Esta foto nos muestra el Teatro Degollado en Guadalajara Jalisco. Quiero aprovecharla para sugerir algunas ideas nada caras que podrían ayudar a disminuir el riesgo que corren nuestros jóvenes en las calles que circundan la Universidad de Sonora.
El objetivo de esta contribución es
proponer una solución parcial que podría disminuir el riesgo de
atropellamientos de estudiantes de la Universidad de Sonora a un
costo relativamente barato. Este tema lo traté el 25 de marzo de
2012 y puedes leerlo en la siguiente dirección:
Obviamente ninguna autoridad me hizo
caso, y desde entonces, han atropellado a varios jóvenes. Recuerdo a
una joven deportista que murió a causa del golpe recibido, y pocos
días después, un sujeto con poca alma atropelló a dos estudiantes
de medicina en la calle Reforma.
Parto de la base de que los
automovilistas no harán algo de su parte para respetar la vida de
los jóvenes que asisten cada día hábil a atender sus clases,
exámenes, etcétera en el campus de la Universidad de Sonora, Unidad
Centro.
Trataré únicamente el caso de la
Calle Colosio, ubicada como frontera sur del campus universitario.
Los riesgos diarios enfrentados por los jóvenes amerita hacer algo
con urgencia.
La misma solución puede ser aplicada
en todas las demás calles circundantes a la Universidad. En todos
los casos se trata de falsas vías rápidas, como hice ver en la
contribución antes citada.
Otra premisa fundamental para esta
propuesta es la siguiente:
No es lo mismo agilidad y fluidez en el
tránsito que velocidades permitidas muy altas.
Explicaré ahora por qué. Todo parte
de que el cálculo del tiempo utilizado en un recorrido a rapidez
constante se calcula mediante la siguiente expresión:
donde t indica el tiempo, d la distancia recorrida y v la rapidez de un móvil.
De modo que cuando las distancias son
pequeñas, como en una ciudad, las diferencias de tiempo tampoco son
muy grandes.
Supongamos un automovilista que va
desde la calle Rosales, a lo largo de la calle Colosio y avanza hacia
el poniente, para llegar hasta un costado del seminario donde se
forman sacerdotes de la iglesia católica. La distancia es de
aproximadamente 4 800 metros.
Supongamos ahora un diseño vial en el
cual los semáforos están sincronizados para que un automovilista
los encuentre en señal verde mientras viaja a una velocidad de 60
kilómetros por hora. Son 16.6 metros por segundo y lo llamaremos
conductor rápido.
El tiempo que el conductor rápido de
un automóvil necesita para llegar desde la calle Rosales hasta el
seminario para sacerdocio católico (Hermosillo) es de 4 minutos y 49
segundos.
En cambio, si el diseño vial consiste
en sincronizar los semáforos para favorecer a los conductores que
viajan a 40 kilómetros por hora (conductor lento), tenemos que viaja
a 11.11 metros por segundo y necesita de 7 minutos con 12 segundos
para recorrer esa misma distancia.
La diferencia de tiempo entre el
conductor rápido y el conductor lento es de 2 minutos con 23
segundos.
La conclusión es que aumentar la
velocidad máxima de 40 a 60 kilómetros por hora sólo mejora el
tiempo de traslado en menos de dos minutos y medio. Demasiado poco
para tanto incremento del riesgo. Si la gente se atrasa, en los
atascamientos, se debe a la mala sincronización de los semáforos, y
también, a la necedad de quienes sabiendo que a una velocidad
anunciada encontraran los verdes, insisten en conducir a una rapidez
muy superior. No reflexiona en que, así, lo único que consiguen es
llegar antes al siguiente cruce importante, frenar y quedarse
estacionados frente a un semáforo en rojo. Cuando por fin se pone
verde, tardan en arrancar y son alcanzados por los que no condujeron
tan rápido como ellos, quienes a cambio, se ven obligados a frenar.
Sobre la base de la consideración
anterior, propongo una velocidad de sincronía de 40 kilómetros por
hora en el tramo de la calle Colosio con semáforos bien
sincronizados y medidas para evitar velocidades superiores. Si es
así, se puede pensar en un sistema de islas donde cada estudiante se
pueda proteger de un atropellamiento.
El diseño de estas islas se puede
explicar revisando cómo se procedió enfrente del Teatro Degollado
de la Ciudad de Guadalajara Jalisco, cuya foto presento enseguida
En ellos puede verse los carriles
separados por cilindros que impiden el paso brusco de un carril a
otro. Se trata de una calle de 13 metros de ancho, dividida como se
ve en la foto.
Para el caso de la calle Colosio, al
sur de la Universidad, sugiero la construcción de cuatro rectángulos
en el carril central, con un área de 21 metros cuadrados cada una.
Tomando en cuenta que la vialidad mencionada tiene cinco carriles, es
posible diseñar las islas para que sean tan anchas como el carril
mencionado y con aproximadamente 6 metros de largo.
En 742 metros desde el Centro de las
Artes hasta la calle Reforma es factible colocar seis de estas islas.
Aproximadamente una cada cien metros, tal que los estudiantes podrían
avanzar dos carriles, protegerse en medio de los cilindros para evitar
ser atropellados y esperar el tiempo necesario para terminar de
cruzar la calle.
La costumbre de cambiarse de carril
solamente porque el conductor juzga que por la línea vecina podrá
ir más rápido también podría ser eliminada a base de esta clase
de cilindros. No es muy caro y la seguridad de los estudiantes peatones crecería.