domingo, 21 de noviembre de 2010

¡VIVA VILLA, CABRONES! Salvador Loya Villalobos



El hombre que aparece a la derecha de la foto, con camisa a cuadros,fue el maestro Salvador Loya Villalobos, quien tenía uno de los valores morales más preciosos y escasos en esta sociedad que nos tocó vivir: la lealtad. Por eso, tres días después de enterarme de su muerte le pedí al profesor Ramón Santoyo Durán (a la izquierda en la fotografía) un comentario que nos permitiera recordar su partida. Como sabíamos muchos, era un experto en la historia de Francisco Villa.

El maestro Santoyo nos regala el siguiente escrito con el cual deseamos informar un poco de la excelente personalidad de Salvador.

¡VIVA VILLA, CABRONES!

Debo aclarar, que el título de este escrito, no representa la personalidad de un maestro ejemplar como lo fue el Licenciado Salvador Loya Villalobosº: sencillo, respetuoso, sincero, amable, bondadoso; pero en su preferencia por los personajes de la Revolución Mexicana, no hay otra frase que la describa mejor. Profundo conocedor de las distintas etapas históricas de nuestro país, colocó siempre el acento en la controvertida figura de Doroteo Arango; el “General”, como él lo llamaba, absorbió gran parte de su atención intelectual y de su tiempo.

Salvador Loya Villalobos, fue un acucioso investigador de la actividad revolucionaria y política de Francisco Villa; conocía a detalle cualquier faceta del “General”; relacionaba distintos aspectos (sociales, políticos, económicos) que le permitían análisis a fondo y llegar a conclusiones que, a veces, no coincidían con las sustentadas por algunos estudiosos de la vida militar y política del “Centauro del Norte”. Ejemplo de esto son las certeras aclaraciones que hacía a conferencistas sobre un dato erróneo o no habían enfocado con precisión un punto y dejaban tambaleante la figura de Villa. Defendió siempre a su “General”, pero lo hizo con sencillez, casi con humildad y, sobre todo, con conocimiento de causa y en el marco de un respeto absoluto a los detractores de Francisco Villa.









Salvador fue un historiador nato, por placer; no buscó reconocimiento académico alguno en esta disciplina; pero lo que sí deseó con vehemencia fue un mundo más justo y equitativo. Fue un hombre que prefería el camino de la izquierda, bueno, servicial, trabajador y responsable hasta el extremo. Quería un México diferente, por eso la gran admiración hacia los revolucionarios representados por su “General Villa”. No escribió obra sobre su personaje predilecto (sí artículos y dictó conferencias); pero hizo algo mejor, grabó en el corazón de miles de sus alumnos los trágicos y emotivos acontecimientos de la Historia de México tan sólo con el amor, su voz y su Sapiencia; inculcó la crítica constructiva y enseñó que el verdadero ciudadano debe luchar por la justicia y por los que menos tienen. En sus funerales, alguien murmuró: “Se fue el último de los villistas”. No sé si sería el último o el primero, pero de lo que estoy completamente seguro es, que como él, hay muchas personas en el mundo: sabias, estudiosas, eruditas, críticas y que dejan en su comunidad un excelente ejemplo de lo que debe ser un hombre de bien. Hombres que, alejados de las “candilejas académicas”, luchan para que su pueblo despierte y viva con dignidad. Hombres con valores extraordinarios y congruentes en el decir con el hacer; que combaten todos los días, y van dejando en los demás la sensación de que no todo está perdido y encienden en el ambiente social la flama de la esperanza.

Para concluir, quisiera escribir una frase que no pude gritar ante el cuerpo de Salvador y entre los aplausos de despedida de cientos de sus amigos:

¡VIVA SALVADOR LOYA, CABRONES!




º Salvador Loya Villalobos era originario de San Juan Balleza, Chihuahua (1945).
Llegó a Guaymas, Sonora, en septiembre de 1970 como Técnico en Motores de Combustión Interna, egresado del Tecnológico de Chihuahua, a trabajar como docente en el CECATI No. 23.
Un año después prestó sus servicios en el Taller de Refrigeración y Aire Acondicionado en el CECYT 200 (ahora CBTIS No. 40) hasta obtener tiempo completo.
Contrajo matrimonio en 1974 con Araceli Cota Contreras originaria de Guaymas y formó su familia procreando cuatro hijos: Salvador, Javier y los gemelos César y Ángel.
En 1980 inició sus estudios en la Escuela Normal Superior del Estado de Baja California Sur en la Licenciatura de Ciencias Sociales hasta obtener el título.
En febrero de 2009 se jubiló de su labor docente.
El 26 de octubre de 2010, “se jubiló de vivir”, como dijo el Ing. Héctor Luna Garza, exdirector del CBTIS No. 40.
M.D.T RAMÓN SANTOYO DURÁN
HERMOSILLO, SONORA
4 DE NOVIEMBRE DE 2010.