miércoles, 7 de enero de 2015

El centro de Tucson y "la Tucson" de Guadalajara.


Un mural y una estatua en Tucson



A mediados de los años 1980-s se construían en el centro de Tucson unos edificios muy altos que, como luego aprenderíamos, eran para alojar las instalaciones de instituciones financieras. Se trataba de un sitio donde el paso estaba prohibido por el grado de peligrosidad que implicaba la maquinaria y los materiales para la construcción. Ligeramente al oriente y al sur, el viejo centro de Tucson languidecía en sus ruinas porque los comercios y la población habían emigrado de allí.
En algún momento posterior se realizaron una serie de mejoras en el centro de esa ciudad, y ahora, se siente en ese sitio un ambiente que resulta agradable para muchos habitantes que gustan de asistir a diversas actividades nocturnas al alcance de sus bolsillos.

La autopista que llaman el freeway 10 pasa a menos de quinientos metros al occidente de ese lugar, y cuando uno sale de esa vía rápida para tomar hacia el oriente la calle de nombre Congress, se encuentra un mural por enfrente del cual había pasado muchas veces, pero sin percatarme de su existencia. Es el que se ve en estas fotos. Se ubica donde inicia la avenida Broadway y está entre un hotel de nombre Radisson y una calle orientada casi de norte a sur que se llama Church Street.

Escribí a un sitio en el que presentan la obra artística de muchos pintores de Tucson, pero el responsable me contestó que ignoraba quién había realizado esa pintura, y que al parecer, estaba desde su llegada a esa ciudad, diecisite años antes. El mural nos muestra el encuentro de los indios con los conquistadores españoles, lo cual sucedió aproximadamente en el año 1600. Seis décadas antes había pasado Marcos de Niza por los territorios donde ahora se encuentra Tucson. Buscaba las siete ciudades de oro que los relatos indios habían hecho creer a los españoles y lo había llevado allí el seguimiento del ahora llamado río Santa Cruz, que nace en el valle de San Rafael, en Arizona, avanza hacia el sur internándose en Sonora, para dar vuelta en U y volver hacia el norte para pasar por el sur de Tucson y avanzar hacia el noroeste hasta acercarse al río Gila.


Al suroeste de Tucson, en las márgenes del río Santa Cruz, se ubica la misión de San Javier del Bac, fundada por Francisco Eusebio Kino en 1697 y por allí paso también Juan Bautista de Anza siguiendo las márgenes del mismo para buscar el Gila y caminar después hacia Yuma, acercarse a la sierra Nevada, que corre a lo largo del estado de California. Las tierra donde se encuentra ahora Tucson y Phoenix fueron habitadas por los indios Hohokam durante los primeros mil años de nuestra era. Como he contado en otra ocasión, ellos desarrollaron una gran civilización que tenía obras de irrigación en la región donde ahora se encuentra Casa Grande, Chandler, Meza y Phoenix.

El mural nos muestra que éstas eran tierras indias que fueron invadidas, y nos dice también, con sus cactos al pie de la pared, que el pavimento invasor también pretende desplazar a la naturaleza terca que sigue tratando de crecer donde quiera que puede


No se conoce con claridad cuál es la razón por la cual desapareció la estructura organizativa de los Hohokam, pero se piensa que son sus descendientes los Tohono O'odham, que habitaban la región en la época en que aparecieron los españoles, quienes los llamaban pápagos. El dominio de estos se consolida con la labor desarrollada por el jesuita Francisco Eusebio Kino pero se debilita lentamente tras la expulsión de ellos por orden del rey Carlos III en 1767.



A un poco más de cien metros hacia el oriente del mural se encuentra una estatua de Francisco Villa que fue donada por el gobierno mexicano a la ciudad de Tucson.



