollo profesional en un libro intitulado: “The Making of a Soviet Scientist”. Aquí voy a relatar una de ellas, la otra trata sobre una pianista francesa, pero la dejaré para después.

Sagdeev fue uno de los últimos estudiantes de física en aprobar el “Mínimo de Landau”, una serie de exámenes aplicados personalmente por Lev Landau a quien quisiera ingresar a su grupo de trabajo. De allí se desprende su conocimiento sobre la vida interna de ese círculo de altísimo nivel en física, al cual siempre soñó pertenecer. Nunca lo logró, porque apenas había presentado el último de ellos, le fue notificada su asignación a un centro de investigación sobre fusión nuclear.

De los 35 capítulos de su libro, dedica al menos uno al nacimiento de la ahora conocida como la ciudad de la investigación: Akademgorodok, a 15 kilómetros al sur de Novosibirsk. Relata varios aspectos del nacimiento de ese centro científico gigantesco, y conviene leerlo a él como protagonista directo, en lugar de creer el rosario de mentiras y torceduras de la historia que encontramos en la wikipedia, o en artículos como los del diario español El País, donde los motivos ideológicos buscan oscurecer los hechos reales.

Novosibirsk es una ciudad enclavada en el centro de Siberia, a más de 2 mil 800 kilómetros al este de Moscú, aproximadamente en el paralelo 55 de latitud norte. Para darnos una idea de esa situación geográfica podemos imaginarnos a nosotros mismos en Montreal, a 45 grados de latitud y ante la necesidad de avanzar todavía mil 200 kilómetros hacia el norte para alcanzar la misma latitud de Novosibirsk. Allí el frío es enorme y no tiene semejanza alguna con el sufrimiento de franceses o alemanes cuando los sorprenden las nevadas extremas. En Novosibirsk la temperatura baja a 20 grados bajo cero, en promedio de invierno, pero el termómetro puede caer hasta 39 grados por debajo de cero, como sucedió en enero de 2011. Novosibirsk está tan lejos de Hermosillo, Sonora, en México, que cuando para nosotros son las 12 del mediodía del miércoles, para ellos son las 2 de la mañana del jueves.

Ahora sí, vamos al relato de Roald Sagdeev: en su libro dice que Yuri Rumer fue un amigo personal suyo en Novosibirsk y lo presenta como un especialista en idiomas, convertido en físico por alguna razón. Formaba parte del círculo cercano a Lev Landau en el año de 1938 y había estudiado en los mejores centros europeos de física. Entre ellos, en Gotinga, donde estuvo bajo la supervisión de Max Born, uno de los fundadores de la versión matricial de la teoría cuántica. Terminada su formación, Rumer regresó a Rusia, donde estableció contacto con Landau, quien ya había iniciado el desarrollo de los ahora famosos textos de física conocidos por los físicos como “los Landau”. Uno de los primeros objetivos de Landau y Rumer fue el desarrollo de un libro que explicara la Relativida Especial de Einstein a los lectores de ruso, para que, sin necesidad de aprender alemán, u otro idioma, pudieran conocer esta obra en su lengua natal. Ese es el origen del libro ofertado ahora como: ¿Qué es la Teoría de la Relatividad?




En el año de 1938, Lavrenti Beria se había convertido en el brazo ejecutor de Stalin en asuntos de política interior y estaban desarrollando un proceso de purga generalizada de malos elementos en la sociedad soviética. Entre las muchas estupideces realizadas por ellos estuvo el descabezamiento de todo el ejército soviético de tierra destacado en Ucrania y Bielorrusia, por donde entraron las tropas de los nazis en el verano de 1941, arrollando a un ejército gigantesco, pero sin dirección competente.

Otra de las estupideces es la relatada por Sagdeev: Lev Landau fue arrestado acusado de redactar un manifiesto en contra de Stalin, y junto con él, Yuri Rumer, quien fue tratado como un conspirador relacionado con Landau, quien había “‘intentado malinterpretar los principios de la física moderna para infligir daños a la economía socialista’”. [Es mi traducción del original en Inglés al Español].

Landau era considerado como el criminal principal, pero fue liberado una año después, declarado como no culpable, pero secretamente vigilado, con sus conversaciones grabadas y sus cartas abiertas y leídas por los servicios de espionaje, según relato de Anna Yudina para la Russiapedia.

