domingo, 5 de agosto de 2012

Aniversario 67 de Hiroshima. Contando la muerte.


En atención al 6 de agosto de 1945.

Consideraciones iniciales:

Cuando son las cuatro de la tarde del 5 de agosto en Hermosillo, Sonora, en Hiroshima son las ocho de la mañana del 6 de agosto. Por esa razón, publico esta contribución a mi blog en esta fecha.

Hay un comentario terrible de Enrico Fermi acerca de la prueba que se hizo de la bomba en Alamogordo el 16 de septiembre de 1945. Dijo que se había tratado de “un experimento bonito”.

Fermi fue un físico de altísimo nivel. Excelente como teórico y magnífico como experimental, pero en asuntos de humanismo, el comentario que menciono no muestra mucha calidad.

En consecuencia, solamente diré que la bomba probada en Nuevo México usaba fisión de plutonio y que tenía una forma esférica porque la manera de lograr la implosión así lo requería, mientras que la lanzada sobre Hiroshima era de forma cilíndrica, porque para unir dos pedazos de uranio 235 se usaba el método de cañón. No daré detalles ligados a la física porque no forma parte de mi escala de valores la promoción de la ciencia para usos militares.

Voy a relatar qué era Hiroshima y a contar la muerte que se abatió sobre ella como consecuencia de una decisión inaceptable.

El 6 de agosto de 1945, a las 8 de la mañana con 16 minutos hora local, explotó sobre la ciudad de Hiroshima la primera bomba atómica que funcionaba a base de partir el uranio 235.

Había sido apuntada sobre un puente que pasa sobre uno de los brazos del Río Ota, pero falló en el blanco por varios centenares de metros y terminó estallando 500 metros arriba de un hospital. Instantáneamente mató a más de 70 mil personas y destruyó todo en un círculo de casi 500 metros de diámetro. La altura de la explosión había sido decidida para que causara el mayor daño posible. Si hubiera explotado más abajo, se habría “desperdiciado” energía en abrir un cráter. Mientras que, en el caso de una explosión más arriba, se hubieran notado los efectos de la dispersión de la energía radiada. Se buscó prevenir la disminución de ésta como el inverso del cuadrado de la distancia.

Cuando la bomba estalló, desprendió una cantidad de energía cercana a las 16 mil toneladas de TNT, que el aire circundante absorbió parcialmente, generando una bola de fuego de 16 metros de radio, con una temperatura de 300 mil grados centígrados.

La expansión de la bola caliente generó una onda de choque que portaba el 50% de la energía. La radiactividad inicial desprendida por la bomba generó segundas formas de radiación, dando lugar a una radiactividad residual de modo que, con la combinación de ambas, había allí 200 clases diferentes de isótopos radiactivos. Estos se combinaron con el carbón producido por los incendios causados y dieron lugar a partículas de ceniza que cayeron sobre la ciudad formando una lluvia negra mortal. De aquí el nombre de varias películas, tanto estadounidenses como japonesas: Black Rain. Esas cenizas envenenaron el agua.



El uso de las matemáticas a favor de la máxima destrucción en contra del enemigo ya había sido aplicada varias veces en los bombardeos de los estadounidenses sobre Japón. Del 9 al 10 de marzo de 1945 volaron 334 aviones B-29 cargados con bombas incendiarias y las lanzaron al azar sobre el centro de Tokio.

Usando la teoría de la probabilidad, específicamente la distribución de Poisson, habían calculado la cantidad de bombazos necesarios para promediar al menos una bomba por cada acre de la superficie de la ciudad. Eso era suficiente para provocar un incendio generalizado. Los aviones pasaron durante 30 minutos lanzando su carga y provocando incendios que alcanzaron temperaturas de mil grados, hicieron hervir el agua en los canales y también en el sistema de cisternas. Más de 100 mil personas murieron, hombre, mujeres y niños.

La misma acción se repitió sobre Nagoya el 11 de marzo, sobre Osaka el día 13 y sobre Kobe, matando a cuando menos 150 mil personas.

Antes, en Alemania, entre el 13 y el 15 de febrero, habían probado la misma técnica. Por esa razón, y contrario a lo que nos cuentan las historias baratas sobre la rendición final de Japón, cuando las autoridades japonesas se enteraron de la destrucción ocurrida en Hiroshima, no sabían que se había utilizado una clase nueva de bomba.

¿cómo surgió y se desarrolló Hiroshima?

Hiroshima nació en el año 1589, cuando un señor feudal, de nombre Terumoto Mori, ordenó la construcción de una fortaleza en una de las islas que se forman cuando el Río Ota se abre para formar cinco brazos que semejan una mano.Inicialmente se llamó el Castillo de la Isla Ancha, que en japonés es Hiro-Shima-Jo.