Lo presentan con el caballo levantando una de sus patas, señal de que se le considera muerto cuando era hombre activo, a diferencia de quienes murieron en batalla, en cuyo caso se muestra a los caballos con las dos manos delanteras en el aire, o bien, cuando murieron de enfermedad, en cama, con las cuatro patas en el suelo.



Obviamente no hay consenso sobre cómo presentar una estatua de Villa a caballo, por ejemplo, en Zacatecas, se puede ver una representación con las dos manos del caballo al aire.

Aunque el centro de Tucson es por si mismo bullicioso y lleno de tráfico, y de que es claramente identificable por la altura de los edificios que se encuentran a un costado, a quinientos metros al sur de ese sitio se extiende una zona sumamente interesante de la ciudad. Allí se conserva, en condiciones aparentemente buenas, el pasado del viejo pueblo de Tucson. Pasamos por sus calles cuando eran las nueve de la mañana, cuando el frío de 0 grados centígrados mantenía a la población en sus casas. En la foto que sigue vemos una iglesia al estilo católico y si alguien busca en Internet con la frase “old Tucson”, o bien “old pueblo”, hallará dibujos de una construcción similar a ésta.



Las construcciones son muy diferentes del estilo estadounidense, basado en madera y con líneas típicas de una costumbre en la construcción que no es para la permanencia durante siglos. Como puede apreciarse, parecería que uno se encuentra en cualquier pueblo mexicano (limpio)


Solamente los letreros en Inglés permitirían al observador cuidadoso ubicar que no son fotos tomadas en México



La calle de la foto que sigue se llama W Cushing y su orientación es casi de oriente a occidente, con una ligera inclinación hacia el suroeste. La cámara está mirando hacia el sur, y se miran las sombras de los árboles, el lector puede comprender que se proyectan con una componente norte muy marcada, lo cual tampoco ocurre a fines de diciembre en los pueblos de México. Esto se debe a que la latitud norte de Tucson es más de 32 grados . Estos se miden con respecto al ecuador.





El estilo mexicano se descubre hasta en los nombres de los negocios



signo de una cultura arraigada e imborrable donde la ingeniería social estadounidense se ha estrellado. Pudieron aculturar a los afroamericanos y a gran parte de las etnias originarias de esas tierras, pero México se encuentra demasiado cerca y el corazón de la población mexicana no lo olvida.

El estilo desenfadado y la pobreza también se descubren en esa zona. Los árboles de pino han crecido junto a los mezquites originarios del clima semi árido de Tucson.






Eran más de las nueve de la mañana y parecía que estaba amaneciendo. Así son los últimos días de diciembre en estas latitudes. La sombra de los árboles y de las casas nos muestran que el Sol está más inclinado que la misma hora en Hermosillo, o en cualquier otro sitio de México.




Para disponer de estas fotografías recibí la ayuda de mi hermano y del menor de mis hijos, ambos de nombre Miguel, en honor a mi padre, quienes soportando una temperatura de cero grados centígrados, caminaron a pie más de un centenar de metros para tomar las imágenes del mural.
Hacía apenas unos minutos que habíamos puesto en condiciones de visibilidad el auto en que viajábamos



pues durante la noche había ocurrido un fenómeno de condensación del agua que, al contacto con la superficie fría del automóvil, había ido formando trozos de hielo. En términos científicos se explica como el efecto del dipolo eléctrico del agua, lo cual hace a las moléculas pegarse a casi todas las superficies visibles para nosotros. El proceso de condensación hace que el vapor de agua de la atmósfera pase directamente a sólido.

El parque “La Tucson” de Guadalajara

¿Pero por qué tratar juntas las ciudades de Tucson y Guadalajara?
En línea recta las separan 1 500 kilómetros, la primera está en el paralelo 32 y la segunda en el paralelo 21, pero por alguna razón, hace varios años que la ciudad de Tucson regaló a Guadalajara una instalación deportiva francamente bella


allí se puede ir a hacer deporte, en medio de una naturaleza de árboles grandes, síntoma de la tierra fértil donde crecen.