No encontré una foto de Yuri Rumer, pero va una de Landau joven


Ésta está en: http://russiapedia.rt.com/prominent-russians/science-and-technology/lev-landau/


En cambio, Rumer fue enviado durante varios años a Siberia, en unos campos de concentración reservados para académicos de alto nivel, quienes bajo la organización dirigida por Beria realizaban trabajos para los planes militares soviéticos. Era un tipo de prisión llamada “Sharaga”, y allí estuvieron, entre otros, Alexander Korolev y Valentin Glushko, el primero de ellos fue el director exitoso de los vuelos espaciales de 1957 a 1965, y el segundo, muy listo pero no tan afortunado en logros, el sucesor de los planes de desarrollo soviéticos que nunca llevaron a la Luna, pero sentaron las bases para el desarrollo posterior de las estaciones espaciales soviéticas. Punto poco abordado en la literatura occidental, porque allí, los soviéticos superaron ampliamente a los estadounidenses.


Foto en invierno. El lago cercano a Akademogorodok está helado. Es del Panoramio en Google Earth.




Cuando las habilidades técnicas de Korolev fueron necesarias, el estado soviético lo liberó, pero como el trabajo teórico de Yuri Rumer no tenía relevancia para los planes militares, lo mandaron todavía más lejos, a un pequeño pueblito a la orilla del Río Yeniséi. Como un fuera de la ley, Yuri Rumer tenía que firmar cada semana en el departamento de policía local, pero tuvo la ventaja de que su esposa Olga, quien no estaba bajo la misma condición política, decidió acompañarlo y cuidarlo hasta esos confines de Siberia. He encontrado una biografía de Yuri Rumer, pero en una casa editorial que me quiere vender el artículo en 30 dólares, por eso, dejaré para después su contenido, siempre y cuando alguien me lo regale algún día.
Según Sagdeev, confinado al hielo de Siberia y a al luz de una lámpara de keroseno, Yuri Rumer acometió la idea de abordar el último problema de Einstein: una teoría del campo unificado, idea catalogada por Sagdeev como sigue: “Por veinte años de su vida en el Instituto de Estudios Avanzados en Princeton Einstein intentó construir esta superciencia, la cual, como en una religión monoteísta, abarcaba y juntaba teorías fragmentarias de diferentes clases de fuerzas de la naturaleza”.


Otra foto del Panoramio, en el Google Earth, tampoco se el nombre de la persona que la tomó






Finalmente, Rumer produjo su propia versión de la teoría del campo unificado, una en la que seguía una idea original de Kalusha, porque agregaba una quinta dimensión. En este caso se trataba de la acción, una cantidad física calculada mediante la integral en el tiempo de una función lagrangiana.

Según Sagdeev, “…los cálculos de Rumer eran directos y elegantes…”. Separado del mundo exterior por miles de kilómetros de hielos y bosques, además del muro político erigido por el sistema estalinista en torno a los condenados políticos, su única posibilidad era escribirle al “Camarada Stalin” para pedirle la consideración de su trabajo.

En palabras de Rumer a Sagdeev, lo más difícil para él fue concebir cómo dirigirse a Stalin, pues un condenado por motivos políticos, en arresto domiciliario. Asunto que resolvió enumerando los títulos oficiales más importantes para enviar un paquete al Kremlin. Éste contenía la teoría del espacio de cinco dimensiones y solicitaba la revisión de la misma. Como atención particular para el interés de Stalin, Rumer optó por recuperar una cita de Lenin, quien alguna vez había escrito que el espacio de cuatro dimensiones no ayudaba a ningún obstetra. Dirigiéndose al “único clásico viviente del Marxismo” [las comillas son de Sagdeev] Rumer clamaba ser un obstetra intentando trabajar sobre el espacio de cinco dimensiones.

Aparentemente los oficiales del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética enviaron el manuscrito de Rumer a la revisión de varios expertos, uno de los cuales fue Vladimir Fok, quien había sido rescatado de la prisión de la Lubianka por Piotr Kapitza en 1937. En su comentario, Fok alabó la elegancia y la transparencia del cálculo de Rumer, pero en su consideración, no era algo superior a lo existente previamente en la literatura. Según Fok, el manuscrito pasaba la prueba de la decencia, la integridad y la generosidad. Sin embargo, no todos los revisores hicieron la misma evaluación.

