jueves, 28 de mayo de 2009

Las universidades de los Estados Unidos están en crisis

El modelo educativo de la ley 4 pierde su sustento ideológico

Introducción

El modelo de universidad pública en la que los estudiantes pagan altas cuotas se instauró en noviembre de 1991 en la Universidad de Sónora se basó en el sistema estadounidense de universidades públicas heredadas de la era de Ronald Reagan.

Es de reconocerse que el modelo ideológico tiene varias raíces, siendo su fuente inspiradora la línea conservadora de los Estados Unidos. También se debe tener presente que la ley orgánica fue copiada de la existente en la Universidad Autónoma Metropolitana, misma que nació del intento de Luis Echeverría para anular la capacidad aglutinadora de la Universidad Nacional Autónoma de México.

A su vez, Sonora tiene su propia raíz conservadora, pues como se relata en el libro de Miguel Castellanos Moreno, HISTORIA DE LA UNIVERSIDAD DE SONORA En una época de crisis, el patronato universitario había soñado con una universidad cobradora de altas cuotas desde la década de los años sesenta. Una reseña breve del libro se puede encontrar en la siguiente dirección.

Una reseña breve del libro se puede encontrar en la siguiente dirección. http://analisishistoricoson.blogspot.com/2008/09/historia-de-la-universidad-de-sonora-en.html






Con todas las consideraciones anteriores, nos basamos en lo que ocurre en el país inspirador de las posiciones más conservadoras en el mundo, que es, a su vez, la fuente de la crisis económica actual y del agotamiento del modelo de universidad en el que el carácter público se mezcla con el privado.

La privatización de las universidades estadounidenses

Robert M. Berdahl nació en 1937, se dedicó profesionalmente a la historia de los Estados Unidos, fue Presidente de la University of Texas en Austin de 1993 a 1997 lo cual equivale a lo que en México es el cargo de Rector, también fue Consejero en la Universidad de California en Berkeley de 1997 a 2004, y en mayo de 2006 fue Presidente de la Association of American Universities.

Me ocupo de él aquí porque el 23 de mayo de 2000 pronunció en la Erfurt University, en Erfurt, Alemania, una conferencia que tituló: The Privatization of Public Universities.



En esa conferencia relató que durante el último cuarto de siglo, es decir, desde 1975 hasta 2000, se llevaron a cabo varios cambios fundamentales que alteraron la naturaleza de la educación superior en los Estados Unidos, especialmente entre las universidades públicas, siendo el primero de ellos el sentimiento generalizado hacia el respaldo a la educación pública. Según Berdahl, hubo una gran expansión de educación superior durante los años 1960-s, con un sentimiento de respaldo del gran público hacia las universidades. Se suponía que las universidades eran “un bien público” y que una inversión en ellas era de interés general, ya que el beneficiario general era el público mismo.

Desde mi formación e información como físico, yo agregaría que este interés en la educación superior de los estadounidenses proviene desde fines de los años 1950, cuando habían entrado en pánico como consecuencia de la puesta en órbita del sputnik 1 por parte de la Unión Soviética, el primer satélite artificial que circundó la tierra a partir del 4 de octubre de 1957. Era una esfera de aluminio de 58 centímetros de diámetro, dotado de antenas que medían entre 2.4 y 2.9 metros para emitir ondas de radio entre los 20 mil y los 40 mil megaherz. Las emisiones correspondieron a longitudes de onda de 7.5 y de 15 metros y podían ser detectadas por los radioaficionados estadounidenses de la época.

Un relato escrito por mi sobre la forma en que impactó en el interés en el estudio de la ciencia en los Estados Unidos puede ser encontrado en la siguiente dirección de internet:

http://www.cifus.uson.mx/Personal_Pages/rodolfobernal/revistadefisica/200601/03.pdf.





Regresando a la conferencia de Berdahl, él afirma que a partir de 1980, con la elección de Ronald Reagan como presidente, una ola de conservadurismo recorrió los Estados Unidos, y junto con ello, una política de reducción sistemática de la inversión pública en todo aquello que no fuera la defensa nacional.