La tierra cambió de manos varias veces, entre señores feudales cada vez más poderosos que los anteriores, pero el asentamiento poblacional creció debido a la posición estratégica de ésta como puerto. En 1868, cuando ocurrió la revolución Meiji, Japón se modernizó hasta llegar a ser una potencia industrial a principios del siglo XX, con ella, la ciudad de Hiroshima llegó hasta cerca de 400 mil habitantes.

Para el 6 de agosto de 1945 diversas evacuaciones habían reducido la población de la ciudad a entre 280 mil y 290 mil civiles, más cerca de 40 mil soldados. A las 8 de la mañana de ese día la temperatura en Hiroshima era cercana a los 28 grados centígrados, con 80% de humedad y nubes aisladas.

Ese 6 de agosto caminaban por las calles de la ciudad miles de personas que iban al trabajo o a la escuela. Varios miles de niños realizaban en el centro de la ciudad, donde explotó la bomba, una práctica de acarreo de escombros para formar callejones corta fuegos que servirían para aislar los incendios en caso de un bombardeo con armas incendiarias.

Desde las 7 de la mañana con 9 minutos hasta las 7 horas con 31 minutos, tres aviones B-29 habían estado sobrevolando Hiroshima. Eran los aviones de reconocimiento climático para confirmar a la ciudad como blanco del ataque con la primera arma nuclear a base de uranio 235. La alarma aérea había sonado, pero después de las 8 de la mañana, cuando apareció el avión Enola Gay, que cargaba la bomba, casi nadie se preocupó por esconderse. Muchos ojos voltearon al cielo y algún sobreviviente recuerda haber escuchado a alguien que decía: “el avión tiró algo”, menos de un minuto después, la explosión generaría una lluvia de neutrones y de rayos gamma, además de dos ondas de choque superpuestas que generaron vientos de casi mil kilómetros por hora. Desde ese momento, los sobrevivientes envidiarían a los muertos.

Contando la muerte

Algunas víctimas fueron vaporizadas de inmediato, muchos sobrevivientes fueron desfigurados por las quemaduras antes de morir a causa de los efectos de la radiación y su agonía duró días, pero en otros casos, semanas, meses y hasta años.

El número inicial de muertos fue estimado entre 42 mil y 93 mil, pero el cálculo fue realizado con base en el conteo de los cuerpos disponibles. Los relatos de los sobrevivientes permitieron considerar los familiares y los vecinos perdidos, y así, la cantidad de muertos llegó a más de 130 mil para noviembre de 1945.

El punto de Hiroshima sobre el cual explotó la bomba, a más de 500 metros de altura, porque los cálculos mostraban que así se hacía más daño, fue llamado punto cero.
Los estudios posteriores demostraron que, tomando ese punto cero como referencia, el 90% de las personas que se encontraban en un círculo con radio menor o igual a 500 metros murieron. Algunos fallecieron de inmediato, pero toros sobrevivieron unos cuantos días.

En el anillo con radio mayor de 0.5 kilómetros, y radio menor de 1.5 kilómetros, murieron la tercera parte de las personas, pero el resto quedaron heridas con diverso grado de afectación.

En el anillo con radio mayor de 1.5 kilómetros, pero menor de 2 kilómetros, murieron el 10% de personas.

Los tipos de heridas fueron clasificados en cuatro fases:

Primero, quienes fallecieron en las primeras dos semanas tenían quemaduras debido a las ondas electromagnéticas despedidas durante la explosión y a la flama de los objetos de madera incendiados. Estaban además los golpeados porque la onda de choque los aventó, haciéndolos viajar decenas de metros, hasta golpearse contra algo. O bien, quienes murieron porque estaban dentro de construcciones que cayeron sobre ellos.

Segundo: quienes murieron entre la tercera y la octava semana, tenían síntomas de daño radiactivo, como pérdida de cabello, anemia, falta de glóbulos blancos, sangrado y diarrea. Fueron el 10% de los casos fatales.

Tercero: quienes fallecieron entre la tercera semana y el cuarto mes, mostraron algunas mejoras en sus heridas por quemaduras, golpes y efectos de la radiación. Para ellos, vinieron las heridas secundarias: desfiguración, deformaciones severas, anormalidades en su sangre, estirilidad y desórdenes sicosomáticos.

Cuarto: los casos que se presentaron durante las siguientes décadas. Leucemia, cáncer de tiroides, de pecho, de pulmón, de glándulas salivales, defectos en recién nacidos, incluyendo malformaciones o retado mental, miedo a tener hijos con defectos, entre los más significativos.

Un diagrama que da idea de lo relatado aquí la puedes ver en:
Los datos que describo, y mucho más, los encuentras en:

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