La desgracia de Haití
El 12 de enero de 2010 me enteré del terremoto de Haití en uno de los noticieros vespertinos que transmiten desde la Ciudad de México. Vale agregar que cuando en Hermosillo Sonora deseamos enterarnos de lo que ocurre en el mundo, necesitamos recurrir a los portales de Internet y a los noticieros de radio de la Ciudad de México, pues los noticieros locales son de pésima calidad, excepción hecha de los que emite Radio Bemba a las 12:00 horas de Hermosillo, y las 13:00 horas, también de cronómetro local.
La descripción de la dama que leía las noticias nos hizo saber, con notable claridad, que se trataba de una tragedia de grandes proporciones. Y como algunas personas sabemos, las desgracias en Haití son devastadoras, habida cuenta de que la pobreza de ese país no les permite construcciones que soporten grandes lluvias, ni grandes vientos. Ahora se trataba de un terremoto de 7.0 grados en la escala Richter.
Si se busca en youtube con la frase: “Un videoaficionado graba el terremoto en Haití”, se podrá observar 25 segundos de una secuencia de imágenes en las que la persona que tomó el video no logra mantener la cámara fija en una dirección, porque se encuentra sobre un terreno en movimiento.
Los noticieros estadounidenses, así como las fotos de la prensa escrita y la de los portales de Internet, se han esmerado en presentarnos la magnitud de la tragedia con cuerpos prensados debajo de grandes lozas. Piernas o medios cuerpos que apenas se distinguen debajo de los escombros, brazos salientes con manos inflamadas. El recato no existe, tampoco importa, al fin y al cabo son negros.
Lo primero que me pregunto es por qué no circularon esa clase de fotografías durante los acontecimientos de las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001, ¿nadie tomó fotos de los cuerpos estrellados en el suelo, cuando desesperados por el incendio algunos optaron por lanzarse al vacío?
Allí el recato les enseña que es aconsejable mostrar un poco de respeto por los muertos. En Haití no ha sido así.
Luego escuchamos las primeras declaraciones de la dama de hierro estadounidenses: Hillary Clinton, enviar soldados para garantizar la paz en Haití e impedir el pillaje. Mandan a la isla nada más 6 mil marines. Alemania, país inmensamente rico que ya se ufana de que está saliendo de la crisis, anunció de inmediato que “el viernes”, es decir, el 15 de enero, enviará ayuda por 1.5 millones de euros. Venezuela, mucho más pobre, envió 12 horas después una ayuda por 10 millones de dólares. Cuba, bloqueada y sin petróleo, tenía en Haití dos hospitales de campaña, que inmediatamente se dedicaron a tratar a los heridos.
Haití es el país más pobre de América, dicen los noticieros. Pero no nos dicen cómo fue que llegó a obtener tan triste logro. Recordaba que alguna vez había leído algo escrito por Eduardo Galeano sobre Haití, así que me puse a buscarlo hasta que lo encontré. Al final de esta contribución a mi blog está la dirección. Mientras tanto, hago un resumen del relato extraordinario de Eduardo Galeano sobre esa nación y le agrego algunos datos históricos que me encontré por allí.
En síntesis:
Haití fue el primer país en el mundo que abolió la esclavitud.
Fue el primero de la América no sajona que logró su independencia. Lo logró el 4 de enero de 1804, pero como escribe Galeano, nadie se enteró.
Enterado de la rebelión en Haití, Napoleón envió 50 barcos llenos de soldados a combatirlos, pero su ejército fue derrotado por los negros alzados.
Tras la victoria, los haitianos lograron su independencia y la liberación de los esclavos, pero también heredaron una deuda con Francia, que les cobró una indemnización gigantesca: 150 millones de francos oro, que según Galeano, equivalen a 21 700 millones de dólares de 2004, o lo que es lo mismo, 44 presupuestos anuales de Haití.
A cambio Francia reconoció al nuevo país, que en 1938 logró terminar de pagar esa deuda, con todo e intereses.
En 1816 llegó Bolívar a Haití. Iba derrotado, pidió ayuda y la recibió con la única condición de que liberara a los esclavos. Triunfante, Bolívar regaló una espada a los haitianos, pero no reconoció al país.
En 1915 llegaron los marines estadounidenses a Haití, pero no se fueron sino hasta 1934. Se apropiaron de las aduanas y de la oficina de recaudación de impuestos. Retuvieron el sueldo del presidente haitiano hasta que aceptó firmar la liquidación del Banco de la Nación, que así pasó a manos del Citibank, que lo convirtió en una de sus sucursales.
Los estadounidenses impusieron el trabajo forzado para las obras públicas, y cuando la rebelión apareció y creció, la reprimieron. Cuenta Galeano que al jefe guerrillero Charlemagne Péralte, lo clavaron en cruz en una puerta y lo exhibieron en una plaza pública para que sirviera de escarmiento.