Sagdeev afirma que no se sabe cómo se tomó la decisión, pero el artículo fue publicado en una revista de física y Yuri Rumer se ganó el derecho a vivir en Novosibirsk donde reinició su trabajo profesional.


foto tomada por alguien de nombre Marine en Novosibirsk





Al inicio del Capítulo 15, Sagdeev relata como su llegada a Novosibirsk fue diferente a la de Yuri Rumer. Hacia fines de los años cincuenta del siglo XX, Nikita Khrushchev decidió apoyar fuertemente el desarrollo de la ciencia en Siberia. Decretó, firmando personalmente, la inyección de 220 millones de rublos para la construcción de un complejo científico gigantesco. Designó a Mijail Lavrentiev para la coordinación de los trabajos de fundación y desarrollo de ese centro.

Si suponemos una inflación promedio anual de 3.5% en los Estados Unidos, desde 1957 hasta 2011, esos 220 millones de rublos equivalen a más de mil 400 millones de dólares estadounidenses ahora. Este dato indica la magnitud del interés de Nikita Khrushchev en ese proyecto. Sin embargo, no fue tan sencillo, pues el secretario regional del partido comunista, en Novosibirsk, Fyodor Goryache, sintió que le estaban pisando su gallinero con la libertad de acción otorgada a Mijail Lavrentiev, lo cual dio lugar a varias anécdotas relatadas por Sagdeev en su libro.


Invierno en Akademgorodok. Foto del Panoramio en Google Earth





Ahora Akademgorodok tiene al menos 40 institutos de investigación y su calle principal, la única en la práctica, se extiende por casi 4 kilómetros. Sagdeev nos cuenta un poco de su vida allí, relata el desagrado de los habitantes de Novosibirsk cuando la comunidad de científicos llegó allí, pues mientras ellos se formaban durante varias horas para obtener: manteca, carne y pan; los científicos de Akademgorodok recibían todo de inmediato y caminaban por avenidas pavimentadas, rodeadas de abedules, sin necesidad de usar las acostumbradas botas altas de hule para protegerse del lodo.

Cuando Roald Sagdeev llegó a ese paraíso trasplantado a más de mil 800 kilómetros al este de Moscú; Yuri Rumer, ya estaba en Novosibirsk, entre esa población multitudinaria de siberianos aquejados por el frío y las nevadas en invierno, o por la lluvia persistente en el verano.





Foto del lago cercano a Akademgorodok en verano. No se el nombre de quien la tomó.

martes, 19 de julio de 2011

Algunas ligas para consultar a quienes escriben sobre Sánchez Vázquez después de su fallecimiento

9 de julio de 2011. Noticia de la muerte de Adolfo Sánchez Vázquez
http://www.jornada.unam.mx/2011/07/09/politica/002n1pol

Arturo Jiménez escribe sobre la naturaleza de exiliado de Adolfo Sánchez Vázquez
http://www.jornada.unam.mx/2011/07/09/politica/008n1pol

Arturo Jiménez y Ana Mónica Rodríguez escriben sobre el funeral y entrevistan asistentes que opinan sobre su obra:
http://www.jornada.unam.mx/2011/07/10/cultura/a02n1cul

Si aguantas un estilo cursi sobre Sánchez Vázquez, aquí está Elena Poniatowska escribiendo sobre él:
http://www.jornada.unam.mx/2011/07/11/opinion/a10a1cul

Luis Hernández Navarro escribe sobre la visión de Sánchez Vázquez acerca del marxismo:
http://www.jornada.unam.mx/2011/07/12/opinion/025a1pol

Su hijo, Adolfo Sánchez Rebolledo, escribe sobre la concepción marxista de su padre:
http://www.jornada.unam.mx/2011/07/14/opinion/023a2pol

Andrés Barreda discute y trata de ubicar el pensamiento filosófico de Sánchez Vázquez entre otros marxistas de la segunda mitad del siglo XX:
http://www.jornada.unam.mx/2011/07/14/opinion/a05a1cul

Teresa del Conde escribe sobre Sánchez Vázquez como crítico literario:
http://www.jornada.unam.mx/2011/07/19/opinion/a05a1cul

Recomendación: Si quieres mantenerte actualizado, sobre este tema, después de esta fecha, el buscador de La Jornada te será de mucha utilidad.

viernes, 8 de julio de 2011

En memoria de Don Adolfo Sánchez Vázquez

Ver también la siguiente liga:
http://fisicahistoriayasuntosuniversitarios.blogspot.com/2008/01/actualidad-del-pensamiento-de-adolfo.html

*






Este viernes 8 de julio de 2011 murió Don Adolfo Sánchez Vázquez, autor de cuando menos 25 libros, pero mejor conocido para los estudiantes de bachillerato de los años setenta del siglo XX por su libro “Ética”, de cuya lectura aprendimos a no confundir la moral con la ética.




