sábado, 14 de diciembre de 2013

Universidad de Sonora ¿cómo evitar que sigan atropellando estudiantes?

Esta foto nos muestra el Teatro Degollado en Guadalajara Jalisco. Quiero aprovecharla para sugerir algunas ideas nada caras que podrían ayudar a disminuir el riesgo que corren nuestros jóvenes en las calles que circundan la Universidad de Sonora.

El objetivo de esta contribución es proponer una solución parcial que podría disminuir el riesgo de atropellamientos de estudiantes de la Universidad de Sonora a un costo relativamente barato. Este tema lo traté el 25 de marzo de 2012 y puedes leerlo en la siguiente dirección:

Obviamente ninguna autoridad me hizo caso, y desde entonces, han atropellado a varios jóvenes. Recuerdo a una joven deportista que murió a causa del golpe recibido, y pocos días después, un sujeto con poca alma atropelló a dos estudiantes de medicina en la calle Reforma.

Parto de la base de que los automovilistas no harán algo de su parte para respetar la vida de los jóvenes que asisten cada día hábil a atender sus clases, exámenes, etcétera en el campus de la Universidad de Sonora, Unidad Centro.

Trataré únicamente el caso de la Calle Colosio, ubicada como frontera sur del campus universitario. Los riesgos diarios enfrentados por los jóvenes amerita hacer algo con urgencia.

La misma solución puede ser aplicada en todas las demás calles circundantes a la Universidad. En todos los casos se trata de falsas vías rápidas, como hice ver en la contribución antes citada.

Otra premisa fundamental para esta propuesta es la siguiente:

No es lo mismo agilidad y fluidez en el tránsito que velocidades permitidas muy altas.

Explicaré ahora por qué. Todo parte de que el cálculo del tiempo utilizado en un recorrido a rapidez constante se calcula mediante la siguiente expresión:

donde t indica el tiempo, d la distancia recorrida y v la rapidez de un móvil.
De modo que cuando las distancias son pequeñas, como en una ciudad, las diferencias de tiempo tampoco son muy grandes.

Supongamos un automovilista que va desde la calle Rosales, a lo largo de la calle Colosio y avanza hacia el poniente, para llegar hasta un costado del seminario donde se forman sacerdotes de la iglesia católica. La distancia es de aproximadamente 4 800 metros.

Supongamos ahora un diseño vial en el cual los semáforos están sincronizados para que un automovilista los encuentre en señal verde mientras viaja a una velocidad de 60 kilómetros por hora. Son 16.6 metros por segundo y lo llamaremos conductor rápido.

El tiempo que el conductor rápido de un automóvil necesita para llegar desde la calle Rosales hasta el seminario para sacerdocio católico (Hermosillo) es de 4 minutos y 49 segundos.


En cambio, si el diseño vial consiste en sincronizar los semáforos para favorecer a los conductores que viajan a 40 kilómetros por hora (conductor lento), tenemos que viaja a 11.11 metros por segundo y necesita de 7 minutos con 12 segundos para recorrer esa misma distancia.

La diferencia de tiempo entre el conductor rápido y el conductor lento es de 2 minutos con 23 segundos.

La conclusión es que aumentar la velocidad máxima de 40 a 60 kilómetros por hora sólo mejora el tiempo de traslado en menos de dos minutos y medio. Demasiado poco para tanto incremento del riesgo. Si la gente se atrasa, en los atascamientos, se debe a la mala sincronización de los semáforos, y también, a la necedad de quienes sabiendo que a una velocidad anunciada encontraran los verdes, insisten en conducir a una rapidez muy superior. No reflexiona en que, así, lo único que consiguen es llegar antes al siguiente cruce importante, frenar y quedarse estacionados frente a un semáforo en rojo. Cuando por fin se pone verde, tardan en arrancar y son alcanzados por los que no condujeron tan rápido como ellos, quienes a cambio, se ven obligados a frenar.

Sobre la base de la consideración anterior, propongo una velocidad de sincronía de 40 kilómetros por hora en el tramo de la calle Colosio con semáforos bien sincronizados y medidas para evitar velocidades superiores. Si es así, se puede pensar en un sistema de islas donde cada estudiante se pueda proteger de un atropellamiento.

El diseño de estas islas se puede explicar revisando cómo se procedió enfrente del Teatro Degollado de la Ciudad de Guadalajara Jalisco, cuya foto presento enseguida

En ellos puede verse los carriles separados por cilindros que impiden el paso brusco de un carril a otro. Se trata de una calle de 13 metros de ancho, dividida como se ve en la foto.

Para el caso de la calle Colosio, al sur de la Universidad, sugiero la construcción de cuatro rectángulos en el carril central, con un área de 21 metros cuadrados cada una. Tomando en cuenta que la vialidad mencionada tiene cinco carriles, es posible diseñar las islas para que sean tan anchas como el carril mencionado y con aproximadamente 6 metros de largo.

En 742 metros desde el Centro de las Artes hasta la calle Reforma es factible colocar seis de estas islas. Aproximadamente una cada cien metros, tal que los estudiantes podrían avanzar dos carriles, protegerse en medio de los cilindros para evitar ser atropellados y esperar el tiempo necesario para terminar de cruzar la calle.

La costumbre de cambiarse de carril solamente porque el conductor juzga que por la línea vecina podrá ir más rápido también podría ser eliminada a base de esta clase de cilindros. No es muy caro y la seguridad de los estudiantes peatones crecería.