Mientras que las universidades públicas de los años 1960 habían sido vistas como la parte central de la defensa nacional, después de 1980 empezaron a ser vistas en forma diferente. El gobierno de Regan transfirió a los estados de ese país muchos de los costos relacionados con cuidados a la salud y al bienestar de la población. Con la serie de cambios realizados en materia fiscal, las fuentes primarias para los fondos públicos de las universidades públicas no pudieron ser sostenidas. En todo este contexto, la noción desarrollada fue que el principal beneficiario de las universidadades eran los esudiantes educados, no el público en general, y por consiguiente, ellos debían pagar su educación.

Enfrentadas a la inflación en ese país y la reducción de los apoyos económicos procedentes de los gobiernos, las universidades recurrieron a incrementar las cuotas cobradas a los estudiantes.

Según Berdahl, las cuotas en la Universidad de California pasaron de cero dólares entre 1960 y 1961, a 450 dólares anuales en 1971, hasta 3,600 dólares en 1998. El respaldo del estado al presupuesto operativo de Berkeley decreció de 60% en 1980 a 34% en el año en que él dictó su conferencia. En ese proceso de privatización, los estudiantes se convirtieron en los principales contribuyentes privados a la educación superior, con una aportación del 15% del presupuesto operativo de su universidad.



En una revisión que yo he emprendido sobre este tema, encontré que según el portal de noticias usnews.com, fechada el 26 de octubre de 2007, una vez descontadas las ayudas provenientes de las fundaciones de apoyo económico a estudiantes (scolarship en Inglés) y los descuentos de impuestos, los estudiantes y sus padres tienen que pagar un promedio de 13,727 dólares en el año de 2007, por concepto de las cuotas llamadas tuition, más un lugar para dormir, libros y comidas típicas de los estudiantes en las universidades estadounidenses.

Según ese portal, significaba un costo de 500 dólares más si se le compara con el año 2006, lo cual se traduce en un aumento de 4.4% de aumento en un periodo en el que la inflación fue de 2.8%. El caso de los estudiantes sin más apoyo económico que el de sus padres la situación era más honerosa.

El pago completo, por año, en las universidades públicas, era de alrededor de 17,000 dólares anuales, en tanto que los estudiantes de las universidades privadas se encontraban pagando un promedio de 35,000 dólares en ese año, lo cual era 6% superior al año anterior. Aquellos jóvenes que vivían en su casa y tomaban una carga completa de cursos en un tipo de de instituciones de educación superior llamadas community colleges, pagaban un promedio de $4,550 dólares por las cuotas llamadas tuition, más los libros y el transporte, lo cual significaba un aumento de 5% respecto al año anterior.

Tomando el promedio de los costos en las universidades públicas, y considerando que un estudiante se gradúa en seis años, el costo de un grado en los college públicos estadounidenses era de 90,000 dólares en el año 2007, 25% más caro que un lustro antes. El costo de la educación se fue incrementando por encima de la inflación de los Estados Unidos.

La educación superior como generadora de desiguladad en los Estados Unidos

El 31 de abril de 2008, cuando la crisis ya asomaba algo más que las narices, pues el problema con los créditos hipotecarios de mala calidad tenía un año de iniciado, varios diarios estadounidenses afirmaban que no se habían presentado problemas para el pago de las colegiaturas durante el semestre iniciado en enero y que terminaría en mayo. Sin embargo, el 2 de abril de 2009 un periódico estudiantil de la George Washington University reconocía, en un artículo firmado por Andy Kroll, que cada vez más estudiantes se veían obligados a pedir créditos privados en condiciones más difíciles y con tasas de interés más altas.

