Algunos recuerdos personales y
varios datos poco conocidos sobre el Apolo 11.
Imagen del Google Earth que muestra la parcela que sembrábamos.
Ya se parece al tango Caminito, de Carlos Gardel.
Contexto
familiar.
El 20 de
julio de 1969 nos encontrábamos mi hermano, mi papá y yo, en una parcela de
cinco hectáreas que se regaba (cuando llovía) con el agua de un pequeño arroyo que
nacía cerca de un cerro llamado “El Zacatoso”, a pocos kilómetros de allí.
Vivíamos a
75 kilómetros al sur de Hermosillo, siguiendo la línea del ferrocarril. Era un caserío llamado Estación Moreno, que fue fundado porque el tren movido con máquinas de vapor,necesitaba agua
disponible cada 25 o 30 kilómetros aproximadamente. Se había aprovechado que a 150 metros de la estación pasaba un arroyo con una cuenca más grande, y por consiguiente, con un manto acuífero aceptable para las necesidades de esas máquinas.
Desde
nuestra casa hasta la parcela que nos prestaban había un kilómetro de
distancia. La naturaleza era malvada con nosotros, pero no teníamos más opción
que insistir en sembrar, a sabiendas de que el fracaso era siempre lo más
probable.
Información básica sobre el sistema para volar de la Tierra a la Luna.
El método diseñado para alcanzar la Luna consistió en colocar todo el sistema en una órbita terrestre relativamente baja. A grandes rasgos, el proceso fue como sigue:
El despegue se inició el 16 de julio de 1969 y el APollo 11 tomó una órbita casi circular alrededor de la Tierra. Su perigeo era de 185 kilómetros y su apogeo de 190 kilómetros. Su periodo orbital era de 90 minutos.
Después de una órbita y media se encendió el tercer motor del sistema para cambiar la velocidad de 7.8 km/s a cerca de 10.8 km/s, tomando una nueva órbita que intersectaría con la Luna 76 horas después.
Una vez cerca de la Luna, el 19 de julio, se encendió el motor de la parte del sistema llamado "módulo de servicio" para cambiar la velocidad a 2.4 km/s respecto a la Luna. Los pasajeros eran tres astronautas.
Esta nueva órbita tenía forma de una elipse muy alargada, con 110 km de apolunio y sólo 15 kilómetros de perilunio.
A partir de este último punto se inició la maniobra conocida como "Powered Descent Initiation (PDI)", con sólo dos pasajeros a bordo del módulo lunar.
Algunos
detalles desconocidos sobre el vuelo del Apolo 11.
El año
1969 lo recuerdo por la casi nula lluvia que tuvimos y porque ese año ocurrió
el esperado vuelo que ahora estamos relatando con mucha brevedad. Era el Apolo 11, que hizo su alunizaje a la 1:17 de la tarde (hora de
Hermosillo) y el contacto a pie del astronauta Neil Amstrong a las 7:56 del 20
de julio.
Los
reportes históricos mencionan el 21 de julio, pero eso se debe a que el tiempo
oficial de la misión era la hora del meridiano de Greenwich, conocido también
como Tiempo Universal Coordinado.
En mi familia era tiempo de cierre de la siembra porque las lluvias solían iniciar a mediados de julio. Nos enteramos del alunizaje por las noticias del medio día y desde muy temprano nos habíamos llevado un radio de baterías que captaba las señales de onda larga de la amplitud modulada emitidas desde radiodifusoras comerciales en Guaymas, en Obregón y sobre todo desde Hermosillo. Así vivimos paso a paso la traducción al Español de la narración que se emitía en vivo. Era nuestro único medio disponible, pues nosotros no teníamos electricidad, y de hecho, en Estación Moreno nunca la hubo, a pesar de que a 300 metros de nuestra casa pasaba la línea de corriente que abastecía a Hermosillo. En las ciudades, en cambio, las familias se reunieron frente al televisor para presenciar el resultado de una hazaña tecnológica sin precedentes.
El módulo lunar en foto de la
NASA. Publicada en el New York Times.
Lo que
nunca nos contaron fue las vicisitudes que vivieron cuando intentaban colocar
el módulo lunar en la superficie:
En primer
lugar, la computadora a bordo de la pequeña nave falló, y en segundo, el sitio
designado para el aterrizaje estaba lleno de rocas y tenía un cráter, lo cual dio
lugar a que el piloto (Neil Amstrong) tuviera que manejar manualmente el módulo
para encontrar visualmente una alternativa mientras el combustible disponible
se acababa.
En el plan
original no estaban esas acciones y la improvisación llevó a tener que gastar el
combustible hasta un límite en el que ya no hubieran podido regresar si se
tardaban 30 segundos más en encontrar un sitio adecuado para el alunizaje.
El primer
sobresalto fue la sobrecarga de la computadora. Ésta era una máquina que se
llamaba Apollo Guidance Computer y en 1969 era un gran avance tecnológico. Su
memoria RAM era 2KB (kilobytes), su memoria fija (ROM) era 36 KB, la velocidad
de su reloj era 1 megahertz, tenía una velocidad de casi 85 mil
operaciones por segundo. Estaba en una caja de 24x30x12 centímetros y pesaba
cerca de 30 kilogramos.
Foto
encontrada en Wikipedia. A la izquierda la caja que albergaba la computadora
que se aprecia a la derecha.