Oficialmente le llaman “Unidad Deportiva Tucson”, también como “Parque Tucson”, pero la población le dice simplemente “la Tucson”.
En la Tucson hay un lago natural


cuya agua brota de mantos subterráneos sin que nadie gaste electricidad ni diesel para sacarla de allí


corre pendiente abajo por una construcción que busca controlar la erosión


pero la conducta indecente de algunos ignorantes ensucia este regalo de la naturaleza


En la Tucson vi gente corriendo, trotando, caminando, ejercitándose a esa hora de la mañana, mientras a unos cuantos cientos de metros, en cualquier dirección, el tráfico de autos iba y venía con sus ruidos infernales y sus humos contaminantes.
A los árboles los amenaza la muerte por asfixia que proviene de la contaminación de la ciudad, pero también peligran la presencia de una planta trepadora que en Guadalajara le llaman “muérdago”. Llega de alguna manera a sus troncos y se aferra a ellos, les extrae la savia y los seca. En la siguiente foto se ve un pino afectado de esa manera:


Después empiezan a verse como el árbol de la foto que sigue


y terminan como el tronco que se puede ver en la siguiente imagen:


Caminando y trotando por los senderos de “la Tucson” aprecié las instalaciones del verdadero tartán. Un recubrimiento que se empezó a utilizar para las pistas de atletismo en las olimpiadas de 1968 en México. Ha evolucionado mucho con el desarrollo de la física de materiales y sobre ese tema escribí hace varios años en un blog sobre ciencia que mantengo:

Las siguientes imágenes muestran algunos de los senderos de “la Tucson”






Sin embargo, debido a que el agua brota del subsuelo casi por cualquier parte



ha aparecido deterioro que requiere inversión para conservar este lugar tan bello




Pero como decía mi madre: “no hay que por bien no venga”, o como la versión rusa del mismo proverbio: “nunca hay una gran pérdida sin una pequeña ganancia”, ese deterioro me sirvió para aprender algo que ya me imaginaba, que el auténtico tartán es un material grueso, como podemos ver en la siguiente foto, donde puede compararse con las dimensiones de un teni común y corriente



Una decepción en la Universidad de Sonora

Hace varios años creí que en Hermosillo tendríamos una instalación con pista de tartán. Es una a la que ahora llaman le “la milla”.

Durante muchos años hubo aquí un enorme potrero vacío, lleno de arena, polvo y piedras, donde se podía trotar tomando las prevenciones adecuadas. Es una propiedad de la Universidad de Sonora donde había únicamente una alberca de dimensiones similares a las olímpicas. Nunca ha tenido techo ni forma de calentar el agua para usarla en el invierno, de modo que es de utilidad únicamente en el verano.

Fuera de eso ha sido una cantina de casi 19 hectáreas de extensión donde los jugadores de béisbol y softbol celebraron que ganaron o que perdieron. En determinado momento se agregó un bonito estadio para este juego (que no deporte aunque se enojen sus practicantes).

Aproximadamente en el año 2008, en una entrevista radiofónica en la XEDM, el entonces rector de la institución anunció que se estaba construyendo una pista de tartán. Dijo que se haría “con todas las de la ley”.
Quien sabe a qué se refería con esa frase, pero cuando la terminaron se veía muy bonita





Pronto descubrí que se trataba de asfalto pintado con un material que parecía ser el sistema novacrylic, del cual traté en otra contribución a este blog, hace varios años:

Donde había solamente tierra aplicaron pavimento y enseguida le agregaron ese material que parece ser novacrylic. Por esa razón, en el año 2010 yo publiqué una opción mejor: el sistema de los senderos del parque Los Colomos de Guadalajara.

Ahora está muy claro que se trató de algo similar a una pintura que se ha empezado a desprender





Todo con cargo a nuestras rodillas. Ni hablar, como decía Chava Flores.


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