Andy Kroll afirmaba que el costo de la educación superior estaba dividiendo al país, que ya estaba convertida en un generador de desigualdad entre los estadounidenses y se quejaba de que en los últimos treinta años, es decir, de 1978 hasta 2008, las cuotas (con sus diversos nombres: tuition y fees), más los costos por habitación, se habían incrementado en cerca del 100% desde un valor de 7,857 dólares en el ciclo escolar 1977-1978, a 15,665 dólares en el ciclo de 2007 a 2008. Los datos fueron calculados a precios constantes de 2006 a 2007. En cambio, los ingresos medios de las familias habían crecido apenas en 18% en el mismo periodo, pasando de un promedio de 42,500 dólares anuales a 50,000.

Según Kroll, el incremento de los costos en la educación superior era tal que una familia con ingresos clasificables dentro del tercio más bajo de la población dedicaría 39% de sus ingresos totales a la educación de uno de sus hijos, contra 55% en el año 2008. A su vez, una familia en el sector medio dedicaba 18% de sus ingresos en el año 2000, contra 25% en el 2008. Por último, una familia con ingresos en el tercio superior habría dedicado 7% de sus ingresos a la educación superior de uno de sus hijos, contra 9% en 2008.

Cabe aclarar que los datos anteriores son resultado de tomar promedios nacionales, pues en el extremo superior de los costos educativos se puede citar el caso de los estados de Missouri y de Texas, en los cuales una familia situada en el tercio más bajo requeriría el 70% de sus ingresos, o el de Nueva York, en el cual requeriría el 90% de sus ingresos totales.


El caso de las universidades de Arizona.

Según el diario Arizona Republic, las tres universidades estatales de Arizona están teniendo problemas para mantener la calidad de su enseñanza y el acceso de los estudiantes. El problema que enfrentan es los cortes de apoyos gubernamentales, que alcanzan niveles record.

La información fue publicada en la edición del 16 de mayo de 2009 del diario mencionado.

Según el diario, las universidades vieron que el estado les redujo sus fondos en 190 millones de dólares este año, lo cual significa el 20% de los apoyos. La matrícula creció en 4 715 estudiantes, que representa un incremento del 4%.

Las tres universidades son dirigidas por un organismo llamado Arizona Board of Regentes, que podemos traducir como “Consejo de Regentes de Arizona”, afirmó que los recortes de fondos estatales los obliga a imponer cargos adicionales sin precedentes sobre los estudiantes para el próximo periodo escolar. El semestre que inicia a fines de agosto y termina en diciembre de 2009, llamado allá: fall semester.



El diario reconoce que “una fuerza de trabajo mejor educada fortalece la economía de Arizona, de modo que cualquier barrera a la educación superior puede ir en detrimento del progreso. Los estudiantes pagarán más por su educación en el próximo semestre. Y probablemente recibirán menos.”

El diario afirma que el impacto mayor lo recibirán las carreras con más baja matrícula, las cuales serán removidas paulatinamente y que los recortes estatales serán paliados por el incremento en los ingresos federales y por el incremento súbito de las cuotas que pagan los estudiantes.

Como resultado de la última propuesta del Partido Republicano, que es dominante en Arizona, habrá un recorta adicional de 40 millones de dólares. Así los recortes estatales llegarán a casi el 25% de los fondos universitarios, las universidades ofrecerán menos secciones de cursos y grupos de estudiantes más grandes tomando los cursos. Por ejemplo, las clases de matemáticas, que iban desde 19 hasta 25 personas por grupo, pasarán de 25 a 80. Los cursos de Astronomía pasarán de 140 hasta 220.

Desde que el gobierno de Ronald Reagan incrementó el gasto en asuntos militares en la década de los años 1980, los recursos económicos dirigidos a los cincuenta estados que forman ese país empezaron a decrecer. Así, estos se vieron en dificultades para sostener a sus universidades y recurrieron a incrementar las cuotas que pagan los estudiantes. Para la década de los años 1990 las familias estadounidenses ya estaban sosteniendo a sus hijos en las universidades con dinero prestado, que tomaban en un 94% de fondos federales y en un 6% de fondos privados. Para el año 2006-2007 ya dependían de estos fondod privados en un 24%. En esas condiciones, el problema se veía venir desde el inicio de la crisis de las hipotecas, que se fue configurando desde el año 2007, pues para abril de 2008 ya se temía que los recursos disponibles para préstamos de los estudiantes disminuiría. También las tasas de interés que deberán pagar se han incrementado, en el caso de los recursos federales será de 6% en el ciclo escolar 2008-2009 y de 13% cuando el préstamo venga de instituciones privadas.

