CRÍTICA A LA IMPOSICIÓN DE CRITERIOS CURRICULARES
Especialistas que imponen sus criterios ligados al poder
La corriente pedagógica que se encuentra en la base de la reformulación de los planes de estudio impuestos en la Universidad de Sonora, tiene derecho a desarrollarse como una línea de trabajo en condiciones de producir artículos susceptibles de ser enviados a revistas especializadas, ponencias para congresos, discusiones en mesas redondas, libros, etcétera.
A lo que no tienen derecho es a imponernos sus conceptos al resto de los universitarios, por el solo hecho de que se encuentran cerca de un grupo de poder, en el ámbito de una ley orgánica autoritaria.
Ocurre con estos especialistas lo mismo que con las corrientes económicas ligadas al neoliberalismo, que se impuso en el mundo porque así lo decidieron las élites participantes de lo que terminó siendo el consenso de Washington. Pero con los planes pedagógicos impuestos en la Universidad de Sonora sucederá lo mismo que con las bolsas de valores en septiembre de 2008.
La falta de seriedad científica en el documento acordado por el Colegio Académico
Los conceptos empeñados en el documento llamado: “Lineamientos Generales para un Modelo Curricular” no tienen respaldo cuantitativo que nos permita creer en sus afirmaciones, se lee, por ejemplo, que “Se elaboró un diagnóstico de la situación actual del modelo educativo y curricular de la Universidad de Sonora, y se analizaron los programas docentes que ofrece la Institución. ”, pero aunque se trata de decisiones importantes que vinieron a modificar todo el sistema de asignaturas y de créditos en los planes de estudio de todas las licenciaturas de la Universidad de Sonora, no se toman el cuidado de agregar las referencias correspondientes que nos permitan leer sus argumentos, conclusiones, métodos, etcétera, que nos den la oportunidad de revisar la credibilidad de sus afirmaciones. La mención genérica a documentos previos es insuficiente, obviamente, yo esperaría argumentos plan por plan, entre los cuales me gustaría saber cuándo y cómo abordaron el de la licenciatura en física y cuáles fueron sus conclusiones concretas.
En particular, cuando entre 2001 y 2004 circularon algunos de sus documentos, nunca recurrieron a estudios estadísticos que permitieran mostar la eficiencia o deficiencia de los planes de estudio, no identificaron variables medibles debidamente justificadas para diagnosticar un seguimiento de estudiantes y de egresados. Posiblemente, esta deficiencia documental podría deberse a una concepción metodológica de enfoque cualitativo, selección a la cual tienen derecho, siempre y cuando no pretendarn pasar de sus conclusiones a los hechos impuestos sobre la forma de trabajar de todos los universitarios.
Cuando se trata del qué hacer de todos los universitarios, tenemos derecho a intervenir para plantear nuestras propias posiciones y a oponernos, especialmente si con las decisiones impuestas inciden sobre el desempeño y el resultado de nuestro trabajo. En este sentido, puedo afirmar que sus conceptos distan mucho de ser convincentes y tienen un fuerte olor a afirmaciones desnudas, es decir, carentes de demostración que las arrope.
Pretender que debemos aceptar su paso a los hechos es una acción dictatorial que muestra ausencia de sentido pedagógico, especialmente cuando se trata de una universidad pública inmersa dentro del concepto latinoamericano de instituciones de educación superior autónomas.
No se trata de las universidades privadas que pueden encontrarse en los Estados Unidos, que pueden ser presbiterianas, católicas, etcétera, declarando desde su nombre un criterio al cual se tendrán que amoldar todos los participantes de ese proyecto educativo. En la Universidad de Sonora, se supone, existe autonomía en el sentido plasmado en la Constitución de la República.
La concepción cualitativa en la investigación no tiene por qué ser aceptada por los universitarios y sus consecuencias en la Universidad de Sonora tampoco.
