viernes, 12 de junio de 2020

De Wuhan a Corea del Sur (primeros casos de COVID-19 y un par de conclusiones)



Ésta es la segunda contribución al blog sobre la pandemia de COVID-19. Presentaré como la inactividad de las autoridades locales de Wuhan, más la cercanía del año nuevo chino, permitieron que algunos trabajadores coreanos que laboraban en esa ciudad viajaran a su país de origen. Se verá la facilidad con que este virus se contagia, y en especial, tengo interés en asentar dos conclusiones más, antes de explicar por qué pienso que la Universidad de Sonora será una fuente muy probable de rebrote. Esto último lo dejaré para la tercera contribución.

Los casos importados en Corea del Sur


Como está documentado, el primer caso del nuevo coronavirus se detectó en Corea del Sur el 20 de enero de 2020. Era el quinto día de la semana del 15 al 22 de enero que he señalado como crucial en Wuhan. Era una mujer china de 32 años de edad procedente de esa ciudad.

El segundo caso fue además el primer coreano infectado  que se detectó el día 23 en Corea del Sur. Se trató de un varón de 55 años de edad que regresó de Wuhan, donde trabajaba, y fue a una revisión por síntomas de gripa.

El 26 de enero apareció un tercer caso. Otro hombre coreano, de 54 años de edad. Este varón rentó un automóvil, visitó tres restaurantes, después un hotel, enseguida una tienda de conveniencia y al final se encontró con su familia antes de ser admitido en un hospital. Todos los sitios infectados que visitó fueron desinfectados después de que fue diagnosticado.

El 27 de enero se registró el cuarto caso. Otro hombre coreano procedente de Wuhan que arribó el 20 de enero y presentó síntomas el día 21.

El quinto caso fue detectado el 30 de enero. Un varón de 32 años de edad que trabajaba en Wuhan y estaba de regreso en su país por el año nuevo chino. Había llegado el 24 de enero.
El sexto caso fue una mujer coreana de 56 años de edad que resultó ser la primera persona que no tenía relación con Wuhan, pero había adquirido el virus cuando asistió a un restaurante con el tercer paciente

El 31 de enero se confirmó el séptimo caso. Un hombre coreano de 28 años que había regresado el 24 de enero de Wuhan, donde trabajaba. Presentó síntomas el 26 de enero y estaba ingresado en un hospital el día 28.
Calendario de los primeros casos en Corea del Sur hasta la aparición de la paciente 31
Para el 18 de febrero se habían detectado 30 casos en Corea del Sur. Todos estaban bajo atención y parecía que la cadena de contagios estaba controlada. Fue entonces cuando apareció en Daegu la paciente número 31, como se le conoce ahora en la prensa. Era una dama de 64 años de edad que había estado en contacto con personas procedentes de Wuhan. Resultó muy significativo porque a pesar de que sentía síntomas similares a los de una gripa, con fiebre muy alta, siguió atendiendo el servicio religioso de su devoción. Como se ha descrito en varias partes, realizó un viaje de ida y vuelta en un autobús junto con otros fieles de su misma creencia. Estuvieron juntos 50 minutos de ida y 50 de regreso. Con la consecuencia de que se contagiaron 23 personas que viajaban con ella. Además atendió una misa y una sesión de organización para la propagandización se la secta religiosa. El caso del autobús se narra, con apoyo de buenas figuras, en la siguiente liga de Internet:

De acuerdo a varias publicaciones, para el 19 de febrero había 70 casos y aparentemente todos estaban relacionados con la paciente número 31. Se estima que a partir de este momento las autoridades perdieron la capacidad de rastrear caso por caso, pero como veremos, ya había otras ramas de dispersión de la epidemia. Una de ellas iniciándose en Daegu.
Del caso de la paciente número 31 quiero destacar otra conclusión, además de la planteada en la primera contribución sobre este tema: los autobuses atestados, que mantienen a los pasajeros durante varias decenas de minutos, son fuente de contagio seguro y basta que sólo una persona con el virus este viajando allí.

Con la epidemia ramificándose revisamos el papel de los instructores de fitness


El caso que contaré ahora inicia con 5 instructores de danza tipo fitness que atendieron un taller sobre esta disciplina en Daegu el 15 de febrero. Para ese día el instructor A era todavía asintomático y presentó síntomas hasta el 18 de febrero. Había además los instructores que llamaremos C, D, E y F.
Del 21 al 28 de febrero, el instructor A impartió clases de danza tipo fitness en un espacio reducido y repleto de danzantes, generando más de veinte contagiados directos (primarios), mientras que estos infectaron después a más de 10 personas en contagio secundario.
El instructor C impartió sus clases en las mismas fechas, pero era una modalidad de yoga en un salón con un número mucho menor de personas (aparentemente 7) y en una actividad más relajada donde la respiración no necesita ser tan frecuente. Esto ha sido relacionado con el hecho de que el número de contagiados primarios y secundarios es del orden de la mitad de los que se le asignan al instructor A. Sin embargo, el instructor C sí infectó al instructor B, quien a su vez infectó a más personas.
Los instructores D, E y F tuvieron menos actividad e infectaron a menos personas, como se puede ver en el diagrama del artículo que se cita en la figura misma.
Figura tomada del artículo que se menciona en el texto.

Antes de que las aulas deportivas fueran cerradas, habían sido expuestas 217 personas en 12 instalaciones distintas y los instructores habían contagiado a 63 personas que incluían a sus familiares, además de los estudiantes. Los investigadores estudiaron 830 casos de contactos con los instructores e identificaron a 34 contagios de COVID-19 en un transmisión directa (primaria).
La tercera conclusión que busco destacar es que las clases en lugares cerrados son una fuente de contagio segura.









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