Ese no es el único problema, pues además del crecimiento de las tasas de interés, están surgiendo nuevos condicionamientos con los cuales los estudiantes deben tener cuidado, según declaraciones del analista político Sandy Baum, publicados por la cadena CNN en febrero de 2008. Un mes antes ya se había advertido que la crisis de los créditos de mala calidad (subprime) en las viviendas afectaría a los créditos destinados para sostener la educación superior.

Los estudiantes como principales damnificados

Entre los principales damnificados por los recortes presupuestales que el gobierno de Arizona aplica a sus tres universidades estatales están las carreras que el diario Arizona Republic llaman exóticas, su número alcanza a 56, en su mayoría se trata de programas académicos de nivel licenciatura y algunas de ellas son de nivel postgrado. Entre ellos se encuentran los de música, por ejemplo, la Universidad de Arizona (University of aArizona), situada en Tucson, planea reducir (desaparecer) un doctorado en francés para quedarse únicamente con una licenciatura en educación física. La Universidad del Norte de Arizona (Northern Arizona University), en Flagstaff, planea cerrar las licenciaturas en estudios de teatro. Con esa clase de medidas esperan ahorrar 11 millones de dólares en la Universidad del Estado de Arizona (Arizona State University), en Tempe, población conurbada de Phoenix, que es la capital del estado. Se ahorrarán medio millón en la Universidad de Arizona y 70 000 dólares (sic) en la del Norte.

En el proceso de eliminación paulatina de carreras universitarias no hay compromiso con los estudiantes que ya se encuentran inscritos, solamente les ayudarán a transferirse a otras universidades. No importa que hay estudiantes con dos o más años en una de estas tres ciudades, que han organizado su tiempo de tal forma que tienen un trabajo para solventar parte de sus gastos y una beca parcial, sin embargo, ahora serán bruscamente orillados a trasladarse a algún otro lugar y empezar de nuevo.

La ausencia de organizaciones estudiantiles auténticas, en condiciones de enarbolar la defensa de los estudiantes que han invertido tiempo, dinero y esfuerzo, no parecen existir.




El personal académico como segundo damnificado


Los profesores son tratados como obreros de baja calificación en un supermercado común y corriente, serán despedidos sin importar sus años de formación profesional ni su experiencia. Un botón de muestra puede ser el personal académico de la School of Music, en cuyo portal de internet, cuya dirección se anota enseguida, se presentan los nombres y las especialidades de 75 profesores con diverso grado de desarrollo, en campos del saber tales como: etnomusicología, crítica y estudios de composición, historia de la música, teoría musical, ensambles y conducción, dirección de bandas, actividades corales, estudios y ensambles de jazz, etcétera.


Los especialistas de esta maravilla de la actividad humana no son considerados como elementos humanos para comprender, preservar y desarrollar una expresión artística fundamental como la música. Son números que significan erogaciones en tiempos de una crisis en la que se rescata a los banqueros y se mantiene el gasto militar.

No tengo conocimiento de que exista una opinión colectiva del personal académico aquí mencionado, en todo caso, las expresiones de las llamadas “unions”, equivalente a los sindicatos en nuestro medio, son silenciadas por la prensa conservadora disponible.

Las decisiones que están siendo adoptadas por la junta que dirige las tres universidades de Arizona están en consonancia con las decisiones de los dirigentes de los distritos escolares, organismos encargados de la dirección de la educación primaria y secundaria de los Estados Unidos. La receta generalizada es despedir profesores para quedarse con un número menor de ellos y cargarlos con grupos llenos de estudiantes.

