lunes, 10 de agosto de 2009

QUINTA CRÍTICA AL PLAN DE ESTUDIOS DE LA LICENCIATURA EN FÍSICA DE LA UNIVERSIDAD DE SONORA

La investigación sobre del proceso de enseñanza-aprendizaje necesita ser concreta para tener éxito.

Alcanzar el éxito en el proceso de enseñanza-aprendizaje implica definir claramente el problema educativo a resolver, especificar cuándo se considera satisfactoriamente resuelto, y también, requiere exámenes concretos que permiten comparar con otros enfoques para demostrar cuantitativamente la superioridad del método utilizado.

I. Una analogía con las matemáticas

Una vez que se plantea un problema matemático, como un sistema de ecuaciones en derivadas parciales, por ejemplo, el primer avance para el estudio del tema es saber si la solución existe, el segundo se centra en saber si la solución es única, y el tercero consiste en encontrar al menos un método para obtener la solución.

En el caso de las ecuaciones diferenciales ordinarias con condiciones iniciales, que también tomo como ejemplo, se aprende que la solución puede ser única, siempre y cuando dichas condiciones iniciales estén especificadas. En cambio, el método para obtener la solución no es único y parte del tiempo dedicado al estudio de estas ecuaciones se invierte en el aprendizaje de métodos diferentes, que luego tenemos a nuestra disposición para escoger, pues su idoneidad depende del problema que se enfrenta.

Cuando tratamos con la ecuación de Schrodinger sabemos que la solución existe, pero la presencia de un potencial dependiente de la posición nos plantea un problema tan general que no se dispone de un método único para resolverla. Más aún, en ocasiones la solución solo puede ser encontrada por métodos aproximados.

En el caso de la relatividad general, las ecuaciones de campo de Einstein son, en general, diez ecuaciones no lineales y acopladas en derivadas parciales. No se conoce todo el árbol de soluciones posibles a pesar de que se han dedicado a éstas muchas décadas de trabajo de investigación.

II.El problema de la enseñanza-aprendizaje.

Cuando se trata del proceso de enseñanza- aprendizaje ocurre algo semejante. Una vez planteado el problema concreto, el primer punto en el cual convendría detenerse a reflexionar es el de saber si la solución existe. Obviamente, no puede haber un problema genérico con una solución genérica. Es necesario ser específicos, plantear un problema y delinear cuál debería ser el objetivo a alcanzar. El segundo punto se refiere a la unicidad de la solución, pero si en este ámbito se pretende una solución única, lo menos que se puede decir es que se trata de una actitud vanidosa, posiblemente complementada con una profunda ignorancia. El tercer punto se refiere a los métodos de solución, y estos seguramente serán muchos, como ocurre con las ecuaciones diferenciales mencionadas.

En el caso de la Universidad de Sonora, apoyándose en un sistema autoritario de ejercicio del poder, se ejerce un falso monopolio de la verdad y se impone un modelo curricular en el que el problema del proceso de enseñanza-aprendizaje tiene solución, es única y se obtiene con un método que también es único. Los poseedores de esa verdad han sido escogidos por la administración y han impuesto en el papel y en los planes de estudio una concepción que se presenta con expresiones en las que el verbo “debe” abunda.

La asignatura de “Nuevas tecnologías de la información y la comunicación” debe enseñarnos cómo debemos proceder los profesores para usarlas una vez que los alumnos han sido impregnados de sus conceptos. Otra asignatura “Estrategias para aprender a aprender” llevan la intención de enseñarle al estudiante cómo debe aprender. Y así sucesivamente.

III. El camino es imponer asignaturas y contenidos

En el mismo sentido, la alta jerarquía universitaria ha ordenado que el estudiante debe aprender los contenidos de una asignatura de nombre “Característica de la sociedad actual”, en la cual adquirirá imformación sobre su entorno y reflexionará sobre las tendencias de cambio vertiginoso que inciden sobre los ámbitos de la vida. Esta clase de frases que pretenden decirlo todo, terminan sin decir nada. En concreto, ¿no sería mejor una lista de asignaturas optativas con temas específicos? Abundaré en esto mediante ejemplos:

Después del crimen que llaman accidente, ocurrido el 5 de junio de 2009 en la bodega-guardería ABC, en Hermosillo, Sonora, una reportera entrevistó a un arquitecto sobre los materiales aislantes que se están usando. Éste contestó que no están prohibidos, conclusión inducida en el diario: “se vale seguir construyendo con ellos”.

El arquitecto tiene la obligación moral de estar actualizado (pero no lo está) y de saber que en mayo de 2008 se boletinó lo peligroso que es el poliuretano termoplástico, de modo que se recomienda el retiro de su uso en la construcción. ¿No sería aconsejable generar una asignatura optativa cuyo contenido temático permita analizar las implicaciones del uso de esos materiales peligrosos y la ausencia de moral de un profesional de la construcción que no lee los avances sobre el impacto en la salud de los nuevos materiales que usa?

Si sería aconsejable, pero no lo van a hacer, pues los profesores de la asignatura mencionada tienen un programa fijo y los estudiantes la ven como una obligación, como un obstáculo que hay que saltar, lo cual no genera una curiosidad intelectual, sino una soporífera carga que se debe soportar.

Segundo ejemplo, en septiembre de 2008 sorprendió la crisis económica a muchos gobiernos, incluido el mexicano, cuyo Secretario de Hacienda declaró que para México sólo sería un catarrito, los meses pasaron y el desastre nos alcanzó, ¿no sería saludable una asignatura optativa cuyo propósito fuera estudiar por qué surgió la crisis, con debates sobre las distintas concepciones del fenómeno, en la que divergen los defensores del sistema capitalista y los que lo condenan?

Si sería aconsejable, pero no hay espacio para esa clase de disquisiciones. Todos los planes de estudio están llenos de obligaciones.

Tercer y último ejemplo, sabemos que ocurrió un golpe de estado en Honduras y suponemos la existencia de intereses locales y externos. ¿No sería aconsejable una asignatura optativa cuyo propósito concreto consistiera en estudiar todos los aspectos económicos y sociales que giran en torno a este fenómeno?

Por supuesto: sería factible estudiar qué es el ALCA que los estadounidenses promueven, qué es el ALBA y el Grupo de Río, cómo tres o cuatro trasnacionales farmacéuticas dominan el mercado hondureño de medicinas y cuáles eran las medidas en contra que estaba tomando Manuel Zelaya.

Como asignaturas optativas, el estudiante podría leer sobre esos tres temas, entre muchos otros, reflexionaría cuál de ellos le interesa más, preguntaría por la historia de los profesores que las están ofreciendo, etcétera. Pero como la alta jerarquía ya decidió el nombre de la asignatura y la indicó como una obligación, prácticamente todo está decidido.

La solución sería tan simple como indicar que el estudiante tiene como requisito una cantidad X de créditos provenientes del área social, presentarle cada semestre la lista de opciones con maestros asignados y currícula de los mismos para que ellos deliberen sobre lo más interesante. Pero en lugar de este sistema simple de máxima libertad del estudiante, se dispone de un férreo esquema en el que alguien dicta qué es lo que se debe hacer

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1 comentario:

Anónimo dijo...
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