El ejército estadounidenses se fue en 1934, pero dejó a una “guardia nacional”. Con una guarda nacional supuestamente apolítica, debidamente entrenada para dejar de ser nacionalista, llegó al poder Sténio Joseph Vincent, quien se encargó de concentrar en sus manos todos los hilos del control económico y político.
Vincent tenía la intención de reelegirse una vez más en 1941, pero la administración de Roosevelt lo disuadió para que se alejara del poder. Llegó entonces Elie Lescot, amigo personal del dictador Trujillo, de la República Dominicana. Lescot duró hasta 1946, cuando fue depuesto por una junta militar, que cedió el poder a un civil: Dumarsais Estimé.
La historia de Estimé es interesante, propuso la primera legislación haitiana sobre seguridad social, aunque nunca fue aprobada, impulsó el sistema escolar, respaldó la creación de cooperativas rurales, incrementó los salarios de los servidores públicos, pero nacionalizó la Standard Fruit, que controlaba la exportación del plátano. Una conspiración lo sacó del poder el 10 de mayo de 1950 y lo exhilió a Jamaica.
Después del cuartelazo militar ocupó la presidencia Paul Magloire, un anticomunista que era hijo de un general. Restauró el control de la elite mulata en Haití y fue permanentemente bien recibido por los gobiernos europeos y los estadounidenses. Gobernó hasta 1956 y fue sucedido por Joseph Nemours y por Pierre Louis, hasta que llegó Francois Duvalier en a1957, el famoso “Papa Doc”.
Papa Doc fue un dictador sanguinario como Trujillo en la República Dominicana, Batista en Cuba, o Somoza en Nicaragua. Supo manejar a los militares para asegurarse de que no le pasara lo mismo que a Estimé, con quien había sido Secretario de Trabajo.
En la siguiente imagen vemos a Francois Duvalier con Rockefeller:
Papa Doc, dejó en el poder a su hijo: Jean Claude Duvalier, conocido como “Baby Doc”, una especie de jigoló irresponsable que recibió el poder en 1971, a la muerte de su padre, gracias a que éste había modificado la constitución para ese fin.
Con Baby Doc continuó la rapiña, la desatención a las necesidades populares y el desorden que ahora conocemos en Haití. Mientras el se dedicaba a la vida disipada, dejó los asuntos administrativos en manos de Simone Ovid Duvalier, su madre. Tenía 20 años cuando recibió el poder.
Situado en una isla enmedio del Caribe, nadie creería que Haití es un desierto. Es la obra de los Duvalier, de la mano evidente de los estadounidenses, que preferían allí gobiernos anticomunistas, en un país llenos de negros y mulatos, demasiado cerca de Cuba.
La impericia y la frivolidad de Baby Doc terminó por preocupar a los estadounidenses, quienes en 1981, con la llegada al poder de Ronald Reagan, le retiraron los apoyos gubernamentales pretextando falta de respeto a los derechos humanos. Salió de Haití a bordo de un avión C-154 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
La inestabilidad social de Haití, después de los Duvalier, fue tal que con la salida de Baby Doc, se sucedieron 11 presidentes en Haití, uno de ellos, Jean Bertrand Aristide, fue depuesto en tres ocasiones. Según nos cuenta Eduardo Galeano, detrás de cada derrocamiento de Aristide estuvieron siempre los gobiernos de los Estados Unidos.
Como es de suponerse, también Haití quedó en manos de los expertos en economía del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Los gobiernos haitianos desmantelaron al Estado, desaparecieron los aranceles para las mercancías extranjeras, eliminaron los subsidios que protegían la producción nacional.
¿Resultado? Tanta disciplina no fue bien recibida: le negaron los créditos del exterior y convirtieron en balseros a los campesinos que cultivaban el arroz.
El 12 de enero de 2010 un temblor de 7.0 grados Richter destruyó la capital de Haití, antes habían pasado sobre la isla tres huracanes. Antes había estado la deuda con los franceses y la intervención de lo Estados Unidos.
Pero es mejor leer a Eduardo Galeano, vean “Los Pecados de Haití” en: http://www.sololiteratura.com/gal/indicearticulosgaleano.htm
EL COLEGIO HERODES DE LA UNIVERSIDAD DE SONORA
Hace 4 semanas
3 comentarios:
Gracias por esta clase de historia. Me gusta mucho tu BLOG.
Gracias por tan buena clase de historia. Me gusta mucho tu BLOG. Felicitaciones.
Mariangeles
Hola:
Muy interesante. He leído algunos libros de Galeano y leeré este artículo. Saludos desde el centro de España con una corrupción galopante
FZS
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