La necesidad de las organizaciones sindicales auténticas es un elemento fundamental en la lucha política que se requiere para enfrentar esta clase de atentados contra la cultura.

El desarrollo integral de la física en peligro (los ganadores y los perdedores de la crisis)

En la revista de divulgación científica estadounidense Physics Today del 8 de mayo de 2009 se encuentra una liga en la cual se afirma que la National Science Foundation
recibió un incremento de 8.5% para incrementar su presupuesto a 7,040 millones de dólares y se espera que con ese incremento se alcance el 3% del PIB de los Estados Unidos en una mezcla de
fondos públicos y privados. También se espera que parte de estos recursos irán a estudios sobre el cambio climático y a servicios de supercómputo.


Los fondos del Departamento de Energía se incrementan de 4,800 a 4,900 millones de
dólares, y según el Secretario de Energía Steven Chu (físico ganador del Premio Nobel en 1997), se espera que 280 millones de ese presupuesto sean dedicados al desarrollo de ocho centros de innovación enfocados a tecnología sobre energía solar y captura de dioxido de carbono mediante
participaciones públicas y privadas. En cambio, los fondos para vehículos con hidrógeno como
combustible serán recortados de 169 a 68 millones de dólares.

Entre los proyectos cancelados se encuentra la reconstrucción del acelerador lineal
del Centro de Ciencias de Neutrones de Los Alamos, que habría costado 19 millones de
dólares.

El presupuesto de la Administración para la Seguridad Nuclear Nacional crecerá en
8.9% para alcanzar los 9,900 millones de dólares. El programa para actividades sobre
armas nucleares se mantendrá igual, mientras que los presupuestos para Reactores
Navales y la No Proliferación Nuclear crecerán.

El presupuesto para investigación del Departamento para Seguridad del País crecerá en
4 para alcanzar los 968 millones de dólares, con atención especial a la investigación
en laboratorios federales.

El presupuesto de la Agencia para la Protección del Ambiente crecerá en 6.8% para
alcanzar los 842 millones de dólares.

El Instituto nacional de Salud recibe un incremento de 1.4% para alcanzar 31,000
millones de dólares, todavía sin incluir los 10,400 millones provenientes del fondo
de estímulos.

La Administración Atmosférica y Oceánica Nacional tiene un incremento para pasar de
4,400 millones a 4,500 millones de dólares.

El renglón del gasto militar

En la prensa de los Estados Unidos no se habla de hacer reducciones en los gastos militares, seguramente porque no es una opción que se contemple dentro de la política económica de ese país. Es bien sabido que se incrementaron significativamente los recursos dedicados al desarrollo bélico con motivo de la destrucción de las torres gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001. En concreto, el presupuesto militar para el año fiscal de 2003 se planteó con un incremento de 48,000 millones de dólares más que el año 2002, alcanzando la cifra de 379,300 millones de dólares. En porcentajes, el incremento fue de 14,5%. El índice de crecimiento más alto desde 1983.

Se sabe que el excedente presupuestario acumulado durante los últimos cuatro años de la administración de Bill Clinton se evaporaron y que el déficit del año fiscal de 2002 fue de 106,200 millones de dólares, de 80,200 millones de dólares para 2003 y de 13,700 millones de dólares para 2004.

Cuando se habla del final de la guerra fría se nos dice que hubo un movimiento táctico magistral en el incremento en el gasto militar de la era Reagan, con el impulso a lo que en el lenguaje popular se llamó “la guerra de las galaxias”. Supuestamente, Margaret Thatcher habría hablado acerca de un comentario de los estadounidenses, quienes le confesaron alguna vez que sabían de la dificultad (o imposibilidad) de alcanzar los objetivos bélicos perseguidos con ese programa de intercepción de misiles intercontinentales. Según esta leyenda, la expectativa de Reagan era la generación de un programa similar en la Unión Soviética para orillarla a un gasto gigantesco y a una crisis económica generalizada que repercutiera en su destrucción definitiva.