Hace poco tiempo aprendí que antes de ser filósofo, Don Adolfo fue poeta. Lo supe cuando Ambrosio Velasco Gómez, de la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad Nacional Autónoma de México, escribió un artículo intitulado: “Adolfo Sánchez Vásquez: humanismo y compromiso político de un republicano en el exilio”. Allí nos cuenta el ambiente en el que el joven Adolfo se desenvolvió, respirando los aires de libertad que movía el viento nuevo de la República Española.

Ambrosio Velasco Gómez hace sentir, por medio de ese artículo, el sentimiento de tensión del joven que veía peligrar el intento de formar una sociedad distinta en aquella España que se sumió durante décadas en un absolutismo arcaico, para terminar convertida en un reino decimonónico. Inserta en su trabajo un fragmento de uno de los primeros poemas escrito en el año de 1931, cuando apenas tenía 17 años de edad, su título es “Romance de la Ley de fugas”, y dice lo siguiente:

¡Cómo temblaban los trigos!
¡Cómo temblaban los árboles!
¡Cómo temblaba la tierra
y los olivares!

Los cinco cuerpos cayeron
revolcándose en la sangre.
Yo los vi como cayeron
en la tarde agonizante.

Eran cinco los que iban
por el camino adelante.
Cinco cuerpos en la tierra
dejaron sobre su sangre.

La siguiente es una imagen vieja de Algeciras, la ciudad en que nació Adolfo Sánchez Vázquez:




Nos cuenta también que ante la irrupción armada de Francisco Franco, se dedicó a colaborar en la edición de un periódico que se llamó “Ahora”, órgano de difusión de las Juventudes Socialistas Unificadas. De allí, Ambrosio Velasco Gómez escoge el siguiente fragmento del poema intitulado: “Romance de la defensa de Málaga”, en el cual nos dice lo siguiente:

Que nadie duerma, que el fascismo
no duerme, que está despierto.
Que se levanten ardientes
todos los pulsos de hielo.
Que cada garganta fría
sea un surtidor de fuego.

Que cada brazo caído
sea un muro en movimiento.
¡Málaga, despierta ahora!
¡Que vibre tu pulso a tiempo!
¡Nadie duerma, que la muerte
está rondando tu cuerpo!

Y sí, la muerte sumió a Málaga, y a toda España, en una mortandad de seres humanos en la que hasta Adolfo Hitler y Benito Mussolini metieron su cuchara, todo ante la mirada cómplice de Inglaterra y las demás potencias europeas de la época.

Así era Málaga en los años 30 del siglo XX:





Don Adolfo Sánchez Vázquez terminó viviendo en México, pero para enterarnos de su obra es mejor ir a leer las 17 páginas del artículo citado, además de la serie de artículos y relatos que seguramente aparecerán a partir del 9 de julio de 2011.

Solamente quiero agregar cinco tesis breves del pensamiento de Don Adolfo Sánchez Vázquez acerca de la moral, que para él no era un conjunto de valores universales inmóviles a lo largo de la historia de la humanidad.

Sánchez Vázquez afirmó que, en las sociedades divididas en clases antagónicas, la moral tiene un carácter de clase.

Del estudio de la historia él extrajo que han existido diferentes morales de clase, de modo que, mientras no se den las condiciones reales de una moral universal, válida para toda la sociedad, no puede existir un sistema de moral válido para todos los tiempos y todas las sociedades.

Dicho de otra forma, Don Adolfo Sánchez Vázquez no negaba que la sociedad pudiera alcanzar algún día una moral con valores universales, lo que él decía es que, para su aparición, se necesitaba resolver primero los aspectos antagónicos de las clases sociales.

Don Adolfo Sánchez Vázquez enseñaba que las morales particulares se integrarían en un proceso de conquista de una moral verdaderamente humana y universal.

Explicaba también que la moral era tan necesaria para los seres humanos como la producción de bienes materiales. La primera es tan fundamental como la segunda porque cumple una función social muy importante.

Para Don Adolfo Sánchez Vázquez, el ser humano debía intervenir en la transformación de la sociedad porque, sin su intervención, se abría la posibilidad de que la humanidad no subsistiera como tal.