Podemos darnos una idea de lo limitado de ese sistema si comparamos con la capacidad de cómputo de un celular moderno (año 2025), éste tiene una memoria RAM que es 4 millones de veces superior, memoria de almacenamiento que ya no se mide en kilobytes, sino en gigabytes y su peso es de 150 a 200 gramos
Cuando
faltaban 19 minutos para el alunizaje, se veía la superficie desde el módulo
lunar (llamado Eagle) y se encontraban a 15 mil 200 metros de altura sobre la
superficie con una velocidad horizontal de mil 600 metros por segundo, muy
similar a la velocidad que alcanza una bala de cañón moderna capaz de perforar
el blindaje de un tanque.
Cuando
empezaron el descenso se iniciaron las alarmas de la computadora, que mandaba
los códigos de error 1201 y 1202. Estos son:
1201:
Desbordamiento del ejecutor - sin conjuntos principales.
1202:
Desbordamiento del ejecutor - sin áreas VAC.
Se
referían a que la memoria era insuficiente y a que no había operaciones
prioritarias.
El error 1201 comunicaba sobre una inesperada
sobrecarga de la computadora y a que no podía asignar memoria de trabajo. Significaba
que tenía tantas tareas simultáneas que ya no podía encontrar
bloques disponibles de memoria para continuar procesando datos como normalmente
lo hacía.
El error
1202 se refería también a la sobrecarga de la computadora y a que no podía
asignar espacio temporal para cálculos. El problema era que estaba recibiendo
más datos de los que podía procesar y estos provenían de un radar que estaba
enviando información redundante.
Afortunadamente,
la computadora tenía un sistema de prioridades en el que eliminaba tareas
secundarias para dedicarse al procesamiento de las tareas críticas del
alunizaje y ésta fue la razón por la que, a pesar de las alarmas, la misión
pudo continuar hasta tener un alunizaje exitoso.
Interfase
de la computadora a bordo del módulo lunar Eagle.
Casi sin necesidad de agregarle mucho drama, el diálogo entre los astronautas y el centro de control en Houston sería propio de una película de Hollywood.
La alarma
del primer error fue dada por Edwin Eugene Aldrin (más conocido como Buzz
Aldrin), quien era el segundo de a bordo como piloto del módulo y controlaba la
computadora guía, proporcionaba listas de verificación, monitoreaba los
parámetros de navegación y supervisaba las alarmas.
Neil
Amstrong agregó: "Es un 1202".
Desde
Houston se repitió el mismo mensaje y se hizo saber que estaban revisando la
alarma.
Casi un
minuto y medio después Amstrong repitió. "Alarma de programa. Es un 1201”.
Menos de
10 segundos después se hizo saber que la misión continuaría.
Los
registros indican que la orden fue dada por el ingeniero controlador del vuelo.
Se llamaba Steve Bales, un joven de 26 años nacido en Iowa, quien basado en la
información proporcionada por su equipo de colaboradores, tomó la decisión de
no abortar la misión y continuar.
Prototipo
del módulo lógico de la computadora a bordo del Eagle.
Iniciaron la fase de desaceleración cuando faltaban 18 minutos para el alunizaje y 2 minutos después ajustaron la trayectoria.
Estaban a
10 kilómetros de la superficie cuando entraron de lleno en la fase de frenado.
A 5
kilómetros de altura iniciaron la fase de maniobra final, y cuando estaban a 2
kilómetros con 600 metros de la superficie, Amstrong empezó la búsqueda visual
del lugar para el alunizaje. El sitio seleccionado de antemano no era útil.
A la
altura de 1 kilómetro el vuelo pasó a ser completamente manual porque estaban
evitando cráteres porque la zona era demasiado escarpada y no
permitía el alunizaje.
A 400
metros de altura disminuyeron la velocidad vertical y a 300 metros se inició
una fase de desplazamiento lateral.
Faltando 3
minutos para el alunizaje empezaron el descenso final desde una altura de 100
metros sobre la superficie lunar en una región que sí era lo suficientemente plana.
A 60
metros confirmaron que el sitio era seguro y a 20 metros de altura se realizó
un movimiento vertical que se tomó 1 minuto hasta tocar la superficie. Habían
gastado tanto combustible que sólo les quedaba un margen de 30 segundos más de
operaciones de descenso. Un segundo más allá de eso implicaba que no tendrían
propulsión suficiente para el regreso hacia la cápsula que orbitaba la Luna.
El resto
de la historia es bien conocido. Hasta julio de 1969 Estados Unidos había
gastado 25 mil 400 millones de dólares de la época, que tenían un poder
adquisitivo 8.6 veces superior a la actual, lo cual nos dice que eran 220 mil millones de
dólares del año 2025.
Foto de Julio Saucedo. Tomada de su sitio de facebook.
Cuando
Neil Amstrong bajó a tocar la superficie y pronunció su famosa frase, para
nosotros hacía mucho que se había ocultado el Sol. En la parcela ya estábamos
en la oscuridad y habíamos terminado de construir unos bordos pequeños para
controlar el agua del arroyo (si llovía). La Luna estaba resplandeciente, casi
llena, e iluminaba el camino de regreso. Caminamos con el radio de batería en una mano, y
en la otra, una vara delgada y larga delante de nosotros para rascar el suelo y
prevenir la aparición de alguna víbora de cascabel. Al día siguiente sería Luna
llena.
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