Aparte de que se trata de relatos a modo, y de que deja de lado el conjunto de contradicciones internas generadas y contenidas a lo largo de décadas en un aparato burocrático pesado y cada vez más envejecido; lo cierto es que a la luz de los efectos producidos en la sociedad estadounidense, particularmente en su sistema de educación superior, es difícil reconocer que los Estados Unidos son los ganadores finales de la guerra fría.

Después de la administración de Boris Yeltsin, queda claro que las tensiones entre ambos países han continuado, y a raiz de la crisis económica actual, los gastos militares estadounidenses siguen siendo un enorme agujero en las cuentas públicas de ese país. Como veremos enseguida, se trata de erogaciones gigantescas que no llevan a ningún lado y que siempre generan una ventaja momentánea que tiende a extinguirse en pocos años. A fin de comparar con algo real la magnitud de esos recursos dedicados a la industria bélica, los datos que manejaremos serán comparados con uno de los recortes anunciados para las universidades de Arizona.

El aparato bélico de los Estados Unidos consta de tres sectores: el ejército de tierra, la fuerza naval y la fuerza aérea. Centraremos nuestra atención únicamente en esta última:

El avión F-14 Tomcat, utilizado para interceptar vuelos enemigos y para que juegue un papel múltiple en la lucha aérea, realizó su primer vuelo el 21 de diciembre de 1970 y se incluyó entre las armas de la fuerza aérea en septiembre de 1974, para ser retirado en septiembre de 2006, aunque sigue siendo utilizado en la fuerza aérea iraní. Se construyeron 712 de esos aeroplanos a un costo unitario de 38 millones de dólares a precios de 1998.




A precios de 2009, bajo el supuesto de una inflación de 2% anual, son aproximadamente 3,364 millones de dólares, es decir, 177 veces el recorte presupuestal a las universidades de Arizona. El nombre de la empresa beneficiada con la manufactura de este recuerdo de la historia es: Grumman.

Un modelo posterior, diseñado para garantizar superioridad aérea en caso de conflicto con la Unión Soviética, fue el F-15 Eagle, que realizó su primer vuelo el 27 de julio de 1972 y fue incluído entre las armas estadounidenses en julio de 1972. Las empresas constructoras fueron McDonnell Douglas y Boeing IDS. Sigue siendo utilizado por la fuerza aérea de los Estados Unidos, también por su similar israelí, por la japonesa y por la Fuerza Aérea Real Saudí. Se construyeron 1,198 de ellos a un costo unitario de 27.9 millones de dólares de 1998, que a precios de 2009 son del orden de 4,156 millones de dólares. Equivale a más de cincuenta veces el apoyo estatal al gasto operativo de las universidades de Arizona en el año 2009.





En otras palabras, en lugar de gastar en el modelo F-15 Eagle, el gobierno de los Estados Unidos podría haber garantizado el presupuesto de las universidades de Arizona durante cincuenta años, en el supuesto, claro está, de que se mantuvieran del mismo tamaño.

Un aeroplano diseñado para bombardear objetivos enemigos es el B-2 Spirit, manufacturado por la empresa Northrop Corporation, o Northrop Grumman, realizó su primer vuelo en 1989 y se introdujo a la fuerza aérea de los Estados Unidos en abril de 1997, se encuentra en servicio activo y solamente se han fabricado veinte de ellos a un costo unitario de 737 millones de dólares a precios de 1997. Resultó de un programa de investigación cuyo costo total fue de 44,750 millones de dólares.





A precios de 2009, y trabajando con el supuesto de una inflación media de 2%, tenemos que el costo de uno solo de estos aeroplanos dedicados a la intimidación y al respaldo de la política internacional de los Estados Unidos, es el 77.5% del apoyo estatal a las tres universidades de Arizona.