Y de hecho es así, entre los arsenales de la guerra fría llegaron a acumularse más de 55 mil cabezas nucleares apuntando hacia diversos objetivos, sin saber, en aquella paranoia de las castas dirigentes, que con solamente un 10% de ellas era suficiente para acabar con todo rastro de los seres humanos sobre la Tierra. Peor aún, ignoraban que ni siquiera era necesario lanzarlas contra territorio enemigo, pues sería suficiente con hacerlas explotar en el país propio para generar el humo, el polvo y los incendios suficientes para producir un fenómeno que vino a ser bautizado como “el invierno nuclear”.

Don Adolfo Sánchez Vázquez llamaba la atención sobre la necesidad de intervenir para formar una nueva sociedad en la que las clases antagónicas ya no estuvieran presentes, pues como estamos aprendiendo ahora, el capitalismo jamás resuelve sus propias crisis, únicamente las traslada hacia otras capas de la sociedad, o las exporta para que otros países paguen las consecuencias de las acumulaciones de ganancias de unos cuantos.

Don Adolfo Sánchez Vázquez murió a la edad de 95 años, pero era desde hace más de 40 uno de los mejores referentes teóricos de una concepción moral distinta, una que seguimos sintiendo que se puede alcanzar, aún cuando en países como México la izquierda se encuentre desaparecida y sustituída por un conjunto de merodeadores del poder que dicen, para tratar de encandilarnos, que ellos son de izquierda.

Con la muerte de Don Adolfo Sánchez Vázquez se siente cómo si una generación de grandes maestros estuviera desapareciendo, a la vez que uno busca, sin encontrar, a los pensadores de esa talla para sutituirlos.

El lado bueno es que él se va pero nos quedan sus libros. Su cerebro, como el de todos los seres humanos, se forma de un tejido abastecedor de nutrientes y otros elementos necesarios para que las neuronas funcionen. Éstas son como foquitos de un árbol de navidad que se prenden y se apagan, de modo que en su ritmo de prenderse y de apagarse, así como en las estructuras que secretan neurotransmisores, se encuentra la memoria y el trabajo que produce al pensamiento.





En el caso de Don Adolfo Sánchez Vázquez las neuronas se murieron este viernes 8 de julio de 2011, pero en sus libros están sus ideas y de ellas podemos nutrirnos todavía.


martes, 5 de julio de 2011

Volverán a hacer lo mismo

Dos notas. Una sobre las casas encuestadoras de México. Otra sobre Einstein ante los alemanes.


Este domingo 3 de julio de 2011 se consumó en el Estado de México algo que llaman elección de estado. El lunes 4 de julio los diarios, los correos electrónicos, twitters y facebooks están llenos de comentarios sobre algo que todos sabíamos. Escriben: el “dinosaurio está vivo”.

No abundaré sobre esos análisis políticos tan repetitivos. Escribiré sobre un par de cosas que aunque parezcan colaterales, pueden ayudar un poco a diversificar nuestro conocimiento sobre las conductas sociales y políticas.

I. El dinosaurio está vivo. Las empresas encuestadoras mexicanas también.

La madrugada posterior al 2 de julio de 2006 me fui a dormir seguro de que se había consumado un fraude que incluía los viejos métodos de acarreo en automóviles y de falsificación o alteración de actas, con otro más novedoso que ya era esperado: el fraude cibernético.

Lo había dicho multitud de veces Julio Hernández López en su columna Astillero y también en un programa al que había sido invitado por el payaso Broso. Una gran cantidad de irregularidades ya habían sido descubiertas y eran tantas que llegaron hasta nuestros conocidos cercanos, por ejemplo, me tocó conocer el caso de tres señoras de la tercera edad que desaparecieron del padrón solamente porque sí. Ellas tenían credencial de elector, acudieron a votar, pero no estaban en la lista.

La primera irregularidad cibernética que se presentó a la vista de casi cualquier persona con Internet fue el programa de resultados rápidos llamado PREP. Dada la cercanía de la Ciudad de México, que además cuenta con el promedio más alto de escolaridad en el país, era de suponerse que los funcionarios y representantes de casillas de esa población terminaran primero su conteo y llenado de actas para reportarlos por las vías oficiales.