La concepción cualitativa para la investigación en la disciplina social no es la única y tampoco cuenta con el consenso necesario para afirmar que es la mejor selección posible para llevar a cabo un estudio. Por el contrario, cuenta con severas críticas y es, desde mi punto de vista, una mutilación de una metodología más general para el estudio de los temas sociales.
El método cualitativo ha sido cuidadosamente estudiado, entre otros pensadores, por Manuel Campo Roldán (1), quien cuestiona los argumentos de los defensores de la metodología cualitativa y revisa los criterios de elección de los métodos cuantitativos y cualitativos planteando la conveniencia de trabajar con ambos en un proceso que él llama triangulación. Mismo que define como una combinación de métodos, entornos, grupos de estudio y perspectivas teóricas distintas para estudiar un sistema de hechos que ocurren.
En el mismo sentido Nélida F. Landreani, “afirma que “...cuando reiteradamente se habla de método cuantitativo (o cualitativo), en realidad se está haciendo referencia a procedimientos o tácticas específicamente cuantitativas (o cualitativas).” Entre otras críticas severas al método afirma que “... el empleo de una técnica cualitativa no implica un abordaje alternativo ni un enfoque metodológico diferente.” (2)
¿Por qué creerles? Es necesario que los universitarios tengamos acceso al seguimiento de los estudiantes y a datos duros.
En síntesis: los universitarios no podemos aceptar la ausencia de argumentos basados en la medición de variables bien definidas que respalden el presunto logro de los objetivos que han planteado en los lineamientos a que me he referido. Han adquirido el compromiso de fomentar el descubrimiento y la construcción (sic) de conocimiento en los estudiantes, centrarse en el estudiante y no en el maestro (declaración permanentemente sin sustancia), fomentar la colaboración interdisciplinaria e interdepartamental, inducir el trabajo en equipo de la planta académica y de los estudiantes, y promover la flexibilidad, movilidad y vinculación en el desarrollo del currículo.
Ya han empezado mal, no tienen números con los cuales comparar los resultados que han prometido, ya se han acumulado varias generaciones que han cursado el eje común y no se dispone de un plan de seguimiento al alcance de los maestros, que pueda ser revisado a detalle para saber si efectivamente sus metas se están alcanzando.
Fuera de las conocidas porras mutuas, no hay documentos convincentes en un sitio de Internet, donde el seguimiento de las presuntas diferencias pueda ser consultado.
Si no hay datos no tenemos por qué creerles, la credibilidad no puede ser gratuita. Menos ante universitarios que hemos sido formados para realizar investigación científica, misma que año tras año convalidamos con la práctica de nuestro propio trabajo.
Pretender que existe un método único para abordar el proceso de enseñanza-aprendizaje, es una vanidad que solamente ignora la enorme riqueza de problemas pedagógicos que enfrentamos. Como habré de abordar en la próxima aportación a mi blog, en el caso de la física existen esfuerzos serios, que no pretenden impresionarnos con el discurso, y que en cambio, estudian y tratan de superar retos específicos de nuestra ciencia.
Hay formas múltiples de enfrentar el problema de la enseñanza en física y los lineamientos impuestos desde el Colegio Académico de la Universidad de Sonora no sirven más que para declaraciones de rectores y vicerrectores. Francamente nos estorban porque absorben el tiempo de nuestros estudiantes, quienes están obligados a seguir un plan de estudios aprobado en 2006, extremadamente cargado de materias, sin tiempo para la reflexión y la maduración de conceptos que son fundamentales. A esto le pondremos números más adelante.
Referencias
(1) M. C. Campos Roldán, “El (falso) problema cuantitativo-cualitativo, Liberabit 13, (2007), pp. 5-18.
(2) Nélida F. Landreani “Métodos cuantitativos versus métodos cualitativos: Un falso dilema”, puede encontrarse en red con estos datos.
EL COLEGIO HERODES DE LA UNIVERSIDAD DE SONORA
Hace 4 días
No hay comentarios:
Publicar un comentario