El costo de los veinte aparatos serviría para formar un fondo de inversión que trabajara en forma análoga a los fideicomisos mexicanos y garantizara el apoyo estatal a esas universidades arizonenses durante 19 años y seis meses.

El costo del programa de investigación necesario para diseñar y llevar a buen término el funcionamiento del B-2 Spirit serviría para garantizar durante 59 años y seis meses los apoyos estatales de las universidades mencionadas.

Un aeroplano diseñado para mantener la superioridad aérea es el F-22 Raptor, que ha sido manufacturado por la empresa Lockheed Martin Aeronautics y por la Boeing Integrated Defense Systems. Realizó su primer vuelo en septiembre de 1990 pero fue introducido en el grupo de aviones de la fuerza aérea estadounidense en diciembre de 2005. Se han construido 135 con un costo unitario de 137.5 millones de dólares cada uno. El costo del programa que llevó a su diseño y puesta a punto consumió 65,000 millones de dólares.




El precio de los 135 aparatos asciende a 18,563 millones de dólares, que se traducen en la participación estatal de más de 19 años para las tres universidades de Arizona. A su vez, los 65,000 millones de dólares del programa equivalen a más de 68 años de participación estatal para dichas universidades.

Como puede verse, los números relativos a las comparaciones empiezan a repetirse, lo cual da cuenta de una regularidad en las decisiones presupuestales ligadas a la industria bélica.

Ninguno de estos esfuerzos proporciona un éxito permanente. Debido a la desaparición de la Unión Soviética y a la contracción de la economía de Rusia, el apoyo de ese país a su industria bélica se reduce en forma muy significativa durante toda la década de los años 1990. Una vez que el gobierno ruso logra poner en orden su economía, rehabilita también sus propósitos militares e inicia la persecución de los niveles tecnológicos en que ha sido superado. Así, según escribe Ilyia Kramnik, comentarista de la agencia rusa de información RIA Novosti, el programa de aeroplanos de combate de quinta generación aprobado por la Unión Soviética en los años 1980 fue recuperado a mediados de los años 1990. En un artículo de este comentarista sobre asuntos militares, publicado el 20 de abril de 2009, la idea es desarrollar un avión de combate en conjunto con la India. Él afirma que a fines de los años 1990 resultó claro que los proyectos de aviones de quinta generación se habían vuelto obsoletos, pues las versiones producidas serían inferiores al F-22 Raptor de los Estados Unidos. Como resultado de esa conclusión, en los primeros años del presente siglo se habría tomado la decisión de que la Oficina de Diseño Mikoyan y Yakovlev debería desarrollar una nueva generación de aeroplanos basada en un diseño conocido con el nombre de Sukhoi. Su nombre en las oficinas de diseño y producción es: T-50 y realizara su primer vuelo entre 2008 y 2010. Al parecer, existe un anuncio fechado hacia fines de 2008, en el cual el comando de la fuerza aérea rusa admite que el aeroplano podría volar por primera vez en agosto de 2009.

El comentarista afirma que a fines de los años 1990 resultó claro que los proyectos de aviones de quinta generación rusos se habían vuelto obsoletos, pues las versiones producidas serían inferiores al F-22 Raptor de los Estados Unidos. Como resultado de esa conclusión, en los primeros años del presente siglo se habría tomado la decisión de que la Oficina de Diseño Mikoyan y Yakovlev debería desarrollar una nueva generación de aeroplanos basada en un diseño bautizado con el nombre de Sukhoi y conocido en las oficinas de diseño y producción como el T-50, con la esperanza de que realizaría su primer vuelo entre 2008 y 2010. Al paraecer así será, pues hacia fines de 2008 el comando de la fuerza aérea rusa anunció que el aeroplano podría volar por primera vez en agosto de 2009.

Según el comentarista citado, existe confirmación del dirigente de la Oficina de Diseño Sukhou, según la cual, el primer vuelo ocurriría en el año 2009 con un modelo de avión de dos asientos. Estos aeroplanos de combate estarían siendo probados en una planta constructora situada en el este de Rusia y su producción en serie estaría programada para antes del año 2015.