Sin embargo, el conteo (rápido) oficial arrancó con una enorme ventaja a favor del Licenciado Calderón, lo cual indicaba que estaban entrando primero los datos de sitios como Guanajuato, Guadalajara y otras ciudades de tendencia derechista en su historial electoral. La gráfica es ahora muy conocida y no la voy a comentar, solamente diré que en términos de la teoría de la probabilidad y de la estadística, era una conducta imposible en términos reales, ya que su probabilidad de ocurrir era más pequeña que sacarse la lotería nacional dos veces seguidas. Lo digo en serio, no es figura literaria.





El conteo distrital de miércoles 5 de julio de 2011 presentó otra conducta anormal. Esta vez arrancó arriba el Licenciado López Obrador y se mantuvo así durante toda la mañana para empezar a declinar después del mediodía en una curva que para las seis de la tarde todavía mantenía a este político por arriba del Licenciado Calderón. La gráfica más famosa fue publicada en el diario El Universal al día siguiente, y era, como la otra, totalmente fuera de lugar debido a que tenía que resultar de una cadena de sucesos cuya probabilidad era casi cero.

En la siguiente dirección se encuentra la gráfica que se inserta a continuación:





En agosto del año 2006 me sorprendió el enorme manejo de datos y de estadísticas recopilados por un conjunto de físicos del centro del país, quienes incluso se reunieron en al menos una ocasión para discutirlos. Sin embargo, esa mina de oro era mal aprovechada, pues culminaba en palabras y en frases lejanas al lenguaje correcto entre los físicos. Decían, por ejemplo, que las curvas del PREP y del conteo distrital mostraban “conductas atípicas”. En términos científicos decir eso, y decir nada, es lo mismo.

Como mi especialidad son la física estadística y los procesos estocásticos, me puse a estudiar yo mismo el problema. Preparé en octubre de 2006 una plática a la que asistieron varias decenas de personas en el Departamento de Física, y después, me invitaron en dos ocasiones al Departamento de Sociología y Administración Pública, y en otras dos ocasiones al Colegio de Bachilleres de Sonora. Siempre procuré evitar el uso de la palabra “fraude”, pero el público llegaba invariablemente a la conclusión de que eso había ocurrido.

Exponiendo para personas con menos conocimientos de las matemáticas me vi obligado a evitar los términos técnicos de los físicos, para hablar de la probabilidad en un lenguaje tangible para la mayoría de la población. Es algo que termina enseñándole más a uno cuando está tratando de ser claro sin alejarse de la seriedad en la exposición.





Acumulé una gran cantidad de notas hechas para las pláticas impartidas, de modo que mi hermano me convenció de hacer un libro, me puse a hacerlo y resultó una publicación que él mismo financió, ya que no siendo nosotros personas renombradas en ninguna televisión, ni radio, ni prensa escrita, ni hijos de alguien con contactos, ninguna editorial conocida nos prestaría atención. Mucho menos la Universidad de Sonora, cuya conducta pusilánime la ha llevado a no incluir mi libro ni siquiera en el acervo de sus bibliotecas. Así, resulta que mi libro está en la biblioteca de la Universidad de Arizona, y también, como descubrí un día de diciembre de 2009, en la Universidad de Stanford, donde alguien se lo había llevado prestado para leerlo en vacaciones.





En el libro inicié mi exposición haciendo ver que el fraude se empezó a gestar desde las encuestas de la empresa GEA-ISA, quienes introdujeron una frase absurda en términos de la teoría de la probabilidad: “empate técnico”. Aunque algunos de los empresarios de otras casas encuestadoras realmente tienen conocimientos de estadística, guardaron un sospechoso silencio ante esa frase tan tonta como famosa en la actualidad. En otra ocasión explicaré con números por qué eso de empate técnico es una tontería.

Muchos meses después apareció la película de Luis Mandoki: “Fraude: México 2006”. Llegó a Hermosillo a fines de noviembre de 2007 y asistí a verla, me llamó la atención que este cineasta seguía en su documental el mismo orden que yo, iniciaba el orden lógico de la exposición con una entrevista de Joaquín López Dóriga a Roy Campos, y cuando este último hacía un enredo con cifras promediadas en las que claramente trataba de acercar los porcentajes de intención de voto de López Obrador y de Calderón, el lector de noticias lo interrumpía con una falsa pregunta: “¿Entonces hay empate técnico”. Quien vea la película, si la encuentra en DVD, podrá ver la cara y el silencio del encuestador.