Al parecer, los especialistas rusos están interesados en disponer de un avión multifuncional, capaz de atacar exitosamente a blancos en el aire, en tierra, o en agua, aún cuando sean blancos móviles y pequeños. Estas actividades debería realizarlas en cualquier tipo de clima, contra enemigos equipados con armas de alta precisión. Esperan que sea extremadamente fácil de maniobrar, capaz de realizar vuelos controlados a bajas velocidades y en giros con grandes ángulos. Indetectable a sistemas ópticos, de infrarrojos, o de radar. Capaces de despegar y aterrizar en espacios muy cortos.

En síntesis, en Rusia está dada la luz verde para ir en pos de los exitosos aviones F-22 de los estadounidenses, quienes para no ser igualados, tendrán ahora que gastar otra de las cantidades estratosféricas que hemos mencionado previamente.

No sería nada raro que ya lo estuvieran haciendo, pues esta clase de actividades reciben el nombre de “proyectos negros”, que no son conocidos por casi nadie en el aparato militar y de gobierno de los Estados Unidos. Se presenta únicamente el resultado final como una sorpresa que apuntala la superioridad militar de ese país.

Así ocurrió con el F-22 Raptor que hemos mencionado y con otros modelos previos. Mientras tanto, la presión sobre el personal académico, los estudiantes y las universidades públicas continúa. En este asunto de prioridades, la espiral de paranoia bélica genera profundas heridas sobre áreas tan hermosas de la actividad humana como la música, que en el diario Arizona Republic son señaladas como carreras exóticas.

Algunos datos de Joseph Stiglitz y Linda Bilmes
Ahorrando centavos para gastar pesos.

En su libro: “La Guerra de los Tres Billones de Dólares”, Stiglitz presenta algunos costos presupuestarios y sociales de las guerras en Irák y Afganistán. Actualizado hasta 2007, el trabajo de Stiglitz y Bilmes hace ver varios números interesantes:

El total de operaciones de guerra programadas involucraba un gasto de 646 mil millones de dólares, con operaciones futuras estimadasa en 913 mil millones de esta moneda estadounidense.

Los costos para atender a los futuros veteranos de guerra por asistencia sanitaria, más discapacidades, más seguridad social, será de 717 mil millones de dólares.

Por gastos ocultos en defensa, más reestructuración futura del sistema de defensa, más desmovilización, menos ahorro en vigilancia en zonas de exclusión aérea, será de 404 millones de dólares.

En suma, según Stiglitz y Bilmer, el costo presupuestario por razones sociales y macroeconómicos, sin considerar intereses, sería en el mejor de los casos de 2,279 millones de dólares y en una estimación realista moderada habría de ascender hasta los 4,495 millones de dólares. La media aritmética de estos dos números es 3,387 millones de dólares, lo cual sustenta el título seleccionado para el libro.

¿De qué magnitud son los gastos anteriores? Siguiendo de nuevo a Stiglitz y a Bilmer, 1,000 millones de dólares podrían haber servido para:
Construir 8 millones de viviendas sociales en los Estados Unidos,
dar empleo a 15 millones de profesores de enseñanza pública adicionales durante un año,
permitir a 120 millones de niños asistir durante un año al programa Head Start que ofrece ayuda educativa y sanitaria a niños de familias con pocos recursos económicos,
dotar de seguro médico a 530 millones de niños durante un año o proveer con becas de cuatro años en universidades públicas a 43 millones de estudiantes.
Los autores se preguntan qué resulta si multiplicamos estos datos por tres.






En el mismo orden de argumentos, los autores agregan que la erradicación del analfabetismo en el mundo, compromiso adquirido para el año 2015, se financiaría con 8 mil millones de dólares, que es el costo de dos semanas de guerra en Irak.

Cerramos con un refrán popular muy mexicano: se ahorran los centavos en las universidades públicas pero se gastan los pesos en los asuntos bélicos.


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