Dije en mi libro que las casas encuestadoras de México estaban trabajando mal, que habían mentido y permitido mentir a los lectores de noticias, que lo habían hecho en forma intencional y que era un error permitir que quedaran impunes. Cuatro años después, han repetido la táctica en el Estado de México. Allí, solamente hubo una encuestadora manejando cifras, las demás no entraron a hacer encuestas, y en palabras de Virgilio Caballero ante el programa “Y sin embargo se mueve”, transmitido por Radio Bemba este 3 de julio de 2011, las demás casas encuestadoras fueron presionadas para advertirles que no se metieran a encuestar en el Estado de México.

Así las encuestas han pasado a formar parte del marketing político, pero lo más interesante es que teniendo tantas personas que podrían entrar a resolver ese problema, trabajando desde, y para, los intereses académicos, nadie hace nada.

Como dije en el título: volverán a hacer lo mismo, y con esto paso al segundo punto.

II La actitud de Einstein ante los alemanes después de la Segunda Guerra Mundial.

En mayo de 1945 se produjo la derrota definitiva del régimen nazi en Alemania. Esta nación quedó destruida hasta el punto de que las casas no tenían techos, ni ventanas en la mayoría de los casos. Los campos estaban arrasados y la producción de alimentos peligraba con una severa amenaza de hambruna generalizada. Las privaciones incluían a los académicos alemanes, quienes veían su país destrozado y muy lejos de la potencial producción de los bienes materiales a los que ellos estaban acostumbrados.

Entonces se iniciaron varios esfuerzos para tratar de ayudarlos a sobrevivir, uno de ellos fue Lise Meitner, quien desde Suecia buscaba proveer a sus amigos de ropa, queso y otros alimentos o satisfactores que escaseaban en Alemania. Lo hacia a pesar de que ella había salido huyendo de allí, de una forma que relataré en otra ocasión.

Otro esfuerzo fue realizado por James Franck, físico ganador del Premio Nobel de Física en 1925, básicamente para reconocer que él había desarrollado, junto con Gustav Hertz, un experimento en el que lograron demostrar que efectivamente los niveles de energía de los átomos toma valores que no son continuos.




James Franck había escapado de Alemania en 1933, poco después del arribo de los nazis al poder en ese país. Sin embargo, cuando se enteró de las penurias de sus amigos alemanes, organizó un enfoque político para que el proceso de ocupación de los aliados no fuera un sistema aplastante y degradante contra la mentalidad alemana, sino una forma constructiva de colaboración para evitar la decadencia moral de esa población.

Como relata Albrecht Fölsing en su libro “Albert Einstein”, Penguin Books, 1997, página 727, Albert Einstein reaccionó de manera áspera ante esa y otras posibilidades. Cuenta Albrecht Fölsing que le escribió a Franck con estas palabras, traducidas por mi del Inglés original al Español: “Los alemanes masacraron millones de civiles de acuerdo a un plan bien preparado, para ocupar sus lugares. Si ellos te hubieran masacrado a ti también, esto no habría ocurrido sin algunas lágrimas de cocodrilo. Ellos lo harían otra vez si tan solo tuvieran la oportunidad.”





Más adelante, Albrecht Fölsing agrega otras palabras lapidarias de Einstein acerca de los alemanes, relató que Einstein había escrito “no encuentro ninguna traza de culpabilidad ni de remordimiento entre los alemanes ...”

En 1945 Albert Einstein recibió una invitación personal de Arnold Sommerdeld para que aceptara formar parte de la Academia Bávara de Ciencias. La rechazó afirmando, en forma aguda, que “Habiendo asesinado los Alemanes a mis Judíos, no deseo tener nada que ver con ellos... ni aún con una Academia relativamente inofensiva”.





Sommerfeld era un connotadísimo maestro, formador de cuatro ganadores del Premio Nobel de Física: Werner Heisenberg, Wolfgang Pauli, Peter Debye y Hans Bethe. Además, tres estudiantes de postgrado que trabajaron con Sommerfeld en sus años de formación, y que también alcanzaron el Premio Nobel, fueron Linus Pauling, Isidor Rabi y Max von Laue.

Albert Einstein rechazó también la invitación a formar parte de la Sociedad Max Planck, pero esa historia la contaremos después.

Mi punto es que los priístas y las casas encuestadoras en México ameritan el mismo juicio. Si tienen la oportunidad volverán a hacer lo mismo, no hay en ellos ningún gesto de culpabilidad o de remordimiento.